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Veterinaria

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Leo es un duende

Todo sucedió de manera rápida, Carlos había vestido de duende al pequeño Leo Leclerc por el simple hecho de ser diciembre y decir que se vería tierno con ese traje.

Si bien varios le dijieron que no aún así no les hizo caso y aplicó lo que le dio la gana.

Esperando por el dueño de Leo, quien se había salido de la veterinaria porque tuvo un llamada de emergencia de donde trabaja, Carlos dijo que lo mejor sería ponerle un aroma a pinos y canela.

─Te vez muy bonito Leo, vas a conquistar a muchas caninas.

"Obvio, yo siempre conquisto a quien se me cruce"

Cuál sería el resultado de un cachorro vestido de elfo con aroma a pinos navideños y canela? Claramente a una persona feliz encantado y adorado por ver a su hijo canino de esa manera.

El español andaba muy feliz en la recepción terminando de peinar al que, supuestamente él, sería próximamente su hijo perruno.

Por otro lado estaba Charles, a fuera de la veterinaria en la calle carnaby street hablando por teléfono con Max.

─Mierda Max, enserio lo siento, yo hablare con tus padres lo juro.

"─Pues más te vale cabrón que mis padres ya me amenazaron con que deje la cafetería"

─Si ya entendí, perdón, que Yuki se quede a cargo de la cafetería.

"─Esta bien ahorita le digo, luego me cuentas que tal con el chico que te estaba coqueteando─"

─Si claro, bye.

Colgó la llamada mientras se adentránba a la veterinaria, guardo su celular en el bolsillo del pantalón que traía y miro en frente suyo haciendo una cara de completa sorpresa ante lo que veían sus ojos.

Varios pensamientos de años anteriores llegaron a su cabeza, las lágrimas empezaron a acumularse en sus ojos hasta ya no soportar y hecharse a llorar por completo.

─Nunca pense... Nunca pense que un perro se pareciera mucho a Jules cuando se disfrazaba para Navidad─dijo entre su llanto pasando sus brazos por sus ojos para detener su lloradera─Lo siento, ni siquiera se porque te digo esto─volvió hablar pero esta vez riendo.

Carlos, quien al principio se puso feliz por ver al dueño de Leo, ahora estaba asustado por que ni el sabía que habia pasado en esos segundos.

Agarrando su celular pidiendo por ayuda o algún concejo de parte de sus compañeros e amigos fue que volvió a escuchar la voz del hermoso chico que había entrado y le había robado uno que otro suspiro.

Guardando el aparato que traía en manos se acercó al bello joven y lo abrazo aún teniendo a Leo en brazos, nunca espero o pensó que Charles le iba a corresponder aquel abrazo.

Carlos y Charles eran un lío ante lo que sucedía pero Leo era otra cosa, el solo se reía y daba pequeños ladridos al ver a su dueño y a su otro nuevo "dueño"

"Ya tengo un papá?"

─Lo siento mucho, estas cosas no me suelen pasar, Dios que vergonzoso─hablaba el monegasque agarrando a su cachorro que estaba bastante inquieto.

─Perdoname a mi, siento que yo te hice recordar algo malo cuando lo vesti así sin tu consentimiento─le respondió Carlos llevando sus manos a la mejillas del de ojos verdosos empezando a quitar esas pequeñas lágrimas que aún seguían brotando.

Charles, con un poco de sorpresa en su rostro, miro hacia arriba encontrándose aquella mirada del español viéndola con gran detalle, sus ojos cafes brillaban como los granos de café recien tostados, esas cejas remarcadas e incluso sus labios rojos y lastimados lo habían dejado boquiabierto.

Sentía que ya lo había visto, conocido e incluso convivido con el contrario pues no sentía ninguno tipo de incomodidad ante su tacto tan suave y gentil que logró calmarlo por unos minutos.

No supo que decir pues su mente estaba debatiéndose entre miles de cosas justo en ese preciso momento. La única forma que reacciono a su toque fue cuando Leo ladro y le gruño aún gato que venía pasando por la ventana.

"ENEMIGO A LA VISTA, PAPÁ AHÍ ESTÁ EL GATO ESE QUE TE ARAÑO"

El español dio dos pasos hacia atrás cuando se dio cuenta de lo que habia hecho, soltó una pequeña risa y luego se acercó al chico en frente suyo pasándole su número en un papel.

─Perdoname nuevamente por todo lo sucedido, luego te invitó un helado o lo que a ti te agrade.

Con pena y aún vergüenza tomó el papel y lo guardo en su bolsita del pantalón devolviéndole también la sonrisa Carlos.

─Bueno, estem, tengo que irme─murmura apenado Charles empezando a retroceder de poco en poco chocando con ciertas cosas─Lo siento─volvió a decir cuando casi tira algo─Hasta luego.

─Hasta luego─se despidió desde su lugar Carlos mirando con diversión al monegasco.

Se escucho la campana de la veterinaria dando a entender que ya había salido pero al cabo de unos segundos se volvió a escuchar.

─Eres bienvenido a la cafetería de Leo cuando quieras─le dijo con toda la emoción Charles a Carlos─Lo siento de nuevo, hasta luego─se cerro la puerta saliendo corriendo de ahí.

─Hasta luego... Charls.

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Last Christmas

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La magia de Navidad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora