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—— ¡Que interesante, esto podría tener aplicaciones dentro de unos años! —— Fue el pensamiento de un niño mientras se sentaba tranquilo en una de las mesas de su escuela primaria, un libro de física cuántica entre sus manos, sus ojos brillaban tras leer algo que era mucho mas avanzado para su edad, su lectura fue interrumpida por un pequeño proyectil que conecto con su cabeza e hiso que diera un quejido de dolor.

—— Pero miren que tenemos aquí, ¿de donde sacaste ese libro perdedor, de la basura? Ja —— dijo un chico pelinegro mientras chocaba los 5 con su amigo que sonreía de forma burlona como lo hacía el primer instigador.

—— Tu lo sabrías Petrakis largo —— dijo el chico rubio mientras se paraba mirando desafiante al chico que se puso rojo por la insinuación del cerebrito parado frente a él.

—— Escucha bien idiota y escúchame bien, eres un fenómeno con bigotes en la cara y nunca podrás tener amigos, además de torpe un perdedor —— dijo el chico mirando al rubio bigotudo que miro al chico frente a el con ira en su rostro, pero no obstante se quedo callado mientras el grupo de acosadores se iba riéndose de él.

Sentándose agachó la cabeza mirando su reflejo en el reflejo en su lonchera, su dos mejillas de su cara tenían 3 líneas horizontales que decoraban su rostro, el cual ahora mismo se tonaba tristeza, perdiendo el apetito se levanto y guardo sus cosas para irse a la biblioteca donde sabia que nadie lo molestaría, nadie iba ahí. El resto del día se la paso triste mirando su reflejo en las ventanas de su salón, en los espejos del baño y no podía evitar mirar sus marcas de nacimiento con tristeza como enojo, cuando por fin dieron el tocaron la campana de salida de la escuela el rubio bigotudo se fue a la entrada donde una mujer lo esperaba, ella era pelirroja de un tono intenso, piel cual porcelana y unos hermosos ojos amatistas únicos, ella no era otra que la madre del niño.

—— Hola cariño ¿listo para ir a casa? —— pregunto sonriendo el rubio a su hijo que solo asintió con la cabeza mientras ambos se marchaban a pie hacia su departamento, el niño sujetaba la mano de su madre aun con la cabeza gacha cosa que fue notado por la mujer pelirroja que miro a su hijo con preocupación, por lo que en cuanto llegaron a su departamento decidió sentarlo y hacer la pregunta que tenía en mente desde fue por su bebe.

—— Naruto, ¿paso algo en la escuela cariño, te volvieron pegar? dime sus nombres, te aseguro que tu papá se encargara de que sean expulsados —— dijo la mujer mirando a su hijo que miro a su madre un momento, antes de bajar la cabeza nuevamente, no era la primera ni la ultima vez que los molestaban, pero ahora no físicamente.

—— Ellos... me llamaron fenómeno con bigotes, que nunca tendría amigos —— dijo el niño dejando que sus ojos liberaran algunas lagrimas de impotencia por que para tener 7 años y una inteligencia mayor a los niños de su edad ellos habían acertado un punto, nunca había tenido ningún amigo. Kushina por su parte miro con simpatía a su hijo y procedió a abrazarlo para dejar que su niño liberara la tristeza.

—— Escúchame Naruto tú no eres ningún fenómenos, eres especial, esos chicos te molestaron porque eres único y diferente... pero ser diferente no es malo, Mira a Nikola Tesla era excéntrico hasta se enamoro de una paloma —— dijo Kushina mirando a su hijo sonriendo a lo que el niño empezó a poner atención a lo que estaba diciendo, lo que era bueno.

—— Mira también a Howard Stark era un pervertido de primer nivel y un fanático del capitán América sin remedio, pero seguía siendo el hombre mas inteligente del mundo, las cosas únicas y especiales siempre serán rarezas para las personas comunes, eres especial y lo importante es lo que tienes en el interior —— dijo Kushina tocando el corazón y cabeza de Naruto logrando que este la mire con una sonrisa y la abrase con lágrimas de felicidad bajando por sus mejillas bigotudas.

AnomalíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora