capitulo 5

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En la esquina mas apartada de la habitación sentado en una gran y espaciosa mesa, Damián se encontraba comiendo una de las deliciosas comidas que pennyworth le había preparado esa mañana.

La cafetería nunca había sido de su agrado ya que era un lugar sumamente ruidoso, repleto de incontables olores por las distintas comidas de los estudiantes llevaban siempre. Pero no podía hacer mucho al respecto, había intentado comer en algún otro lugar como en el patio o la azotea pero, o se encontraba ya ocupado por otros o estaba completamente cerrado, recuerda que una ves intento forzar la cerradura de la azotea pero fue pillado a los pocos minutos y su padre lo castigo por un mes sin poder acariciar a sus mascotas, todavía recuerda el dolor en sus ojos cuando tenía que ignorarlos, no deseaba volver a ser castigado.

Otra cosa que lo molestaba y en la cual no podía hacer nada era que no podía almorzar con Jonathan ya que sus horarios de almuerzo y receso eran distintos, gracias a esto, casi nunca podía convivir con el dejándolo las horas en las que lo acompañaba al club y su tiempo fuera de escuela los únicos momentos en los que podían convivir.

Derrepente el chirrido de una silla moviéndose al otro lado de la mesa hizo que levantará la mirada de su comida.

"Miren aquí ahí lugar!!". Señaló un chico bajo a su amigo mientras comenzaba a sentarse.

"Enserio!!". Comento el otro mientras lo seguía,  pero derrepente su mirada llegó  al ojiverde que se encontraba sentado, quedando completamente paralizado mientras su rostro se volvía blanco como una hoja.

Agarrando rapidamente a su amigo por el brazo, lo levantanto mientras empezaba a arrastrarlo. "¿No te das cuenta quién está ahí?". Apenas logro escuchar ya que a diferencia del principio que se encontraban gritando, ahora se encontraba susurrando.

"¿Quien?". Respondió el otro volteando para ver mejor la mesa para empezar a ponerse pálido.

"Cr-creo vi otros asientos más allá, mejor vallamos!!". Dijo mientras empezaba a llevárselo a otro chico del lugar.

"S-si". Mientras se dejaba arrastrar.

Damián no pudo evitar fruncir el seño por todo esto. "Idiotas" pensó amargamente mientras volvía su mirada a la comida, derrepente sintió que se le revolvía el estómago y las ganas de comer se iban.

Como ya no se encontraba con deseos de  seguir, Damián empezó a guardar sus cosas para marcharse, todavía quedaba un rato antes de que empezarán las clases por lo que pensó que podría pasar un rato en la biblioteca y leer algo mientras esperaba, pero de nuevo, el sonido de una silla al lado suyo moviéndose hizo que levantará la minada.

"Por fin te encuentro!!" Grito mientras se sentaba al frente suyo. "¿Porque te sientas tan atrás?. Casi no podía verte". Comento

"¿Que se supone que haces aquí?" Gruñó al reconocerlo, ya se estaba hartando de sus apariciones inesperadas y sumamente molestas.

"Se que la otra ves estabas enojado conmigo. Pero te prometo que no sabía que se necesitaban cinco personas para tener un club." Dijo mientras lo miraba fijamente. "Pero de verdad deseo formar uno y tenerte a ti en el". Terminó diciendo con esperanzas.

"Ya te dije no tengo intenciones de entrar". Mientras comenzaba a levantarse.

Al ver que el otro empezaba a marcharse decidió jugar su última carta y talves la más arriesgada. "Te propongo un trato!!". levantándose rápidamente.

"¿Un trato?". Dice Damián sin lograr entender las intenciones del otro individuo.

"Si!!. Mira, si logro encontrar a tres personas para el club antes que termine la hora de almuerzo te unirás voluntariamente!!".

"¿Y que pasa si no lo logras?". Cuestionó Damián mientras miraba la hora desde su celular, solo quedaban dies minutos.

"Dejaré de molestarte para siempre". Prometió

"¿Para siempre?". Mientras empezaba a considerar la propuesta.

"Para siempre". Dijo con decisión. Damián pudo notar que no había mentira en su mirada y que cumpliría su promesa.

"Bien". Mientras volvía a sentarse. "Si lo logras aceptaré".

El chico no pudo evitar sonreír al ver como el otro aceptaba, rápidamente comenzo a correr para encontrar a los ultimos tres integrantes, una tarea difícil ya que la mayoría de las personas o ya se encontraban inscritas en algún club o no deseaban participar en ninguno, pero el estaba seguro de que lo lograría.

Mientras tanto Damián como único medio de entretenimiento mientras esperaba que los diez minutos terminarán empezó a jugar a un nuevo juego que encontró en su celular, que consistía en la creación de una pequeña granja en la que se cultivaba y cuidada algunos animales para generar postres para ganar dinero, no era el mejor juego pero por lo menos lograba su objetivo de entretenerlo.

Con los minutos pasando rápidamente ya solo quedaba un minuto para que terminara el almuerzo y Damián no pudo evitar suspirar de alivio al no ver al otro chico por los alrededores, se encontraba completamente seguro que el otro ya no había logrado encontrar a nadie y que se encontraba lamentándose en algún rincón de la gran escuela.

Treinta segundos.

Guardando su celular Damián empezó a levantarse de su asiento.

Veinticinco segundos.

Acomodo la silla.

Veinte segundos.

Empezó a avanzar a la salida.

"Vamos tenemos que apurarnos!!". Rápidamente fue agarrado del brazo para empezar a ser arrastrado por los pasillos de la escuela.

Aturdido por encontrarse corriendo solo reconoció donde estaba hasta que pararon en la sala del director, mientras sonaba la campana del final del almuerzo.

"Lo logramos!!". Grito el otro mientras se encontraba recuperando el aire.

"Que se supone que hacemos aquí" pregunto Damián mientras veía como el otro empezaba a entrar a la sala.

"Antes de hablar contigo, fui a hablar con el director para poder crear el club , el me dio un formulario para poder reunir los nombres y firmas de los participantes". Comento mientras sacaba la la hoja de el bolsillo del pantalón. "Solo faltas tú para entregarlo". Dijo con una gran sonrisa mientras le entregaba la hoja con un lápiz para que la llenara.

El más bajo  al ver que el otro habia logrado lo imposible no tuvo de otra que cumplir su parte del trato mientras inscribía su nombre en la hoja.

Mientras lo hacía, no pudo evitar poner atención a la parte superior de la hoja.

Creador del club:Tai pham.

"Por lo menos ya se su nombre" pensó mientras le devolvía la hoja y veía como se la entregaba al director.

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