prologue

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𝐋𝐎𝐒𝐓 𝐈𝐍 𝐓𝐇𝐄 𝐅𝐈𝐑𝐄

❝ Los mellizos habían nacido para afianzar el reclamo de Rhaenyra Targaryen y mantener la Casa del Dragón lo más alto posible; siempre siendo fiel a sus palabras: fuego y sangre. ─ FIRE AND BLOOD ❞













VISERYS TARGARYEN había desafiado las reglas del juego al nombrar heredera de los Siete Reinos a una mujer, Rhaenyra Targaryen, la Delicia del Reino

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VISERYS TARGARYEN había desafiado las reglas del juego al nombrar heredera de los Siete Reinos a una mujer, Rhaenyra Targaryen, la Delicia del Reino. Los Señores de cada Reino habían hincado su rodilla ante él y su hija, jurando lealtad hacia ellos, puesto que nadie podría traicionar un juramento hecho al monarca que se sienta sobre las dos mil espadas de Aegon el Conquistador.

Fue la ingenuidad de Viserys -quizá- lo que impidió que se prevenga lo que Alicent y su padre tejían desde las sombras. El Rey se apagaba como la llama de una vela a medida que los años pasaban, acortando su vida y su reinado, provocó que los hilos se empezaran a mover rápidamente. Todos querían poner su semilla sobre el Trono, pero solamente unos pocos han de ser valerosos del asiento más poderoso del mundo.

Si Alicent Hightower alguna vez llegó a considerar una opción plantar su propio hijo sobre el Trono, su idea falleció cuando los llantos de dos dragones sonaron anunciando la llegada del próximo heredero: pero, como si fuera una burla de los Dioses, Rhaenyra había dado a luz a una niña. Su primogénita, se trataba de una niña de pelo rubio platino, ojos amatistas y una piel de leche tan suave que sentía acariciar plumas. El Rey celebró contento las buenas noticias, pero su carcajada logró poner a la Reina Verde nerviosa, puesto que se confirmó la llegada de otro niño tras minutos de la recién nacida, un varón con todas las características de la sangre del dragón. Fuerte y claro, el Rey proclamó: ¡Un varón para que proteja la vida de su futura Reina!

Los mellizos dragón serían recordados de esa manera por los siglos por venir, más, se oiría también el llanto de frustración de aquellos que veían sus planes en ruinas: los rumores habían caído a pedazos, Rhaenyra no había deshonrado a su esposo como las malas lenguas decían; pues esos niños tenían la sangre del dragón completamente pura recorriendo sus venas. Aún así, algo logró contentar a la reina, puesto que ningún huevo eclosionó pese a Syrax haber hecho una nidada. El Rey no se preocupó, y Rhaenyra tampoco lo hizo. Cuando los críos cumplieran cinco días de sus nombres, pondrían a todos a temblar al domar bestias aladas tan grandes como Vhagar, Caraxes y Meleys.

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⏰ Última actualización: Jul 10 ⏰

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