El sabor de lo prohibido. (Lando Norris +18)

• El sabor de lo prohibido.

Lando separó mis piernas y se puso entre ellas... poco a poco fue entrando en mi.
Sus besos ahogaron mis gemidos, sus movimientos era  más rápidos, su cuerpo se dejaba llevar...

- ¿Puedo hacer lo que quiera contigo?- pregunto con una sonrisa en su rostro.

- Claro que puedes, para eso estás aquí.- Dije tratando de recuperar el aliento.

Me dio vuelta y con sus manos me tomó de la cintura dejándome apoyada sobre mis rodillas.

- Relájate y disfruta linda...- dijo mientras poco a poco iba entrando en mi nuevamente...

Ese hombre realmente era sorprendente.

- Lando... Lando por Dios no pares...- mis gemidos eran intensos y cada vez más fuertes...

- Me encanta que grites mi nombre.- dijo mientras aceleraba sus movimientos.

- Ay por Dios... Lando.. sigue sigue...- mi respiración estaba al borde de cortarse.

Me tomo de los brazos obligándoleme  a pegar mi espalda a su pecho mientras me penetraba con fuerza... sentí su respiración en mi oído y eso me llevó a la locura...

- Lando... Dios...- dije mientras notaba que el orgasmo estaba intensificándose.

- Me calienta demasiado escucharte decir mi nombre entre gemidos.- dijo mientras aceleraba más su ritmo...

De golpe todo explotó... sentí como todo su cuerpo se relajó... y como todo comenzaba a caer entre mis piernas...
Caí rendida en la cama. Lando cayó a mi lado mientras me miraba sudando y tratando de recuperar el aliento.

Nuestras miradas se cruzaron y ambos notamos el deseo del otro...

- Debes irte antes de que llegue Esteban.- dije mientras caía en la realidad...

- Si, pero quiero que esto se repita,  eres maravillosa.-

- Solo es cuestión de que esperes mi mensaje y todo se va a volver a repetir.- dije besandolo.

Lando agarró su ropa y se vistió, yo lo miraba, era increíble pensar que ese hombre me había hecho el amor con semejante locura.

- Espero que nuestro nuevo encuentro sea pronto linda.- dijo besandome con pasión.

Salio y yo fui a bañarme, me cambié y me acosté, no estoy segura de cuánto tiempo pasó hasta que dejé de recordar lo que acababa de vivir y me quedé profundamente dormida.