La semana había sido una tortura para Adrián. Desde que se encontró con Paula en la librería, no podía dejar de pensar en ella. Finalmente, decidió invitarla a salir. Tomó su teléfono y, con el corazón acelerado, envió un mensaje: “¿Te gustaría tomar un café este sábado?”
Paula respondió rápidamente, aceptando la invitación con entusiasmo. Se encontraron en una acogedora cafetería del centro. Adrián llegó unos minutos antes y ocupó una mesa junto a la ventana, desde donde podía ver a las personas pasar. Cuando Paula entró, sus ojos se iluminaron y su sonrisa hizo que el lugar pareciera más brillante.
—¡Hola! —dijo Paula, acercándose a la mesa.
—Hola, Paula. Qué bueno verte —respondió Adrián, poniéndose de pie para saludarla.
Se sentaron y pidieron sus bebidas. La conversación fluyó naturalmente, como si se conocieran desde hacía mucho tiempo. Hablaron sobre sus libros favoritos, trabajos, y hobbies. Paula trabajaba como diseñadora gráfica, disfrutaba de crear arte digital y tenía un gran interés en la fotografía. Adrián, por su parte, era ingeniero de software y le apasionaba la música. Encontraron muchas cosas en común, pero también disfrutaron de sus diferencias.
—Me encanta tu perspectiva sobre la vida —dijo Adrián, después de que Paula le contara una anécdota graciosa sobre un proyecto en el que estaba trabajando.
—Y a mí me fascina tu pasión por la música. Deberías tocar algo para mí algún día —respondió Paula con una sonrisa.
La tarde pasó rápidamente. Se sintieron cómodos hablando de sus sueños y aspiraciones, de lo que los hacía felices y de los retos que habían enfrentado. Compartieron risas y momentos de reflexión, sintiendo una conexión especial que ninguno de los dos había experimentado antes.
Cuando llegó el momento de irse, Adrián se ofreció a acompañar a Paula a su casa. Caminando por las calles del centro, la conversación continuó sin esfuerzo. Cada vez que sus manos se rozaban accidentalmente, ambos sentían una chispa que los hacía sonreír.
Frente a la puerta de su casa, Paula se volvió hacia Adrián.
—Gracias por la tarde. La pasé muy bien —dijo ella.
—Yo también, Paula. Me encantaría verte de nuevo —respondió Adrián, esperando su respuesta.
—A mí también. Llámame pronto, ¿sí?
—Lo haré, sin duda.
Adrián se despidió con una sonrisa, sintiéndose más ligero y feliz que nunca. Mientras caminaba de regreso, no podía dejar de pensar en lo especial que había sido esa tarde. Paula, por su parte, entró a su casa con el corazón lleno de emociones, anticipando el próximo encuentro con Adrián.
Así, su primer café juntos marcó el inicio de muchas citas más, cada una de ellas acercándolos más y más, tejiendo los hilos de una historia de amor que apenas comenzaba a escribirse.
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Entre páginas y Suspiros
RomanceEn "Entre Páginas y Suspiros", Paula y Adrián, dos amantes de la literatura, se encuentran por casualidad en una pequeña librería. Su conexión inicial sobre un libro se transforma en una profunda historia de amor. A lo largo de la novela, enfrentan...