En el suelo de Encelado.

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Han pasado sorprendente solo unas pocas horas desde que empece mi viaje espacial y ya estoy despierta, aunque todavía estoy un poco cansada.

Ya puedo ver la superficie de Encelado, que es muy blanca y con grandes lineas azules que pueden contener hielo, también puedo ver unos enormes geíseres de hielo y agua que salen de los polos de esta luna de Saturno.

Empiezo a descender  accionando el joystick de la nave, que tiene un aspecto muy semejante al de los aviones de la tierra.

Cuando estoy muy cerca de la superficie acciono los motores de aterrizaje, hacen muchísimo ruido y levantan una gran cantidad de polvo de hielo y polvo.

Es un lugar muy bello, pero me da la sensación de que si no hubiese aquí colonias yo no sobreviviría ni un solo día en completa soledad.

Legó el momento que llevo planeando tanto tiempo; descender a la superficie de Encelado y buscar a las colonias humanas para que me digan que tengo que hacer y por qué.

Pero antes me tengo que vestir con un traje especial debido a las bajísimas temperaturas de la superficie, que podrían congelarme en cuestión de pocos minutos. Otra razón es la composición de la atmósfera, que es completamente irrespirable debido a su composición,  91 % vapor de agua, 4% nitrógeno y el resto es dióxido de carbono.

Cuando termino de vestirme con el traje, (que es básicamente un traje de astronauta pero mucho más ergonómico, cómodo y ligero) abro la compuerta de salida de la nave, y de un salto aterrizo en la superficie levantado una gran nube de polvo que me ciega temporalmente.



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