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27/06/2023

Su cuarto estaba bajo un manto grisáceo debido a las nubes que cubrían el sol.

No había ninguna luz que iluminara el lugar, solo un lejano farol en la calle, que hundía en penumbras el lugar.

Realmente no necesitaba más, pues con la que había era suficiente para que Shadow pudiera ver la soga colgada en una barandilla del techo y la silla debajo de este.

Se encontraba sentada en su cama, rodeada de todas las cosas que tenía de su novia, pertenecías que había dejado ahí por olvidadiza y todos los regalos que le ha dado sin ninguna causa en especial. También había fotografías de ambas esparcidas por toda la cama, por lo que ella estaba en la orilla de la misma.

En su mano se hallaba una fotografía que le había tomado a la erizo cobalto cuando se encontraba distraída, esbozaba una sonrisa apacible, que extrañamente no llegaba a sus ojos.

Aquella foto la carcomía por dentro.

A pesar de estar obsesionada con aquel par de esmeraldas, no vió la tristeza en ellos.

Una mueca se formó en su boca.

Ya no podía soportarlo más.

El despertar cada mañana sin la presencia de Sonic era una tortura que estaba acabando con ella, poco a poco.
Pero eso acabaría pronto. Porque dentro de poco ya no sentiría dolor.

Tal vez, y solo tal vez, estaría con Sonic.

Eso era un buen sueño. Uno que solo la muerte podría hacer realidad.

Por fin todo acabaría.

Miró con determinación la silla frente a ella, levantándose de su cama, soltando por primera vez en la semana la imagen de la eriza azulada, arrugada de tanto tiempo que estuvo sosteniéndola.

Le costó mucho, pues aquella fotografía era fue única compañera durante esos días. Si no fuera por ella no habría aguantado el luto por 7 días enteros.

Pero ya había llegado el momento.

Ya no tendría que sufrir más.

Era irónico que terminara tomando el camino que siempre quiso tomar desde la muerte de su hermana, María. Fue justamente Sonic quien se lo prohibió, ayudándole en el proceso de cambiar su perspectiva la vida y, sin quererlo, se volvió su razón de vivir.

Es entonces que Shadow se preguntó, "¿Qué me queda?"

Sin una razón de vivir...

Aquellos pensamientos la ahogaban.

Sacudió su cabeza, en un intento de alejarlos, y se dispuso a caminar hacia su objetivo.

Avanzo a pasos pequeños, rememorando cada uno como lo último que pisaría.

Eran tan solo 6 pasos para llegar a su destino. Pero en el cuarto, su torpeza la hizo tropezar con una pequeña caja, haciendo que cayera en el acto.

Shadow apenas logró interponer las manos para no caer completamente de cara, como usualmente su novia lo hacía, pues tenía una suerte sorprendente para caerse de cara con frecuencia.

Petricor •|𝐒𝐨𝐧𝐚𝐝𝐨𝐰|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora