7.

196 36 4
                                    

Bakugou estaba en su habitación, preparando una pequeña maleta para la misión rápida que tendría que realizar un poco lejos de casa. Tiró algunas ropas y artículos esenciales dentro de la maleta, pero su corazón estaba pesado. Cada prenda de ropa que doblaba parecía pesar más que la anterior.

― Maldita sea ― murmuró con rabia. ― ¿Por qué justo ahora? ―

No le gustaba la idea de ir, y esa insatisfacción se reflejaba en sus movimientos bruscos e irritados. Su alfa interior estaba en alerta máxima, sin querer alejarse de su omega. Katsuki sabía que el celo de Shoto estaba comenzando, y eso solo aumentaba la ansiedad y la sensación de protección que sentía.

Su alfa quería estar cerca, cuidar de Shoto y asegurar que estuviera seguro y cómodo. Pero la realidad era implacable, y sabía que no tenía más remedio que cumplir con su deber como héroe. La idea de dejar a Shoto solo durante este período era insoportable, y la preocupación apretaba su pecho como un puño de hierro.

Katsuki bufó, cerrando la maleta con un cierre rápido. 

― Mierda ― murmuró para sí mismo, pasando la mano por su cabello rubio. ― ¿Por qué ahora? ―

Sabía que estaba siendo irracional, pero a su alfa interior no le importaba. Cada instinto en su cuerpo gritaba que se quedara, que protegiera a su omega. Pero, como héroe, tenía un deber que cumplir.

Katsuki sabía que Shoto se quejaría si decidía no ir. Se odiaba a sí mismo, se odiaba por haber cedido tan rápidamente a la insistencia de Shoto. Cada fibra de su ser gritaba para que se quedara y cuidara de su omega, pero ahí estaba, a punto de salir en una misión que no quería hacer.

― Mierda ― murmuró para sí mismo, los ojos fijos en la maleta. ― ¿Por qué cedí tan fácil? ―

Se maldijo repetidamente, sintiendo la frustración hervir dentro de él. 

Shoto entró en la habitación, sus feromonas un poco inestables, lo cual era normal dado el estado emocional y físico en el que se encontraba. Katsuki sintió la ola de emociones de Shoto, lo que solo aumentó su propia irritación.

― Deja de quejarte y vete ya ― dijo Shoto, su voz suave pero firme. ― Vas a llegar tarde a tu encuentro con tu equipo ―

Katsuki bufó, volviéndose para mirar a Shoto. ― ¿Crees que es así de fácil? ¿Que puedo simplemente irme y dejarte aquí, en este estado? ―

Shoto dio un paso adelante, sus ojos heterocromáticos reflejando su seriedad. ― No soy un niño. Sé cuidarme. Vete y haz tu trabajo, estaré aquí cuando vuelvas ― Katsuki desvió la mirada, claramente frustrado.

― Mi alfa está inquieto. No quiere dejarte y yo tampoco ―

― Lo entiendo. Mi omega te necesita, y está muy inquieto, después voy anidar, pero es algo normal, estoy en celo y tú eres mi alfa. Es normal ― Shoto llevó la mano hasta el rostro de Katsuki y acarició levemente su mejilla, luego frunció el ceño ― Ahora ve a la misión antes de que te tire de la oreja ―

Katsuki bajó la maleta de la cama y caminó hacia la puerta, llevándola consigo. Shoto soltó una pequeña risa y lo siguió. Sabía que un tirón de oreja siempre hacía que Katsuki hiciera las cosas por él.

Cuando llegaron a la puerta, Katsuki se detuvo y se volvió para mirar a su omega. Shoto sabía que iba a empezar a hablar de nuevo, así que cruzó los brazos y habló primero, antes de que su alfa pudiera decir algo.

― Estaré bien ― dijo Shoto, tratando de sonar convincente.

Katsuki sacudió la cabeza, la preocupación transparente en su voz. ― Si pasa algo, me llamas. No dudes ni por un puto segundo, ¿entendido? ―

Shoto asintió lentamente, sus ojos nunca dejando los de Katsuki. ― Ya entendí. Estaré bien ― repitió, tratando de calmar al alfa.

