Pov Narrador.
Un nuevo día comenzó en Mondstadt, cada ciudadano iniciaba su rutina a su gusto, pues gozaban de la libertad, otorgada por su Arconte, de hacerlo.
Y nuestro protagonista, no era la excepción.
Ya han pasado dos días desde su "descubrimiento" por llamarlo de alguna manera. Y la verdad, no la ha estado pasando del todo bien.
Isaac ya sentía que podría salir de su agujero de depresión, según el, el saber que aún había humanos en el mundo, cuando la humanidad se supone que que fue aniquilada, le había dado esperanzas.
Sentía que podría ayudar, ser ese soldado que se supone que es, ese líder, ese capitán.
Sin embargo.
Darse cuenta que ni siquiera estaba en su mundo fue un tremendo shock, que vino seguido de un bajón de moral que lo dejo devastado.
Tal vez el ya lo sabía y solo se estaba haciendo el loco, tal vez ya tenía las sospechas, no es tonto, tal vez creyó que ignorarlo lo mantendría cuerdo...
Pero cuando ya no pudo seguir ignorando la verdad. Esa pequeña esperanza y motivación, se fue al demonio.
Aún seguía procesándolo, y puede que le tome un largo tiempo superarlo. Claro, si es posible superar la extinción de toda tu especie.
Y no estar siquiera en tu hogar. Que tú supervivencia fue solo una sucesión de eventos (afortunados o no) como si el destino no le permitiera morirse de una vez.
Pero tenia otro problema a tratar. No sabía que debía hacer ahora con su vida.
¿Qué se supone que haces cuando pierdes tu propósito, cuando ya no tienes nada, verdaderamente nada que perder?
Cuando de verdad te has quedado solo.
¿Acabas con tu vida? No tenía el valor para hacerlo...
Pero aún así. ¿Ese sería su destino?
¿Perecer en un mundo al que no pertenece?
Nadie llorara por su muerte de ser así.
¿Por que lo harían?
Empezar de cero es una opción, ¿No? Seguir viviendo, aunque no tengas nada...
Pero...
—(Y si sigues viviendo... ¿Cómo lo haces?) —. Se preguntaba a si mismo el albino en sus pensamientos.
Era muy temprano por la mañana, la noche anterior no había logrado conciliar el sueño, las pesadillas lo tenían harto.
Horas y horas viendo el techo sin ser capaz de dormir y con los ojos ardiendo por las lágrimas derramadas sobre la almohada.
Se sentía atrapado en esa habitación.
Ahora mismo, se encontraba sentado en una de las bancas de la plaza de la iglesia, observando fijamente la estatua de Barbatos.
Al estar físicamente recuperado, le dejaron más libertad a la hora de salir.
Pero ahí tenía otro problema.
—(No puedo seguir viviendo en esa iglesia... Pero tampoco tengo una casa para poder irme y sin dinero, terminaré en la calle.)
Siendo honestos nadie le había dicho que se fuera, al no tener hogar; vivir en la iglesia no era mala opción, no obstante, el albino tenía valores por sobre todas las cosas, no podía permitirse seguir abusando de esa hospitalidad que las monjas le han brindado.
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El Último Superviviente De La Tierra, Cae En Teyvat.
أدب الهواةOtro mundo... Es algo loco a decir verdad, algo que podría considerar imposible antes pero ahora no hay dudas de eso, estoy en otro mundo... Si, lo sé, me oigo muy extrañamente tranquilo, pero después de casi morir a manos de una deidad.... Aunque...