Había pasado más tiempo del que necesitaban y aún no regresaban.
Por mi cabeza pasaron un sin fin de ideas de lo que pudo haber salido mal, pero deseaba desesperadamente estar equivocada en todas.
La misión a la que habían ido no era como cualquier otra.
Estábamos lidiando con algo más grande, algo que aún no podíamos ver, aunque eso no era lo que me preocupaba, sabía que harían lo que fuera necesario para encontrar y hacer pagar a los que derribaron el helicóptero; el verdadero problema no era lo que había fuera, ni mucho menos los muertos, sino la mujer que acompañaba al grupo.Lo que sea que Troy veía en Madison era falso. No era su madre, ni mucho menos su amiga; eso era algo que él no podía entender y lo ponía en una posición vulnerable.
Cada minuto que pasaba sin noticias del grupo era una calamidad. Caminaba de un lado a otro en la enfermería, asomándome en repetidas ocasiones hacia la entrada del rancho, como si con mirar fueran a llegar más rápido.
Finalmente, el sonido de voces retumbando en cada esquina del rancho rompió la inquietud.
—¡Han llegado! ¡Ya están aquí! —anunciaban.
Sus palabras me hicieron sentir un gran alivio e hicieron que el peso de la desesperación de hace unos segundos desapareciera de mi cuerpo. Dejé lo que estaba haciendo y corrí hacia la entrada.
Estaban agotados y particularmente algo destacaba en ellos: no tenían calzado. De sus pies chorreaba sangre, como sí hubieran caminando descalzos durante kilómetros.
Nick y Alicia recibieron con un cálido abrazo a Madison, quien se había dejado caer en el piso por cansancio y dolor. Vernon Trimbol acogió a su hijo Mike con los brazos abiertos y emocionado por tenerlo de vuelta.
Todos estaban encontrándose con su familia, pero entre todo ese alboroto, Troy se quedó distante y apartado. Caminó lentamente hacia el grupo, con una expresión de cansancio y soledad en su rostro. Nadie corrió a abrazarlo, nadie preguntó por él.
Él solo observaba cómo los demás recibían atención, cómo les ofrecían agua de la cantimplora y palabras de apoyo, mientras él se mantenía al margen, invisible ante su padre y hermano, pero no para mí.
Me acerqué hasta donde se encontraba. Su expresión era como si hubiera visto o hecho algo aterrador allá afuera.
—¿Estás bien? ¿qué pasó? —pregunté mientras lo sostenía para que no se tambaleara.
No respondió. Su atención estaba enfocada en lo que estaba aconteciendo.
Las personas se amontonaron alrededor del grupo, ya sea que fueran familiares de ellos o no, todos estaban ahí para ver qué era lo que había ocurrido.
—¿Qué demonios ha pasado? —preguntó Jeremiah bastante agitado.
—Deberíamos hablar en privado —propuso Troy al ver que la gente miraba y escuchaba detenidamente cada palabra.
—¿Hablar en privado? ¿Te escuché bien? —intervino Mike.
—Ni de broma, Jeremiah. Tenemos derecho a saber lo que pasó. Necesitamos saber cómo defendernos —replicó el señor Trimbol.
En eso estaba de acuerdo con él. No podían darse el lujo de mantener los asuntos del rancho en secreto. Era algo que nos involucraba y ponía en peligro a todos como para que lo tratarán “discretamente”.
Fue entonces cuando Mike reveló lo ocurrido.
—Eran indios. Ellos los masacraron.
El silencio que hubo tras su confesión reflejó la sorpresa e incredulidad de todos los presentes.
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Children of Violence || Troy Otto
أدب الهواة"𝐀𝐦𝐚𝐫 𝐞𝐬 𝐝𝐞𝐬𝐭𝐫𝐮𝐢𝐫, 𝐲 𝐬𝐞𝐫 𝐚𝐦𝐚𝐝𝐨 𝐞𝐬 𝐬𝐞𝐫 𝐝𝐞𝐬𝐭𝐫𝐮𝐢𝐝𝐨." La llegada de la familia Clark al rancho pone en cuestión la visión que Fjor Fleming había mantenido sobre Troy Otto durante toda su vida. Este acontecimiento de...