Parte Única

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Aquella tarde brillaba con una armonía especial. Primo era un amante empedernido de los días soleados, por lo que pasear bajo la cálida caricia veraniega le ponía de muy buen humor. El día anterior había sido invitado por sus amigos recién casados Bull y Colt, quienes, para celebrar que finalizaron su mudanza juntos al departamento del sheriff, organizaron una comida con amigos. Shelly y Brock también estarían allí, las ansias de llegar y pasar un agradable rato con quienes consideraba su familia ampliaban su sonrisa. Giró en una esquina, por fin arribando al edificio que era su destino, y se sorprendió al encontrar una figura conocida que no esperaba ver ahí, a punto de entra al recinto.

—¡Ey! ¿Qué tal, Crow? —Saludó alegre, acelerando el paso para quedar junto a él.

—Ah... Eres tú Primo... ¿También vienes por Bull y Colt? —Se estrecharon la mano de forma amistosa, como ya les era costumbre.

—Sip, parece que será una gran reunión. —Mostró sus dientes, contento de ver al pelinegro allí. —Poco también iba a venir, pero anda muy ocupado con su novia. En fin, el amor. —Abrió las puertas, dejando pasar primero al más bajo, y él ingresó justo después; no era necesario registrarse en la recepción, ya que conocían bien a la encargada.

—Si, supongo. —Crow no era un chico muy hablador, pero se acoplaba como podía al incesante ritmo de la charla que el castaño le ofrecía.

No podía evitar sentirse algo cohibido ante su presencia, pues aún no había olvidado aquellas fuertes palabras que le dedicó aquel día en la boda de Bull y Colt: "¡Guárdalo por ahora, aún tengo que hacer que te enamores de mi!". En efecto, aún conservaba las flores; lo que Primo no sabía era que el pelinegro ya contaba con cierta atracción hacia él desde hace ya un buen tiempo, pero era algo que no podría revelarle tan fácil. La idea de exponer sus sentimientos ante ese hombre de gran sonrisa y piel trigueña le ponía los pelos de punta. ¿Y si sólo estaba bromeando?, ¿y si sólo conseguía ponerse en ridículo frente a Primo? El anonimato y un perfil bajo siempre fueron sus mejores armas. Caminaron hasta el centro de la planta baja y el luchador se confundió un poco cuando notó que su compañero tenía intensiones de subir por las escaleras.

—¿No prefieres ir por el ascensor? Son bastantes pisos... —Colt vivía en el décimo piso de un edificio de quince. Sería lento y desgastante atravesar tantos escalones.

—Estoy bien, tú ve si quieres. —No era sólo la cercanía con su amigo lo que deseaba evitar a toda costa, sino que también, tenía sus motivos para no querer ni pasar cerca de un ascensor. Se encaminó hasta las escaleras con paso seguro, pero el castaño lo detuvo una vez más con su voz, antes de que pusiera un pie en el primer escalón.

—Vamos wey, haremos más rápido así. ¿Le temes a los ascensores o algo? —Preguntó curioso debido a la renuncia del contrario en acompañarle.

—Claro que no... —Lo miró con los ojos entrecerrados, no pretendía ser visto como un miedoso o algo parecido. Volvió a acercarse hasta él, a lo que Primo sonrió triunfal.

—Bien, entonces adelante, tú primero. —Le volvió a ofrecer el paso con su usual expresión risueña; el pelinegro ingresó a regañadientes y se paró en el ascensor de brazos cruzados, esperado a que el castaño oprimiera los botones correspondientes para ponerlo en funcionamiento. Un tranquilo silencio se apoderó del ambiente, el cual, gracias a Primo, no dudaría mucho. —Vaya, es algo angosto aquí...

—Mh... —El semblante de Crow parecía estar batallando para mantenerse en calma, algo lo estaba perturbando pero no deseaba dejarlo en evidencia; demasiado tarde, porque el más alto ya se había percatado de su inquietud, por lo que decidió comenzar una charla amena para intentar disipar la densidad en el aire.

Secreto a Voces - (one-shot Primo x Crow) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora