Capítulo 7: Reconciliación.

48 16 38
                                    

Llegué a la cafetería donde me reuniría con Valeria lo más pronto que pude.

- hola - saludé agitada y me senté en la misma mesa en la que estaba sentada Valeria.

- hola Annie ¿estás bien? -

- lo estoy, lo estoy, es solo que... - me quedé callada, no sabía que hacer, necesitaba y quería estar con Martin ahora pero temía que el ya no quisiera estar conmigo.

- ¿ha pasado algo? -

- Valeria...tu hermano no besó a Alicia y ella me hizo creer que si todo este tiempo - comenzé a llorar de nuevo.

- lo sabía, conozco a mi hermano, yo se que él te ama - dijo ella y pusó su mano en mi hombro mostrando apoyo.

- necesito estar con Martin -

- él también necesita estar contigo - sonrió.

- ¿aún me necesita? -

- porsupuesto Annie, todos los días te espera -

- ¿todavía quiere verme? -

- sí, no sabes lo mucho que te hecha de menos -

- ¿está en su casa? -

- sí, por cierto olvidaste de nuevo tus regalos, Martin los ha guardado en su habitación -

- oh cierto, gracias por conservarlos -

- si denada, ahora ve con Martin ¿que esperas? -

- ¿ahora? -

- ahora, sí -

- bien, nos vemos Val -

- nos vemos, suerte -

- gracias, adiós - me despedí de Valeria y salí del lugar.

Fui a la avenida principal y tomé un taxi hacia la casa de Martin.

Al llegar bajé del coche y caminé hacia la puerta de entrada.

Los nervios estaban invadiendo ni cuerpo, mis manos y mis piernas temblaban, no sabía lo que le diría a Martin cuando abriera esa puerta.

- hola Annie, Valeria no está, le avisaré que veniste -

- acabó de ver a Valeria, vine por...- hable tímidamente y antes de terminar lo que iba decir me interrumpió.

- ...por tus regalos, iré por ellos, espera un poco - no pude decir nada, simplemente me quedé estática.

Pensé en que decirle cuando regresará, no me iría así sin más, tenía que decírselo todo.

- aquí están todos, los metí en esta bolsa para que sea más fácil que te los lleves - dijo Martin gentilmente y me entregó una bolsa negra con todos los regalos dentro.

- gracias Martin, eres muy amable pero... - no pude seguir hablando, él se veía bastante bien, ya no se veía triste y desgastado como la última vez que lo vi, no es que no me alegrará verlo bien si no que tal vez él ya no me necesitaba, quizás aceptó que yo no le creía y siguió adelante.

- ¿no te los quieres llevar ahora?, puedo llevártelos cuando pasé por tu casa -

- no, no es eso, me los llevaré, ya los has guardado bastante -

-  entonces... ¿querías decirme algo? -

- sí, si - afirmé sintiendo un sentimiento de tranquilidad.

- ¿quieres hablar adentro? -

- si - le dije con una sonrisa.

- vamos adentro, pasa - dijo estirando su mano para que yo entrará primero, entré y sentí su mano en mi espalda baja, cada parte de mí se desmoronó tras su contacto.

- toma asiento Annie - me dijo y quitó su mano de mi espalda.

Me senté en el sofá y él se sentó en el sillón de enfrente, tomó distancia,¿porqué? ¿acaso no quiere estar cerca de mí?

- ¿porqué veniste hasta aquí? - preguntó directo con una mirada llena de curiosidad.

- viné a hablar contigo - respondí y noté que su mirada cambió.

- ¿de qué quieres hablar? ¿sucedió algo? -

- sí, leí los mensajes, Alicia me estuvo viendo la cara todo este tiempo, perdóname por no haber confiado en ti Martin, entiendo si tu ya no quieres estar conmigo y decidiste seguir adelante sin mi al ver lo aferrada que estaba a que me habías engañado - lo solté todo y las lágrimas volvieron a brotar, los ojos me dolían, había llorado todo el día.

Martin se paró y se sentó a mi lado.

- Annie... - dijo mi nombre y tomó mis manos con ternura, levanté la mirada y vi como sus ojos se fueron a mis labios.

- ...quiero estar contigo - dijo y me regaló una sonrisa.

Esas eran las palabras que necesitaba escuchar, sonreí feliz y le dije:

- entonces ¿aún me necesitas? -

- si Annie, siempre te necesitaré - dijo y dejó un beso en mis manos.

- ¿me perdonas? -

- no hay nada que perdonar pequeña - como extrañaba ese apodo.

- ¿podemos estar juntos de nuevo? -

- nunca nos separamos, el amor que sentimos nos mantuvo unidos siempre a pesar de la distancia -

- te amo Martin - le dije y mi mirada inconscientemente se fue a su boca, él hacía lo mismo, se notaba que hechabámos de menos besarnos.

- te amo Annie - dijo y se acercó lentamente a mi boca.

Entreabrí mis labios y los suyos se adentraron poco a poco entre los míos, me besó de una manera lenta y delicada, sus manos acariciaron mi cintura logrando estremecer cada parte de mi cuerpo, mis manos estaban quietas y paralizadas, solo podía concentrarme en el efecto que tenía su contacto en mí, terminé por fundirme en él y deleitar sus labios en ese beso.

SOLO TÚ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora