Era la mañana más soleada que había visto George en sus 22 años de edad, Nápoles le había recibido la noche anterior y la exhausta le hicieron tumbarse casi de inmediato sobre la cama que había sido tendida con anticipación, saltando cualquier deseo de explorar el lugar. Los sonidos del exterior le hicieron moverse con suavidad sobre sus pies delante hacía atrás, cerrando sus ojos y dejando que el sol le bañara la piel de tono asemejado al marfil.
La familia Russell eran dueños de una propiedad en Nápoles, una gran casa de verano con mucho verde a su alrededor y un estanque hecho de piedras para cualquiera que quisiera refrescarse, eran bendecidos por el estatus que poseían siendo amados y respetados por cualquiera del lugar. Edelina una dulce mujer que se hacía cargo de los detalles que estaban lejos de la vista de su unigenito George y su marido Caleb, este último se encargaba de suplir las necesidades de su núcleo a base de la empresa familiar.
El sonido de una campana proveniente del piso de abajo hizo que George abriera los ojos, era la señal de que el desayuno estaba servido, cogió la camiseta que había sacado de su maleta y le dió uso a esta para salir de la habitación e ir hasta el comedor (tratándose del patio, con una gran mesa y sillas veraniegas).
―¡Buongiorno, caro!―saludó su madre con alegría de verle nuevamente―¡Mi sei mancato così tanto!
(Buenos días, cariño. Te he extrañado tanto)George sonreía ante el saludo de su progenitora, durante su estancia en Francia había sido casi imposible mantener comunicación con sus progenitores (basándose solo en saludos y despedidas rápidas). Tomó asiento y antes de que pudiera tomar una manzana recién cortada, su progenitor le tiró con suavidad una servilleta de tela.
―¿La Francia ti ha fatto dimenticare le buone maniere?
(¿Francia te ha hecho olvidar tus modales?)―También te extrañé, padre―respondió el joven en un tono burlón tomando un trozo de manzana―Necesitaba la llegada del verano.
―¿Carrera difícil?―preguntó su padre dejando a un lado el periódico.
―Comienzo a creer que la literatura no es lo mío―bromeó.
―¡Contaduría lo es! Pero, te niegas, George.
George suspiró ante las palabras ajenas, sabía lo que se avecinaba (una extensa conversación sobre el futuro de la empresa familiar) casi de un trago se tomó el jugo de naranja que le habían preparado y con rapidez se levantó y tomó una manzana verde sin cortar.
―¡Nápoles me espera!―finalizó dejando a sus padres con el ceño fruncido debido al inaceptable comportamiento.
Piccolo le había preparado la bicicleta, luego de agradecerle se subió a ésta y se marchó de aquel lugar, había extrañado las calles de Nápoles, la suave brisa, el olor que indicaba que el verano había llegado, las personas con atuendos veraniegos y las amistades que había hecho allí.
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𝘜𝘯 𝘢𝘮𝘰𝘳 𝘥𝘦 𝘷𝘦𝘳𝘢𝘯𝘰 ˒ 𝘛𝘰𝘵𝘰 𝘞𝘰𝘭𝘧𝘧 ꜝ
Romance˒ 𝘚𝘶𝘮𝘮𝘦𝘳 𝘭𝘰𝘷𝘦 𝘯𝘦𝘷𝘦𝘳 𝘦𝘯𝘥𝘴, 𝘪𝘵 𝘫𝘶𝘴𝘵 𝘤𝘩𝘢𝘯𝘨𝘦𝘴 𝘱𝘭𝘢𝘤𝘦𝘴.˒ ꜝ