Mary Read, La historia de una pirata

Capitulo Dos, El orfanato.

Lucy me llevó hasta una gran puerta de madera, según me llevava la gente que sabía que era prostituta le gritaba cosas horribles sin motivo, incluso a mí , no lo entendía acababa de perder a mi madre y a esa gente solo se le ocurría decirme que no debí haber nacido, que era fruto del pecado, y que todas nosotras arderiamos en el infierno. Recuerdo ese día como el peor de mi vida, solo quería despertar y ver que todo aquello era una pesadilla, pero no fue así.

Lucy llamó a la puerta, antes de que saliera nadie, se agachó y me dijo que ella debía irse ya, me sentí sola de nuevo, pero antes de hacerlo me abrazó, me beso en la frente y me dijo que todo saldria bien, otra vez. Y se fue, desapareció entre la gente que la empujaba y la insultaba tan solo porque no lo había tenido todo tan fácil como ellos. 

En ese momento la gran puerta de madera se abrió delante mio, salio una mujer vestida de negro y blanco, me miro a los ojos y dijo: 

-¿Qué te ocurre?

-Mi madre estaba enferma, ha muerto - dije dejando que una última lágrima resbalara por mi mejilla.

-Entiendo, ¿Y tu padre? - dijo con un aire de superioridad y asco hacia mi.

- No lo conozco

-¿Comó puedes no conocer a tu padre? ¿Acaso tus padres no estaban casados cuando te tuvieron?

-No señora, no lo estaban.

-Entiendo, desgraciadamente no se nos permite dejar a un huerfano fuera, aunque sea un engendro bastardo como tú.

Sinceramente todavía hoy recuerdo con dolor esas duras palabras.

Me guió por el largo pasillo hasta llegar al comedor, primero me dieron algo de comer, la verdad es que estaba hambrienta, comí lo que me dieron, era poco pero me pareció todo un banquete. Luego me dieron otras ropas, y las que tenía las quemaron, intente que no lo hicieran, eso era lo único que me quedaba de mi madre, pero ellos me cogieron sin que pudiera deternerlos. 

Me enseñaron donde dormiría hasta que alguien me comprara o cumpliera los 18, lo que ocurríera antes. 

Ese dia conocí a Samuel Ross, el que pronto se combertiría en un gran amigo y más tarde en mi primer amor.