Katsuki dio un paso adelante, acercándose a Shoto. ― Y no tomes esos medicamentos en exceso. Sabes lo que puede pasar si exageras ―

Shoto suspiró, una sonrisa cansada formándose en sus labios. ― Lo sé, prometo que me cuidaré ―

Katsuki frunció el ceño, la preocupación aún evidente en su expresión. ― Te llamaré cada vez que pueda ―

Shoto abrió los ojos con incredulidad e irritación. ― No es necesa... ―

Katsuki levantó una mano, interrumpiéndolo. ― Cállate, bastardo. Sí es necesario. Quiero asegurarme de que estás bien. Y así me sentiré más tranquilo. Y más vale que atiendas las malditas llamadas o me volveré loco ―

Shoto cerró los ojos por un momento, respirando hondo antes de abrirlos nuevamente. ― Está bien ― dijo suavemente ― Si eso te hace sentir mejor, lo aceptaré ―

Katsuki bufó y lo atrajo más cerca, sus ojos fijos en los de Shoto. ― Te amo, joder. Si no me obedeces y no te cuidas, te juro que te mataré ―

Shoto rió levemente, una sonrisa jugando en sus labios. ― Estos tres días pasarán rápido. Y cuando vuelvas, disfrutaremos de mi celo juntos ―

Katsuki soltó un suspiro, la tensión disminuyendo un poco al escuchar las palabras tranquilizadoras de Shoto. Se separó de él, pero no sin antes sujetar el rostro de Shoto con sus manos firmes, atrayéndolo para un beso. Sus labios se encontraron, y por un momento, todo el miedo y la preocupación desaparecieron, reemplazados solo por el amor profundo que compartían.

Cuando se separaron, Katsuki miró profundamente a los ojos de Shoto, la intensidad de su mirada transmitiendo todo lo que sentía. ― Cuídate ― murmuró, su voz más suave ahora. ― Volveré antes de que te des cuenta ―

Shoto asintió, sus dedos acariciando suavemente las manos de Katsuki que aún sujetaban su rostro. ― Lo prometo ―

Katsuki dio un último beso rápido en la frente de Shoto antes de finalmente soltar sus manos y recoger la maleta nuevamente. Dio un paso atrás, observando a Shoto con una mirada protectora y determinada. ― Hasta luego, mitad-mitad ― dijo, antes de darse la vuelta y salir por la puerta.

Después de que Katsuki se fue, Shoto se quedó parado en la puerta por unos segundos, observando el espacio vacío donde había estado su alfa. Soltando un suspiro largo, cerró la puerta con un clic suave y se dio la vuelta, caminando lentamente hacia las escaleras.

Cuando llegó al inicio de las escaleras, Shoto puso la mano en el pasamanos y comenzó a subir, sintiendo la necesidad de anidar en la ropa que su alfa había dejado con su aroma. El deseo de hacer un nido era más fuerte que nunca y anhelaba a su alfa, que acababa de irse. Estaba a medio camino cuando su teléfono comenzó a sonar. Parando abruptamente, sacó el celular del bolsillo y vio el nombre de Katsuki parpadeando en la pantalla.

Revolvió los ojos, una pequeña sonrisa formándose en sus labios, y atendió la llamada. ― ¿Hablas en serio? ― dijo, un toque de exasperación cariñosa en la voz.

Al otro lado de la línea, Katsuki se rió, el sonido familiar y reconfortante. ― Claro que estoy hablando en serio, bastardo. Dije que llamaría, ¿no? ¿Acaso no me escuchas? ―

Shoto suspiró, pero había calidez en su tono. ― Apenas has salido de casa, Katsuki ―

― No importa. Solo quería asegurarme de que no te hayas tomado un frasco entero de medicamentos en cuanto me fui ―

― No he tomado ningún medicamento ― respondió Shoto, comenzando a subir las escaleras nuevamente. ― De hecho, todavía estoy subiendo las escaleras ―

― Bien. Y no olvides comer algo. No sirve de nada tomar medicamentos con el estómago vacío ―

― Sí, ya entendí ― dijo Shoto, abriendo la puerta del cuarto y entrando. Se sentó en el borde de la cama, sintiéndose un poco más aliviado solo de escuchar la voz de Katsuki.

Serendipia [ BakuTodo ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora