El día cero
- A veces pienso en eso como el día cero. Fue.... -Respiré profundo- el día que desperté.
- ¿Qué pasó ese día? -La voz del señor Watkins fue cálida, pero sus palabras eran frías- ¿Nos puede contar lo que recuerda?
- Hmm... es difícil, la verdad. Recuerdo que en mis sueños veía a una chica... una chica hermosa, pero su rostro era borroso, como si estuviera cubierta por una niebla espesa. Vi luces también, luces que parpadeaban en colores rojos, azules, y blancos. Esos pitidos... eran rápidos, constantes, como si marcaran el ritmo de algo importante. Luego... todo se desvaneció y... -Ahí empezó todo- Cuando volví a abrir los ojos, desperté en un hospital.
- ¿Qué tipo de hospital?
- No lo sé con exactitud, es complicado de describir. Era... diferente, de algún modo. Todo se sentía tan irreal, ni siquiera sabía si estaba despierta o si seguía soñando.
...
En algún lugar, hace algún tiempo...
Desde que el primer momento que pude sentir mi cuerpo, tan débil y pesado, un escalofrío recorrió cada parte por él.
Estaba demasiado asustada, ahí en esa cama. Me sentí tan ligera, pero no en el buen sentido, no. Era como esas veces en las que tienes sueños extraños y lo único que puedes hacer es mover tus ojos. Fue como una prisión, estar atrapada dentro de mi misma, y por alguna extraña razón, el sentimiento fue muy familiar.
La luz de esa lámpara me cegaba y tampoco pude siquiera levantar mi brazo para taparme. La sensación era muy desesperante, lloraba muy agitada y no sabía que hacer. Sentí una soledad tan profunda que parecía corroerme por dentro.
En ese momento pensé "¿En dónde rayos estoy?". La duda parecía eterna. Solo grité tan fuerte como pude, y no fue a propósito, solo salió de mí. Poco después, una enfermera apareció, aunque parecía más interesada en las máquinas a mi alrededor que en mí.
- Ayúdame, por favor... -Mi voz apenas se pudo escuchar- ¿Hola?
La enfermera ni siquiera me miró, y se fue. Antes de ello, la vi inyectar algo en un suero que supuse estaba conectado a mi. Entonces, ¿eso era un hospital?
- ¿Erika? -Escuché una voz- ¡Despertaste!
Fue ahí cuando me percaté que no tenía ni la más mínima idea de nada. Mi mente estaba totalmente en blanco que me aterró no recordar absolutamente nada. Lo único que pensé en el instante es que mi nombre era ese, Erika, y por ende, soy una niña.
- ¡Tengo que verla! -La voz se escuchaba muy desesperada- ¡Déjeme ir a verla! ¡Es mi-!
Me pareció reconocer esa voz, sin embargo, aún no tenía idea ni de quién era yo, ni de quién era la voz. Escuché como se cerró una puerta, y entonces dejó de sonar. No quería que se callara, pero mi cuerpo no iba a responder por más que intentara. Estaba tan desesperada que comencé a llorar de impotencia una vez más.
Fue ahí cuando él me habló por primera vez.
- ¡Oye! -Su voz sonó cálida- Me preguntaba si algún día ibas a despertar.
Había un chico en una camilla cerca de mi, estábamos separados por una cortina. No tuve fuerzas para pronunciar palabras, pero oírlo fue muy calmante, quizás porque me sentía muy asustada en ese momento y creí que estaba sola.
- No, está bien, no te esfuerces -Él trataba de mantenerme cuerda- Al parecer perdiste mucha sangre después de tu operación.
¿Operación?
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Erika, no él
Teen Fiction"¿Quién dice que no soy un engendro?" Erika despierta de un largo y profundo sueño, pero lo primero que siente no es alivio. Algo no cuadra. Los rostros que ve, las voces que escucha, parecen familiares, pero no logran disipar la sensación de que al...