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Alastor no era el único que pasaba caliente.

—Maldito omega—gruñía el alfa, las atenciones que da a su miembro son rápidas y bruscas, imaginando que su mano era el agujero del responsable de su sueño húmedo.

Un sueño húmedo a sus veintisiete años, todo estaba mal. Comenzó esa mañana cuando se despertó con las sábanas mojadas y su miembro duro como roca por soñar que era un adolescente y su jodida vecina caliente lo invitaba a casa para tirarlo en el sofá, brincar sobre su pene y dejarlo seco por completo, una fantasía de un maratón sexual donde Alastor era el protagonista, Alastor era la vecina cachonda que buscaba ser follada por él. Fue el sueño más realista que había tenido, cerrando sus ojos podía ver cómo los ricos pechos de Alastor saltaban en su cara buscando atención, es como si fuese un recuerdo y no producto de su imaginación perversa.

Más pronto que tarde, el año escolar se había acabado y los dos padres rivales debían separarse por unos meses debido a las vacaciones, pero sus hijas tuvieron la idea en común de asistir a un campamento de verano donde sus amigos pasarían las vacaciones por lo que insistieron a sus padres ir.

Lucifer estuvo de acuerdo, siempre le gustaron los campamentos y había ido a unos cuando era niño, juegos, actividades al aire libre y hacer amigos sería lo mejor para su pequeña hija, claro que separarse de ella por unas semanas sería duro para su sensible corazón de padre. En cambio, Velvett tuvo que insistir mil veces a su padre para que le dejara ir, Alastor era muy cuidadoso y sobreprotector con ella y aunque amaba eso, a veces la hartaba.

Como último recurso, tuvo que recurrir a la herramienta de emergencia que es su otro padre, Vox, que tras la separación con su madre, se había recluido en el trabajo junto con su secretario Valentino que le caía bien porque le compraba helado.

Después de eso, Alastor no tuvo más remedio que llevar a su hija al condenado campamento no sin antes hablar con la encargada y cuando se despidió de pequeña Velvett no se olvidó de dejarle una pequeña caja con su número por si lo quería llamar, vitaminas, bloqueador solar, vendas entre más que se le hizo tan pesada la maleta que tambaleaba al caminar.

—Ah, crecen tan rápido, ¿no crees?— una voz familiar lo alertó, miró a un lado y ahí se encontraba Lucifer Morningstar

—Tu, alfa odioso— a pesar de no haber hecho nada no le impidió demostrar su enojo

—Ay, eso dolió, pensé que al estar de vacaciones terminaría nuestra rivalidad, afortunadamente no es así.

—Eso jamás terminaría, mi odio hacia usted es enorme como para disiparse en las vacaciones —empezó a caminar lejos del área donde los padres se despedían de sus hijos siendo seguido por Lucifer.

El Alfa siguió cual solado al Omega, que se sentó a esperar a que un taxi se detuviese para llevarlo de vuelta a casa

—¿No llegaste en carro?

—Una amiga hizo el favor de traerme, pronto conseguiré a alguien que me lleve.

—Eso es cierto, vamos, te llevo —Alastor lo miró con la ceja levantada buscando mentira o burla en su propuesta.

—Si lo propones, no creo que pueda negarlo, además quiero llegar a casa lo antes posible, hace mucho calor aquí

—Es la naturaleza, el sol y el calor es lo que siempre habrá —bromea, pero lo raro es que aún era temprano, el cielo estaba nublado y corría un leve viento helado.

Cosas de su imaginación

Ya estando en el auto, ambos estaban callados en silencio, Alastor estaba tenso y en momentos las fantasías que había tenido donde Lucifer participaba activamente aparecían siendo proyectadas en su cabeza. Era un sucio degenerado por pensar esas cosas teniéndolo a su lado.

Trata de huir de ellos mirando por la ventana, contando los árboles o viendo que tenía Lucifer en su auto. Encontró papeles en el suelo de su asiento, los recoge y mira como hay dibujos en ellos.

—Oh, no te preocupes por eso, Charlie venía pintando en la parte de atrás y antes de irme me los tiró aquí— explica el rubio con su mirada atenta en la carretera—estaba muy emocionada por ir, pero comenzó a llorar cuando me despedí de ella.

—Están muy lindos— Alastor sonríe revisando y poniendo en orden las hojas, las deja en el compartimento frente a él. Mira a Lucifer y se percató como la comisura de sus ojos estaban levemente rojas y levemente hinchadas—parece que Charlie no es la única que lloró

Se burla y la pálida piel del rubio adquiere un tono colorado

—Bueno, cosas de padre, es difícil — balbucea y se encoge en su asiento

—No te preocupes, si por mí fuese, no hubiese dejado a Velvett en ese lugar, estoy acostumbrado a tenerla en casa conmigo.

El hielo en ese auto parecía haberse descongelado, ambos padres pasaron hablando de sus hijas lo que restaba del camino a casa de Alastor que indicaba por dónde ir. Durante ese trayecto, Alastor pudo ver que Lucifer no era tan malo, bueno, no es que lo considerase malo, esa imagen de él había caído hacía mucho cuando lo vio realmente involucrado en la vida de su hija, en sus presentaciones, en sus festivales y días importantes en la escuela. Ahora era más cercano, ya no era solo la idea de Lucifer Morningstar, sino la de Lucifer, un padre algo irresponsable pero amoroso con su hija.

—¿No quieres pasar por algo para tomar?—ya habían llegado a su destino, Alastor se había bajado y Lucifer estaba a nada de arrancar el auto e irse pero vio cómo el pelirrojo regresaba con esa propuesta acompañada de una sonrisa amable que a Lucifer sorprendió, no podía rechazarlo.

La casa era enorme y a pesar de eso se sentía cálida y hogareña como toda casa debería ser. Miraba con atención las figuras artísticas y los grandes cuadros pintorescos que adornaban la casa, las plantas de diferentes tipos que rebosaban de vida a un lado de las ventanas. Su curiosidad también se centró en los portarretratos en la estancia que eran fotos familiares, Alastor y Velvett, solo Velvett y un hombre que no conocía y que tenía a la niña en sus brazos.

Supone que es el padre de la pequeña.

Por lo que sabe, Alastor está divorciado, aún así ver el rostro de ese hombre le causa molestia.

Como dijo Alastor, le invitó una copa de vino, estaba delicioso y era de una buena cosecha, algo que disfruta mucho. Después de eso, ambos quedaron en un silencio, las risas y la charla amena habían cesado y no sabía que estaban haciendo.

Lucifer se levantó del sofá y se dispuso a irse, se había puesto cómodo muy fácilmente frente al omega, tanto que se cruzó por su mente qué pasaría otra cosa, era mejor salir de ahí antes de llenar su cabeza con esas ideas sin razón. Estando en la puerta ambos se vieron, Alastor era un poco más alto que él, pero se veía indefenso por cómo lo miraba y sus mejillas estaban levemente pintadas de un color rojo opaco.

A la mierda, se arrepentiría después

:p

𝘿𝙤 𝙄 𝙬𝙖𝙣𝙣𝙖 𝙠𝙣𝙤𝙬 ; APPLERADIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora