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Finalmente, Aryagnis y su madre quedaron en que ella iría sola a Argentina, era posible, pues en Venezuela se le permitia a un menor viajar solo con autorización firmada de sus tutores legales o sus padres.

Asi fue, Aryagnis estuvo todo el viaje sola, lo que era mejor para ella ya que la gente le causaba ruido visual y fisico, tambien podría acostarse cómodamente sin molestar a nadie, en fin, ella veia mas pros que contras en esa situación. Solo en esa.

El viaje fue increíblemente agotador, era la primera vez que salía de su país y era solo por un regaño.

Apenas bajo del avion en capital, un auto la recogio en el aeropuerto y la llevo hasta aquel dichoso barrio.

Ella realmente no sabia nada del peligro que habia en ese lugar, pero que más da, si moria ahí dentro nadie que conozca se enteraría hasta dentro de cincuenta años.

El chófer tuvo la cortesía de llevarla mas alla de lo que se le habia pagado. Mientras pasaban por la calle habia un par de niños jugando futbol, algunas personas de aspecto cuestionable y un grupito de muchachos del barrio viendo el auto en el que se encontraba, era normal pues Aryagnis suponia que nunca habian visto un carro mínimamente lujoso en sus vidas.

Entre esos chicos habia uno que llamo específicamente su atención, tenia el cabello un poco largo, castaño, suponia que era mas alto que él con una camisa desgastada y unos shorts largos.

Miro por la ventana abierta e hicieron contacto visual, la mirada del chico realmente la intimido como nada lo habia hecho antes. Ni las palabras de la directora, ni los regaños de su madre, ni las amenazas de sus "amigas"

Llegaron al lugar y se bajo del auto, se dio media vuelta deseandole un feliz dia al chofer y quedo sola.

—Esta es la injusticia más grande que alguien puede vivir...— Dijo viendo el edificio donde ahora y por dos meses mas dormiría.

—Eu!— Escuchó a su lado.

Al voltear habia un hombre acercandose a ella. Aunque si era ingenua comparandola con el lugar, no era tonta, ella también habia crecido en un barrio, Petare se asemejaba mucho a ese lugar.  Aunque el estar en terreno desconocido hacia todo mas espeluznante.

con solo ver las paredes desgastadas, las balas en las esquinas mas escondidas y la pintura caida, sabia que no era un lugar muy seguro.

Dio un paso atras al tener al hombre cerca.

—vos sos la niña nueva no?

—Si? Creo?— Dijo dudando si la persona que tenia al frente la secuestraria, la violaria o ambas.

—Tomá, esta es tu llave— Dijo con el acento argentino mas marcado que habia escuchado nunca.

—Aja... Grácias— Tomo la llave con cautela.

El hombre le dio indicaciones de como llegar a su nuevo hogar y las siguio al pie de la letra.

Saco las llaves, abrio la puerta, y lo primero que dijo fue.

—Imposible.

No creía que ahora esta fuera su casa, un pequeño "apartamento" deteriorado sin años de mantenimiento.

—Imposible— Se repetia a si misma adentrandose cada vez mas en el lugar.

Lo unico que queria hacer despues del viaje era claramente dormir, pero al ver ese colchon sucio y roto prefirió desempacar, buscar algo en lo que pudiera recostarse un rato, tal vez se arreglaria un poco.

Estuvo horas moviendo cosas de aca para allá, ella sola remodelo por completo el lugar, aun parecía un nido de ratas, pero ahora estaba todo mas ordenado y prolijo.

Flor de Luto/Danilo Sánchez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora