Capítulo 2: Encuentro en el tren
El sol brillaba tenuemente mientras Harry, Ron y Hermione se abrieron paso entre la multitud en la estación de King's Cross. La Plataforma 9¾ estaba tan animada como siempre, con estudiantes y padres apresurándose para despedirse y abordar el Expreso de Hogwarts. El humo de la locomotora flotaba en el aire, añadiendo una atmósfera mágica al ajetreo.
Harry miró a su alrededor con una mezcla de nostalgia y anticipación. Era su último año en Hogwarts, y aunque estaba emocionado por regresar, la carta anónima que había recibido seguía rondando en su mente. Sus pensamientos se interrumpieron cuando una voz familiar y desdeñosa resonó detrás de él.
"Vaya, Potter, veo que aún no te has cansado de ser el centro de atención," dijo Draco Malfoy, con una sonrisa sardónica mientras se acercaba con sus amigos, Crabbe y Goyle.
Harry rodó los ojos y se volvió para enfrentarlo. "Malfoy, ¿no tienes nada mejor que hacer que fastidiar a los demás?"
Antes de que Draco pudiera responder, Hermione intervino. "Vamos, Harry. No vale la pena."
Draco levantó una ceja y miró a Hermione con desdén. "Granger, siempre defendiendo a Potter. Qué predecible."
Ron apretó los puños, pero Harry puso una mano en su hombro para calmarlo. "Vamos, Ron. No le des el gusto."
Con un último vistazo desafiante, Harry se dio la vuelta y subió al tren con Ron y Hermione. Encontraron un compartimiento vacío y se instalaron, tratando de dejar atrás el encuentro desagradable.
Mientras el tren avanzaba por el campo, el ambiente en el compartimiento se volvió más relajado. Ron y Hermione discutían sobre sus expectativas para el nuevo año, pero Harry apenas participaba en la conversación. Su mente seguía volviendo a la carta misteriosa y al extraño comportamiento de Draco.
De repente, la puerta del compartimiento se abrió de golpe, y Draco Malfoy entró con una expresión seria en su rostro. "Necesito hablar contigo, Potter. Ahora."
Ron se levantó de un salto. "¿Qué demonios quieres, Malfoy? ¡Lárgate!"
Draco ignoró a Ron y miró directamente a Harry. "Es importante. Y es mejor que tus amiguitos no escuchen."
Harry frunció el ceño, pero la curiosidad lo superó. "Está bien, Ron. Hermione. Podéis iros un momento?"
Ron parecía a punto de protestar, pero Hermione lo agarró del brazo y lo arrastró fuera del compartimiento, cerrando la puerta detrás de ellos. Harry se quedó solo con Draco, sintiendo una mezcla de desconfianza y curiosidad.
"¿Qué es tan importante, Malfoy?" preguntó Harry, cruzando los brazos.
Draco dudó por un momento, algo raro en él. Luego, sacó una carta de su bolsillo y se la mostró a Harry. "Recibí esto hace unos días. Pensé que era una broma hasta que vi tu reacción hoy."
Harry tomó la carta y la leyó rápidamente. El contenido era similar al de la suya: una advertencia enigmática sobre el próximo año en Hogwarts y una sugerencia de confiar en aquellos en quienes menos esperaba. Su mente se llenó de preguntas.
"¿Quién crees que envió estas cartas?" preguntó Harry, devolviendo la carta a Draco.
"No lo sé," respondió Draco, su tono serio. "Pero quien sea, está jugando un juego peligroso. Y parece que estamos atrapados en él."
Harry asintió lentamente, sintiendo que algo grande y desconocido estaba por delante. "Supongo que tendremos que descubrirlo juntos, Malfoy."
Draco esbozó una sonrisa irónica. "No te emociones demasiado, Potter. Esto no significa que seamos amigos."
Harry sonrió de vuelta, sin poder evitar sentir una pizca de esperanza. "No te preocupes, Malfoy. No esperaba tanto."
Mientras el tren seguía su camino hacia Hogwarts, Harry y Draco se encontraron unidos por un misterio que prometía cambiar el curso de su último año en la escuela de magia y hechicería.
