En un mundo tan similar como el nuestro pero en una época más antigua, similar a la Era Industrial, con sus naciones, sus pueblos llanos, obreros, dirigentes, nobles, industrias y culturas, transcurre la vida con la normalidad. Pero la diferencia reside en la existencia de una sociedad paralela, una sociedad oculta. En las sombras y las noches del mundo se mueven seres de insaciable apetito y aspiraciones igual de mezquinas que las humanas pero con intenciones aún más negras.
Cualquier ser ajeno a lo que denominaríamos 'ser humano' vive, demonios, súcubos, necrófagos, leviatanes . . . y más seres que solo las mentes más creativas pueden llegar a imaginar. Pero ya solo viven en los cuentos para asustar a los niños, o eso es lo que piensa la mayoría.
En las lejanías de los pueblos y donde no llegan las recién nacidas luces eléctricas habitan y esperan el paso equivocado de algún incauto que merodee fuera de la luz del sol.
Desde antes de que la humanidad tuviera uso de razón ya existían ellos, como animales, como nosotros. El enriquecimiento del humano los sepultó a la sombra de estos, pero no a la desaparición. En otras eras, más antiguas, los humanos comunes eran conocedores de ellos. Brujas, magos, reyes y hambrientos de poder y riqueza contactaban con ellos y acordaban lo que les pidiesen por sus apoyos.
Cuando la vida del humano era insostenible más allá de sus paredes y sus murallas a causa de estos 'inhumanos' nació la Orden de las Penitencias en estos tiempos de malos presagios y largas noches. Antiguamente obsequiados con el favor de los poderosos en busca de su protección hoy forman parte de las mismas sombras que combaten. El nacimiento de imperios globales y fábricas capaces de crear cualquier cosa que mejore la vida humana, ha provocado que se olvide su existencia, quedando reducidos junto a los monstruos que persiguen a pura mitología y paganismo según la fe del lugar, pero aún al servicio de la humanidad.
El mundo piensa que ya no se rige por la magia ni el ocultismo. El humano ha sustituido los embrujos por eruditos y estudiosos, aunque antiguos estamentos de las naciones aún los mantengan en sus constituciones como quien menciona a Dios ante la Ley.
Las sombras son beneficiosas, si la humanidad ya no cree en monstruos ya no los necesita en su día, disminuyendo las actividades mágicas a puro espectáculo circense barato. Pero también cubre los crímenes de los monstruos, pues quién pensará que a su vecino lo decapitó un necrófago cuando "lo más seguro es que haya sido un loco desquiciado".
Los penitentes, quienes sirven a la Orden, han perdido su influencia, más no su poder para acabar con el mal, pero al contrario que en siglos pasados ahora su secretismo es su principal baza. Los humanos deben seguir sin recordar su existencia, pues si renacen en el conocimiento popular, también lo harán los inhumanos, quienes sirven a la destrucción.
Un crimen despierta a los vecinos de los barrios occidentales de la creciente ciudad de Grandá, ciudad que está viendo su población duplicarse cada década gracias a su explosiva industria. El chico asesinado muestra una serie de marcas que la policía local es incapaz de averiguar su origen, y el estado del cuerpo incomprensible para la medicina moderna. Entonces, entre los mandos de la comisaria en los libros más antiguos resuena la palabra "penitentes". Hombres y mujeres que encontrarían el origen de lo sucedido.
La noticia llegó antes de que la policía empezase a buscar quiénes son. Los Hermanos Penitentes: Tatus y Prinus, seleccionados junto a la aprendiz Justiciante, Felegrid, son los encomendados con la tarea de investigar este caso antes de que el revuelo y el morbo de un crimen irresoluble despierte las miradas curiosas de los humanos.
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Crimen en Grandá
FantasyEn pleno surgimiento de la industrialización en el sur de una nación rural, la Orden de Penitencia encomienda la investigación de un asesinato cometido con herramientas inhumanas en la ciudad de Granda. Esta ha sido asignada a dos hermanos penitent...