Esta es la historia de dos almas que se encontraron, se perdieron y se volvieron a encontrar en un laberinto de emociones, recuerdos y deseos. Una historia sobre la fragilidad del amor humano y la eterna lucha entre el deseo de recordar y el anhelo...
Me encontraba de vuelta en la estación del tren, había más sol y calidez por lo que ya no tiritaba del frío. Esperaba a que llegara el próximo tren, observando que el lugar se hallaba solo, o eso supuse. Observaba todo con calma y prudencia, sin embargo por el rabillo del ojo divisé una figura que se aproximaba hacia mi dirección. Voltee para observar y vaya sorpresa la que me lleve, era aquel chico lindo, al parecer también tomaría el tren. Hago como si no lo hubiese visto notándome desinteresada, observando otra parte como si fuese los más interesante del mundo, sintiendo como él se iba acercando poco a poco. Si, lo estaba evitando, pero en mi defensa me sentía terriblemente nerviosa y no quería que me notara, lo cual sabía a la perfección que era imposible.
Me aleje un poco dando vuelta sobre un poste pero seguía sintiendo su mirada sobre mi, lo observe brevemente y él me sonrió levantando su brazo derecho en forma de saludo, solo pude sonreírle haciendo un leve movimiento de manos respondiendo a su saludo, agache mi mirada.
Me sentía como una niña que huía de algo que le fascinara, movía mis piernas con ansiedad, quería irme ya.
Volví a mi posición original aun distraída, mas aquel individuo le parecía gracioso el hecho de que no quería verle e hizo un intento de juego, volviendo a saludarme en una especie de pose extraña, solo reí bajo y volví a saludarle con la mano.
El tren no tarda en llegar, por lo que me aproxime en subir en este de inmediato. Busque un lugar que tuviera libre el asiento junto a la ventana y me quedé ahí, con mi libreta en mano, haciendo un nuevo dibujo. Pintaba con sutilidad a mi nuevo personaje, su abrigo naranja, nada raro, solo vislumbraba aquel chico peli azul a unos cuantos asientos del mío.
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(fotografía e ilustración mía, quedo regular el montaje pero lo que vale es el intento xd)
Lleve mi vista hacia él para confirmar que me observaba con diversión, acomodando quien sabe que cosas en su mochila, al ver que no aparte mi vista de la suya se animó con una bonita sonrisa y comenzó a hablarme.
— ¡Hola!
Le observa con desconcierto y nerviosismo — ¿Disculpa?
— Solo, dije Hola – sonríe agitando su mano, manteniendo esa sonrisa en su rostro.
Formó un puchero con sus labios, luciendo adorable, levantándose de su asiento, aproximándose al mío. — ¿Y si me siento ahí? – señala el asiento que está frente a mi, estando aún de pie. Al ver que no le di respuesta opta por hacerlo de todas formas. Se giró para observarme.
— ¿A dónde vas? – pregunta observando lo que tengo en mis manos.
Sonrió. — Vuelvo a Daegu.
— ¿Enserio? ¡Yo también! — dice negando levemente mientras sonríe en grande.
