Si algo aprendí del amor... es que es hermoso.
La primera vez que sentí que me enamoré de verdad tenía 16 años, sentí esa sensación de amor que todos describen, con las ilusiones y las mariposas en la panza.
Tenía 16 años y prácticamente sabía nada de la vida, pero ahí estaba, viviéndola, con el que creía el amor de mi vida en una mano y en la otra miles de ilusiones. Planeábamos viajes, íbamos a conciertos, conocíamos lugares nuevos y comíamos ricas comidas, me hacía sentir bien conmigo misma y me hacía sentir bien tenerlo en mi vida.
Pero sentía que algo faltaba, quizá a él más madurez y a mi vivir más la vida.
Tenía 18 años cuando me di cuenta de que ese amor de cuento de hadas no existía, o al menos sentí eso en el momento que todo acabó.
Si algo aprendí del amor... es que no es toxico.
Cuando tenía 20 años conocí al que catalogué como mi segundo gran amor, error, grave error.
Él me enseñó que cuando se quiere a alguien hay que hacer lo posible para tenerlo en tu vida, que hay que ser fuerte para lo que se te venga encima y que hay que amarse mucho más a uno mismo que al otro, que nosotros mismos somos nuestra prioridad, pero que todo eso hay que hacerlo sin lastimar al otro. Pero no me lo enseñó de la buena manera, nada era color de rosas, él me menospreciaba, él creía ser el mejor, pero pisoteándome a mí, él me quería en su vida como quien quiere el primer puesto en un torneo, para presumir que tenía algo bueno, pero a puertas cerradas yo era nadie si él no estaba a mi lado.
A los 21 años comprendí que eso no era amor, que me revisara el celular no era amor, que el hecho de que él debía tener todas mis contraseñas no era amor, que me haga creer que sin él yo no era nadie no era amor y que no pueda tener amigos porque ya lo tenía a él no era amor.
El amor no te hace sentir como una basura y si lo hace, créeme, no es amor.
No es amor si te hace odiarte.
Si algo aprendí del amor... es que es reciproco.
Tiempo después conocí a otro ser, él compartía los mismos gustos que yo y sabía hablar inglés, cosa que no sé porque, pero me fascinaba.
Él me enseño que si das amor debes recibir amor, que la relación a veces no es 50/50, que puede ser 70/30, 60/40, 20/80, pero lo importante es estar para el otro. El problema está en cuando uno hace más que el otro siempre, cuando sentís que solo tu estas aportando algo bueno a la relación. En mi caso el problema estuvo cuando sentí que en todo momento era yo la que hacía más y se lo dije, obviamente, uno de los pilares de la relación es la comunicación. Pero pasaba algo cada que la comunicación sucedía, no hacia comprensión, y dime ¿qué es la comunicación sin comprensión?
Nada, esa es la respuesta, porque si la otra persona no está dispuesta a comprenderte no sirve de nada todo lo que le puedas decir y ahí todo se quebró.
No es amor si no es reciproco.
Si algo aprendí del amor... es que a veces viene de la persona menos pensada.
A mis 23 años ahí estaba yo, con una idea un poco más clara del amor, que es reciproco, que no te hace odiarte, que es hermoso y a veces tormentoso, pero la clave es atravesar juntos la tormenta y recordar siempre, son ustedes dos contra el problema, juntos vencerán y que, para hablar de amor hay que ser comprensivo y claro con lo que cada uno espera.
Y ahí entra otro ser a la jugada, un amigo en ese momento, pero en otro momento algo más.
Con él podía hablar de todo, me escuchaba y me comprendía, me daba fuerzas para seguir adelante, sin desvalorizarse a él, me daba mi valor. Teníamos siempre un tema de conversación, respetaba mi privacidad y yo la suya, podía salir con amigos y él con los suyos sin discutir al respecto. Teníamos metas y objetivos claros, tanto individualmente como separados.
Él me demostraba que hay que tener mucha fuerza para enfrentar la vida y que para amar a alguien hay que estar seguros de lo que queremos, que amar es sanador y que, si es hermoso, cosa que a mi yo de 18 años le hubiera gustado saber.
Pase del concepto de que el amor quizá no todo lo puede, a entender que quizá sí, si es reciproco y sano.
Comprendí que hay que amarse bien para amar también, que las cosas si se pueden arreglar hablando y que un cuento de hadas se construye con esfuerzo y dedicación.
Suerte para mí, este amor sigue siendo mi realidad, no sé como va a terminar, ni si termina, pero por ahora vivo el hoy y el hoy es feliz junto a él.
Comunicación, comprensión y confianza son pilares fundamentales en una relación, no hay una sin la otra.
Disfruten el momento y no se sobre carguen de futuro innecesario. Nada en la vida es gratis, ni nada en la vida viene fácil, pero quizá esto es charla para otro capítulo.
No es amor si no te deja ser vos misma.
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Espero que les guste el capítulo y si es así lo apoyen.
El próximo capítulo se llama amistad.
CZYTASZ
Si algo aprendí
Ficção AdolescenteSi algo aprendí de la vida es que no es fácil, que duele de a ratos y es jodida, muy jodida. Si algo aprendí de la vida es que a veces aparecen personas para hacerla más amena, calman los ruidos de exterior y podés brillar junto a ellas. Te invito a...