Empieza el trabajo

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Me levanto en una camilla, un poco mareada y con una vía intravenosa insertada en el cuello (la verdad que es un sitio bastante incomodo y doloroso) y manos.

Por el tubo que conecta la vía con la maquina discurre un liquido azul cobalto, que a decir verdad, me recuerda al jarabe de arándanos que tomaba de pequeña.

Al cabo de unos 10 minutos aparece por la puerta de cristal de la habitación un rostro que me produce mareo, el de Kyara Smith, pero a decir verdad no se porque le llamo así, si en realidad es mi madre.

Me fijo en su cara, de gesto etéreo, una mezcla poco definida entre seriedad y alegría.

Se me queda mirando a los ojos hasta que me suelta algo que me destroza el alma, -Tienes los mismos ojos que tu padre.

La última vez que vi a mi padre fue cuando tenía 23 años, hasta que murió debido a una infección en su pierna izquierda, mi madre se la llevaron mientras dormía.

Mi respuesta fue bastante borde y desagradable -Y por que le dejaste morir.

En ese momento veo como le cae una única lagrima por la mejilla izquierda.

 Pensé que se iría, pero lo primero que hace es sentarse al lado mía y cogerme mi mano derecha; en ese momento me dice, -Te necesitamos.

En ese momento siento la necesidad de ayudarles, así que mi cerebro sin que se lo ordene suelta:

-En cuanto me recupere os ayudare. 

Al cabo de unos minutos me doy cuenta de en lo que me acabo de meter.

LA CAÍDA DEL TRONODonde viven las historias. Descúbrelo ahora