Mi carrera. Parte 2

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    Llevo años huyendo de él pero nunca me había detenido a detallarlo.
     El tiempo es un ser extraño, tiene forma de hombre, pero su piel es amarillenta como la arena del desierto; sus cabellos son completamente negros y le cubren el rostro constantemente. Su traje es un remiendo: su sombrero de copa, su pecho desnudo adornado con un colgante de colmillos y tatuajes incas, su chaqueta de mezclilla , sus pantalones de algodón blanco que parecen ser una tallas menor de lo que deberían.Lleva las manos llenas de pulseras coloridas como las que usaría un niño o un hippie y en su cuello una gargantilla con un reloj en el centro. El cinturón que envuelve su cintura parece tejido con oro y de él cuelga la imponente espada, dentro de una funda de piel de dinosaurio .Por último sus pies descalzos con un grillete del que cuelgan cadenas en cada tobillo.De aquella vez en que intentaron atraparlo,en una cárcel de sueños bajo el muelle, para q se desvaneciera con el ir y venir de la marea .Allí camuflado con la arena de la playa,fuera transportado de a poco por la belleza del mar.

    El tiempo va a pie, pero no por eso es menos veloz que cientos de caballos al galope.
     Por raro q parezca lo más sorprenderte de su aspecto estrafalario, no son sus ropas , sino su mirada.
   ¿Alguna vez has visto al tiempo a los ojos?
    Es el sentimiento más extraño.
    En cuanto lo miras, no puedes pensar en nada más;absorbe cada rincón de tu mente y solo queda él.           
    Los ojos del tiempo son lo más hermoso que he visto, no creo que aunque viviese millones de vidas pudiese encontrar algo comparable. Si tuviera que definirlos con un color diría que son color universo.Una mezcla de morados, negros, azules, amarillos, rojos matices. En su ojo izquierdo el predominante es el azul oscuro con motas amarillas y moradas que parecen estar en movimiento continuo. En el derecho el negro ocupa la base pero sobre él podemos ver constelaciones,cúmulos de estrellas y galaxias que parecen ir más profundo en su mirada, como si sus ojos no fueran más que un portal al infinito. Las  oscuras pupilas tienen una característica peculiar, y es que de ellas se extienden dos manecillas ornamentadas, como las de los relojes antiguos y en los límites del ojos podemos ver los números romanos del uno al doce. Mucho antes de que la humanidad pudiese siquiera pensar en el concepto de hora, de número, de medir ,ya el tiempo tenía escrito en su mirada lo valioso que puede ser un día.
   Y Ese día , derrotado ante él podía sentir su mano bajo mi hombro  mientras su otra mano sostenía con desgano la espada, la espada que pensé estaba destinada a acabar con mi vida. Él me había derrotado, yo yacía semitendido en el suelo con su mano como único soporte. Podía haberme matado en el acto, podía haber terminado con el insolente que se atrevía a desafiarlo, pero en cambio el tiempo solo me miró a los ojos y me transportó al infinito.

   Y creo q mis palabras jamás podrán hacer justicia a lo que en verdad sucedió. Ante mí pasaron los recuerdos de toda mi vida, cada vez que uno de ellos me atravesaba era como vivirlo de nuevo. Mis travesuras, mis penas, mis pasiones, mis metas, mi necesidad de vivir intensamente , mi carrera. Mi carrera por la vida, mi carrera contra el tiempo. Como salidos de todas partes comenzaron a llegar recuerdos que parecían de otras personas, de épocas distintas, uno llevaba un sombrero de copa y otra un brazo lleno de pulsitas de colores... Yo estaba como suspendido...y ese día el tiempo  robó mis zapatos plateados.
   Los recuerdos iban y venían en el espacio entre sus pupilas y el universo. Entre sus pupilas y el universo estaba yo. Y el me sonrió levemente, me acarició el rostro y me dejó completamente tendido en el suelo. No sé cuanto estuve allí, viviendo a través del tiempo sus experiencias con el mundo.
   Intenté desviar la mirada y había agua en mis manos , agua que se escurría lenta pero inconteniblemente y sentí miedo .
Sentí miedo porque ganaba y perdía. Las manecillas en los ojos de mi eterno compañero se movían a una velocidad demasiado rápida para mí.
    Él observaba las lágrimas que caían por mis mejillas y yo lo culpaba  silenciosamente por todos mis males.
Pero él no comprendía nada. El errante supremo que había acompañado al mundo desde sus inicios, cuyo aspecto cambiaba constantemente pero su ser se mantenía  invariable, no era capaz de sanar las heridas de mi corazón , ni de comprenderlas.
   Me miraba extrañado , con las manecillas de sus ojos aún dando vueltas; nunca paraban. Así como yo no podía evitar parpadear, el tiempo no podía evitar que las manecillas de sus ojos se movieran. Lo intentaba por momentos pero llegaba un punto en que ya no podía aguantarlo más y ellas continuaban su tarea.
   Los pequeños instantes en que se decidía a intentarlo eran los mejores. Sabía que quería llevar a cabo una tarea imposible,pero si algo aprendí del tiempo observando sus recuerdos era que quería detener los momentos hermosos . Estaba obligado a vivir a través de los demás y se resistía al cambio, igual que el más simple de los mortales.Y a pesar de tener tan en común con nosotros, de ir por lo imposible, de resistirse a su camino, el tiempo no llegaba a comprender mis lágrimas.
    Se resistía de una manera casi inconsciente. Era algo inherente a su ser que a la vez no debería de estar ahí.
   El tiempo era simple, seguro, invariable, pero a la vez muy complejo. Era lo que el mundo había decidido que fuera y con su sola existencia se había convertido en algo más.

