Convoy of Nobles

Capítulo Unico

El imperio del Norte está dando la bienvenida a un grupo de cazadores de maridos, o más exactamente; el imperio no tiene más opción que dejar entrar en Kaer Morhen a un grupo de mujeres y algunos hombres que desean convertirse en el Consorte del Señor de la Guerra para mantener la paz. Los brujos no pueden ir a la guerra cada vez que algo no sale como ellos quieren, especialmente por un asunto tan "trivial". No han encontrado ninguna razón para rechazar la bienvenida a los aspirantes a consortes. Yennefer, Eskel y Vesemir han redactado una lista de expectativas que el Consorte del Señor de la Guerra debe cumplir, pero no es infalible y algunas expectativas no se pueden escribir para que no se usen en su contra. Entonces, volviendo al punto, hay nueve mujeres y dos hombres de diferentes reinos aquí, en el salón de Kaer Morhen. 

     Geralt está muy inquieto, pero lo oculta tras su habitual rostro ceñudo y su armadura negra con púas. Está sentado en el trono que apenas usa; el enorme medallón plateado con la cabeza de un lobo brilla como una corona detrás de su cabeza. A su derecha, se encuentra Eskel, su segundo al mando, también mirándolo fijamente y luciendo su armadura más puntiaguda. A su izquierda, Yennefer sonríe dulcemente a los recién llegados, luciendo un hermoso vestido. Vesemir está a su lado, luciendo una armadura más elegante de lo que normalmente usaría, mirando fijamente al grupo de humanos. Lambert está justo a la derecha de Eskel, burlándose con desdén. Los brujos que están de pie como guardias están ocultos en las sombras del salón porque la luz en Kaer Morhen es escasa y distante debido a los sentidos agudizados de los brujos. 
—Podéis presentaros ante el Lobo y exponer vuestros asuntos en Kaer Morhen —dice Eskel con frialdad.

Uno por uno, las mujeres y los hombres nobles dicen sus nombres y títulos. Eskel levanta una ceja ante el hecho de que varias princesas vinieron, así como dos hombres. Es inesperado que enviaran hombres, pero también revela lo que la gente fuera de Kaer Morhen piensa de los brujos... Que no son mejores que los animales, las bestias, similares a los monstruos que cazan y que se follarían a cualquier cosa sin importarles. ¿Por qué enviaron princesas cuando pensaron que todo lo que encontrarían era un final horrible? ¿Sus padres, sus reyes no se preocupan por ellos y solo quieren esta alianza a cualquier precio? ¿Los nobles tuvieron voz y voto? Por lo que parece y el olor detrás del miedo, la mayoría de ellos está aquí por su propia voluntad.  "Lo que significa", Piensa Eskel con amargura, "que todos quieren el título de consorte del hombre (brujo) más poderoso del Norte y que no les importa el "sacrificio" que tendrán que hacer para convertirse en dicho consorte... Es repugnante.

Se presentan por orden de rango. De repente, los olores de Yennefer y Geralt se intensifican al mismo tiempo cuando el segundo hombre se adelanta, vistiendo un elegante jubón de seda azul. Es alto y delgado, de cabello castaño claro con ojos azules y piel suave y soleada. Parece demasiado joven para haber sido enviado aquí como consorte de alguien que su Rey cree que es un monstruo. Y no huele a buena voluntad. Eskel se sorprende al notar que no está tan aterrorizado como el resto.
—Julian Alfred Pankratz, vizconde de Lettenhove de Redania — dice con voz suave y precisa. 

Eskel no tiene tiempo ni privacidad para preguntarle a Geralt o a Yennefer qué le pasa al vizconde. Los brujos ocultos están tensos por el extraño comportamiento, pero aún no hacen nada al respecto. Ese hombre, Julián, no huele mal. Es extraño.
"Hemos venido a Kaer Morhen con la esperanza de que el Señor de la Guerra del Norte, en su sabiduría, esté dispuesto a considerarnos como candidatas para convertirnos en su consorte“ Dice la cabeza del grupo.

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Antes de la primera cena, Yennefer acorrala a Jaskier cuando está solo. 
—Pequeña Flor — Saluda a los Brujos espías que están al acecho en torno a los extranjeros y a Jaskier. Les informa que esta no es como los demás nobles.
— Yenna — La sonrisa de Jaskier está al borde de lo falso.
— ¿Qué paso? — Pregunta cuando Jaskier no habla primero como solía hacerlo.
— ¿La montaña? — Respondé con una inclinación interrogativa y luego se encoge de hombros—. Supongo que fue por mis padres y el rey Vizimir…
— ¿Te quedarás? —