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Nasiens no sabía qué sentir. Todo lo que sucedía a su alrededor parecía un sueño. Percival, su leal amigo y el héroe que lo había salvado innumerables veces, se encontraba a su lado. Despierto y fuera del coma en el que se había encontrado durante los dos años anteriores.
Por más sorpresivo que fuera verlo despierto después de tanto tiempo, la presencia de Percival era a la vez reconfortante y tranquilizadora para Nasiens, quien había anhelado ese preciso momento desde hace mucho. Podría ser que hubiera tomado más tiempo del que hubiera deseado, pero por fin estaba junto a su héroe de una vez por todas. Y nadie iba a evitar que siguiera siendo así.
Lo más reconfortante de toda esta situación, aunque quizás egoísta, era el motivo del despertar de Percival: había despertado para protegerlo a él, precisamente a todas las personas. Nasiens siempre supo que Percival lo veía como un gran amigo y alguien muy especial, pero nunca había comprendido completamente la profundidad de sus sentimientos.
Sin embargo, como sus propios sentimientos aún no estaban claros, comprender los de los demás parecía imposible.
Ah, no quería pensar en eso. Cuanto más pensaba en sus sentimientos, más difícil se hacía comprenderlos, lo que hacía aún más difícil determinar si terminaría siendo un niño o una niña.
La confusión e incertidumbre sobre su género era un dolor de cabeza constante para Nasiens. Y en gran medida su querido Percival era el causante de ello. En realidad, no era culpa de Percival, pero si Nasiens pudiera aclarar sus sentimientos por el caballero, tal vez las cosas se volverían más fáciles. Al menos eso es lo que esperaba.
La mente de Nasiens era una tormenta de emociones y dudas. El apoyo inquebrantable del caballero fue tranquilizador, pero también despertó muchos sentimientos en su interior. Anhelaba claridad, un momento en el que sus sentimientos tuvieran sentido. Hasta entonces, tendría que encontrar una forma de seguir viviendo con todas esas emociones y sentimientos que albergaba su interior.
Esperaba encontrar claridad pronto porque, con la aventura que él y Percival estaban a punto de embarcar, no podía permitirse tales distracciones. Por más difícil que fuera, necesitaba dejar esos pensamientos a un lado por el momento.
-¡Nassie!- En ese momento, la voz de Tioreh, su hermana menor, lo sacó de sus pensamientos.
-Tioreh- la saludó con una pequeña sonrisa mientras terminaba de ordenar unas cuantas cosas antes de su inminente partida- ¿Qué estás haciendo aquí? ¿No deberías estar con los demás
-Quería hablar contigo- dijo ella, con la cabeza ligeramente baja.
-¿Qué ocurre?- preguntó, un poco preocupado mientras se acercaba más a donde se encontraba su hermana. Era inusual ver a Tioreh, normalmente feliz y enérgica, tan triste.
-Quería venir a despedirme de ti como es debido- Ah, entonces de eso se trataba. Había esperado esto, pero todavía era difícil ver lo difícil que era para su hermana que se fuera después de dos años juntas.