     De vuelta a los ojos de mi acompañante, no dejaban de mirarme con extrañeza, no pudo secar mis lágrimas porque no sabía qué significaban, pero aún así me extendió su mano. Yo me levanté con su ayuda y ví el agua que se había escurrido antes de mis manos en el suelo. Los dos observamos uno al lado del otro, por lo que pareció un minuto, pero seguro fueron horas ,como el gran charco iba desapareciendo.
    Mi espada rota había quedado olvidada en una esquina de la estancia.
    Yo me moví hacia allá, me agaché junto a ella , la abracé contra mi pecho y continué llorando .
    El tiempo se movió también y se agachó a mi lado .
    Al final, solo él conocía al completo mis verdades.
    Al final, solo yo había dedicado mi vida entera a entenderlo.
    Y sus manecillas continuaron girando y mis lágrimas se fueron secando en mis mejillas.
    El tiempo y yo nos miramos largo rato.
    Luego salimos de las ruinas y nos acostamos en la yerba que crecía fuera de aquel ruinoso templo.
     No sé en qué momento se había hecho de noche pero el cielo oscuro lucía su usual manto de estrellas y nos quedamos a observarlo.
     Yo miraba con admiración y melancolía.
     El tiempo miraba como quien observa a otra persona a los ojos.
     Uno al lado del otro como iguales y a la vez con una gran brecha entre nosotros.
     El tiempo me sujetó las manos sin dejar de mirar el cielo y continué viendo recuerdos. Aparentemente eran lo único que tenía, pero no todos estaban claros. Muchos de ellos parecían empañados y otros se cortaban por la mitad. Incluso el tiempo era incapaz de detener el curso inevitable de las cosas. No tenía poderes, simplemente existía. No había carruaje, ni palacio, no había riquezas, ni crueldad, ni tampoco alegría.
   Sólo podía percibir el escondido pero notable sentimiento de maravilla que sentía . Con cada recuerdo mostrado parecía decirme "vívelo, observa que hermoso, quédatelo, hazlo tuyo antes de que yo lo pierda".El tiempo no estaba enojado conmigo por enfrentarlo, aquello le daba absolutamente igual. Él sólo quería transmitirme todo lo que pudiera antes de que desapareciera para él, antes de que desapareciera para mí.

    Y me quedé con  todo lo posible, a pesar de que en el proceso él se quedó con todo lo posible de mí también.Mi enemigo natural intercambió esa noche un pedazo de Alma conmigo y desde entonces no huyo más del tiempo.

    Ahora que sé que camina conmigo no tengo necesidad de huir de él, porque siempre está a mi lado, intentando que me lleve todo lo posible, antes de que desaparezca para ambos.
    Aún así no he dejado de correr y la gente no ha dejado de dedicarme sus miradas tristes.Y yo no he dejado de dedicarles sonrisas. Ahora el tiempo y yo corremos juntos, y nos detenemos cuando hace falta, para llevarnos todo lo posible.
    Quizá algún día oigas hablar de mí, por ahí me conocen como el chico que huye del tiempo, y quizá algún día puedas venir a verme y decirme qué fue de mis zapatos plateados. Quizá algún día puedas dejarle una camiseta al tiempo.
    Hasta entonces, nos encontramos en el espacio entre sus pupilas y el universo.
   Entre sus pupilas y el universo nos encontramos todos .

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⏰ Última actualización: Jul 10 ⏰

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