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—Tengo que confesarte algo, Min.

Al escuchar sus palabras me asusté un poco, pensé en muchas cosas que podría decirme, pero intenté calmarme y escucharlo.

—Aquella vez, cuando "se perdió mi libreta de matemáticas", la coloque en el lugar que la encontraste a propósito.

Chan miraba mi rostro fijamente así como yo veía el suyo.

Me confundió su confesión, si lo recordaba, pero no estaba entendiendo muy bien.

—¿Cómo? ¿Por qué?

—Pues es obvio— soltó una pequeña risa nerviosa y rasco suavemente su nuca—Te contaré desde un principio, ¿si?

—Está bien, te escucho.

Me acomode un poco para estar más cómodo en aquella grada, poniendo toda mi atención en Chan.

Antes de hablar, miré como soltó un suspire y si vista se perdió un poco, al parecer estaba intentado recordar algo.

—Bueno, yo...hace mucho tiempo te vi caminado por las canchas, para ser exactos por ese sitio.

Con su dedo índice señaló el lugar y rápidamente miré.

—Me pareciste realmente lindo—Su nerviosismo se notaba en cada movimiento y palabra—En verdad quería hablarte, pero no sabía cómo hacerlo, quería saber de ti para así poder acercarme, pero no conocía a alguien que también te conociera, así que me di por vencido, pero no del todo.

—Espera, y ¿esto que tiene que ver con la libreta?

Fruncí el seño

—Tranquilo, se paciente.

Ambos reímos y después el continuo.

—Un día vi que estabas hablando con una chica, para mi suerte ella era mi amiga, entonces me animé a preguntarle sobre ti, pero ella no sabía muchas cosas así que solo me dijo tu nombre y me pasó tu numero—Soltó una pequeña risa—No te escribí en cuanto obtuve tu número, no sabía que iba a decirte, solo esperé y un día se me ocurrió dejar a tu alcance mi libreta, así podría hablarte teniendo una razón para hacerlo.

—Ahora entiendo, entonces, ¿todo estaba planeado?

—Solo lo de la libreta, siempre te veía y de verdad quería hablarte, pero todo el tiempo lucías bastante antisocial.

—¿Antisocial? ¿De qué hablas?

Ambos nos echamos a reír y deje un pequeño golpe juguetón en su brazo.

—Es que pensé que no ibas a querer hablar conmigo, no sé, me daba miedo acercarme y ser ignorado—Hizo un puchero—Oh, por cierto, siempre le conté a la maestra de música de ti, ella me ayudó a saber tu nombre completo y siempre me daba ánimos para que hiciera las cosas bien.

—¿Le contaste a la maestra sobre mi?

—Así es, no solo a la maestra también a mi mamá, a mi hermana, a mi papá, a mis amigos, mis amigos fueron los primeros en saberlo.

Estaba sorprendido, nunca alguien le había hablado de mí a personas tan cercanas.

—Entonces, ¿todos saben de mi?

—Tal vez parezca raro, pero me emociono cuando le hablo a alguien sobre ti.

—No es raro, yo también le hablé de ti a varias personas cercanas.

Sonreí y mis mejillas se tornaron de un color rojo al hacer la confesión.

—Min, ¿Tú me habías visto antes de que habláramos?

—La verdad es que si, desde el año pasado te vi en la escuela, pero solo te vi y ya, ya después en la salida te veía pasar al lado de mi y yo siempre deseaba poder hablar contigo.

—¿Qué? ¿De verdad? Nunca pensé en que quisieras hablar conmigo.

—De verdad, de hecho cuando me mandaste mensaje pidiéndome la libreta, me estaba muriendo de la emoción, pero traté de ocultarlo y parecer alguien a quien no le importabas.

—Eres muy malo, no sabes cómo la pasé esa noche, me estaba muriendo de miedo pensando que me odiabas.

Nuevamente se hicieron presente las risas y a esta hora ya se comenzaba a apreciar el atardecer en el instituto.

—Chan, ya hay que caminar hacia la salida, mi madre no tardará en llegar.

—Vamos.

Ambos nos pusimos de pie y empezamos a caminar mientras continuábamos con la conversación.

—Todavía recuerdo que cuando te entregué la libreta me compraste un sándwich como muestra de agradecimiento.

Reí levemente

—¿Que tiene de malo eso? Quería que supieras que estaba agradecido contigo, y bueno, así podía pasar un poco más de tiempo a tu lado en ese momento.

—La verdad estaba bueno, pero yo ni si quiera tenía hambre, no iba a rechazar esa gran oportunidad de hablar contigo.

Cuando llegamos hasta la salida, no quedamos parados aún esperando.

—También recuerdo que te regale una barra de chocolate que había comprado esa misma tarde.

—Es cierto, desde ese momento no paras de regalarme chocolates a diario.

Una sonrisa se formó en mi rostro.

—Dijiste que era de las cosas que más te gustaban, por eso lo hago y lo seguiré haciendo.

Sentí como su mano llegó hasta mi cabello y lo desordenó un poco.

—Oye, estás desordenando mi cabello.

Ambos reímos e intenté regresar mi cabello a su lugar.

—Min, algún día deberías de dejar que yo esté en alguna de tus clases, sería increíble.

—Si, sería increíble, en esta semana veré en qué clase puedes estar, yo te diré.

—Está bien, oh, mira, ahí está tu mamá.

—Te veré luego,Chan—Me acerqué lo suficiente para poder darle un gran abrazo—Ve con cuidado a tu casa.

—Está bien, Min, te enviaré un mensaje cuando lo haya hecho.




Eres tan lindo, tan especial, todo lo que siempre había soñado...

Me arrepentí (Chanmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora