Capítulo 5

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Pasajeros del vuelo BAW269 con destino a Londres favor de abordar por la puerta 2.

La voz de una mujer resonó por los altavoces y  los pasajeros comenzaron a formarse delante de las puertas de abordaje. Solté un enorme suspiro, tomé mi bolso y saqué el pasaporte.

—Que tengas un buen viaje —dijo la señora que perforó mi boleto.

 Y colocó un sello en mi pasaporte.

—Lo dudo —murmuré.

De reojo vi a mi madre y a Tom riendo y abrazándose.

Al entrar, busqué con la mirada el asiento B18. Como mi madre había comprado muy tarde los boletos, por fortuna nos tocaría en asientos separados. Así que podría disponer de unas cuantas horas lejos de ellos.

—Tranquila, Emma —la voz de James me sacó de mis pensamientos— Todo va a salir bien.

Asentí lentamente.

No quería volver a tener una discusión con mi hermano como la que habíamos tenido en Navidad. 

James acomodó nuestro equipaje de mano en los compartimentos superiores y se sentó a mi lado. Yo elegí el asiento que estaba pegado a la ventanilla y miré por última vez el hermoso paisaje de mi país. De ahora en adelante siempre sería lo último que vería de él.

El vuelo duró dos horas con veinte minutos, y llegamos a las seis de la tarde al aeropuerto de Londres Heathrow. Al salir, noté que ya estaba oscureciendo. 

Genial, pensé con sarcasmo.

Me quedarían sólo tres horas para poder empacar todo y despedirme. 

Tomamos un taxi y llegamos a la casa en la que había vivido el último año. Abrí de mala gana la puerta del auto y antes de que pudiera salir del todo, me sobresaltó sentir que alguien o algo me tacleaba. 

A continuación sentí un fuerte abrazo seguido de miles de palabras que no comprendía del todo.

—¡Emma, te extrañé tanto! En serio, no te vuelvas a ir tanto tiempo ¡Moría por contarte todo lo que me pasó en Australia! Ni te imaginas.

Un marcado acento inglés comenzó a perforar mis oídos.

—¿Amber? —logré articular sin aliento.

—¿Qué? —dijo apartándose.

—¡Me aplastas! —exclamé sin poder ocultar la sonrisa que comenzaba a aflorar en mis labios.

—Lo siento —se rio—, me ganó la emoción.

Los ojos verdes de Amber estaban resplandecientes. Al parecer el haber ido de vacaciones a Australia le había dado un brillo nuevo a su rostro, haciendo que sus innumerables pecas resaltaran aún más. 

Pero no sólo eso, su largo cabello rubio ahora tenía mechones de color rosa. Quizás yo también podría intentar algo nuevo con mi cabello. Siempre lo había llevado corto al estilo de Alice Cullen de Crepúsculo.

—Hola, Amber —saludó James— Bonito cabello.

Mi amiga se puso roja como un tomate.  Incluso se podía sentir el calor desprendiéndose de sus orejas.

—Gracias —balbuceó.

James le dedicó una sonrisa y despareció en el interior de nuestra casa. 

—¿Estuviste esperándome aquí todo el día? —pregunté para sacarla de su bochorno.

Siempre había sospechado que a Amber le gustaba mi hermano, sólo que nunca le había preguntado directamente, y ella parecía renuente a confesarlo.

My RockGodTastic IncidentDonde viven las historias. Descúbrelo ahora