El departamento de la luz

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Llega tan poca luz aquí dentro que es preferible vivir fuera. El espacio de dos habitaciones, un baño, living-comedor y cocina, en demasía pequeño, claustrofóbico para algunos. Sobre todo si viven más de dos criaturas. En la gran ciudad del país, un piso alto que se agradece al ensordecer con la altura los sonidos accidentales de la humana interpretación de vivir en sociedad. Bocinazos a cualquier hora por motivos a debatir, músicos ensayando (depende qué música, se aprecia), obras en construcción o reparación, tráfico aéreo (mi preferido a decir verdad) y toda clase de ambientación que se le puede agregar a la vida en edificios junto a edificios.

Concreto por doquier, y a decir verdad, el premio nobel es para quien planta árboles en las plazas y veredas y todo tipo de plantas en sus balcones e interiores y los cuida. Los pocos héroes sin capa, son ellos, que traen verdadera naturaleza a la vista, agasajan el olfato con el aroma de las flores y la audición a la hora de escuchar el viento pasar por las ramas de los árboles. A esos protagonistas se los recuerda aunque sea sin nombre ni apellido. Por ello las plazas son tan concurridas, los ciudadanos del gran Buenos Aires, capital de la República Argentina, saben cuándo necesitan restablecer su lado humano al estar en contacto directo con la naturaleza dada sino son como seres sin vida. Algunos entienden más que otros. Hay del tipo que prefiere vivir en un ambiente sombrío, oscuro, donde el rayo del sol dura unos pocos minutos; y otros, salen a buscar verde, agua, animales y aire puro o lo construyen en sus habitáculos. En última instancia, los del tercer tipo se marchan, ya sin capacidad de resistir a ver tanta construcción, por más ingeniosa,"medio ambiental" que sea y los ruidos de la ciudad.

Otro punto a destacar, el último y más importante, así como se busca respirar después o antes de comenzar la jornada laboral, unos pocos individuos que conforman luego comunidades, buscan un respirar más interior, más espiritual. Son pocos últimamente quienes logran dar con el conocimiento de la verdad, de saber, sentir y reconocer que hay más que la carne, un "algo" que nos da el "algo" o la "cosa" dadora de nuestra vida. Es decir, un ser superior de cualquier cosa afectada a lo natural, que nos dió un soplo de vida, spiritus del latín ("aliento, hálito, respiración"). Nos dió un inicio vital y eterno porque a pesar de estar afectado al cuerpo no depende de éste para vivir. Ese espíritu nuestro, aunque no se haga una correcta distinción de cómo se compone cada parte del ente (compuesto de esencia y ser).

Hay varios que con evidencia científica e incluso por mero uso de la razón, demuestran la existencia de un espíritu propio que se mantiene unido de alguna forma al cuerpo hasta la muerte y al llegar ésta, se aleja del cuerpo siendo enviado a un estado del espíritu. ¿Qué estado? En presencia de aquello que fue y es capaz de hacer universos, el Bien, la paz eterna, fogoso amor inextinguible. También llamada la visión beatífica, siendo bienaventurado o afortunado de ver y estar con el Bien, quien logre alcanzarla. Otros están en un estado esperando ver ese Bien mientras se purifican para poder verlo, porque es tan perfecto que no cualquiera puede presentarse "mal vestido" ante Él. Quiero decir, que uno no se presenta ante una ocasión muy especial, en este caso, la más importante, imponente e inefable que hay, con "manchas en la ropa", con espíritu manchado, oscurecido por haber hecho mal, pero no a niveles que merezcan un castigo eternamente superior.

Luego, aquellos que no tienen vuelta atrás, se dirigen al peor estado que existe. Y la cualidad más "perfecta" que tiene este estado, es que no es un lugar, no hay forma de escaparse de algo que está en uno, si se quiere, que no tiene paredes ni ventanas. Sí, el infierno, porque verdaderamente quema el espíritu con un fuego que no es a combustión como lo conocemos en la tierra, sino que, quema espiritualmente, lo cual es incomprensible y dudo que se busque comprender de primera mano. Una desolada forma de anhelar estar en otro estado sabiendo que ya no es posible salir de este. Aunque grites, llores y supliques, no hará efecto alguno, hasta donde se sabe. Por eso es para siempre.

Decidir en el tiempo actual previo de nuestra partida, afecta radicalmente el destino del mañana. Sólo con el mero uso de la razón, uno puede darse cuenta de que hay algo que mueve el vivir cotidiano de nosotros. Todo en el universo conocido y que estamos conociendo, tiene un inicio porque sino cómo aparece? De la nada? Es imposible de entender. Tiene un principio, una causa, algo que lo hizo, ese algo también nos creó. Usen el nombre que quieran, pero, tiene poder, y queda bien demostrado en la perfección con que funcionan los organismos biológicos, los sistemas interplanetarios y más.

Ahora, volviendo al departamento no? ¿De la luz no? ¿Cómo llegó hasta acá el relato? Miren hacia adentro de sus departamentos, sus casas, su interior. Frenar un poco esa forma de vivir, en el ruido constante, lo mundano, que es todo hacia lo exterior, la aceptación socialmente vana, y mirar o escuchar hacia lo interior, donde radica lo importante de nosotros, y que no depende de lo que opinen las personas sino de lo que sabe Dios.

El departamento de la luzWhere stories live. Discover now