Capítulo 1

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Las infancias suelen ser...dolorosas y depende mucho de la familia en la que estés, Ericka, una señora de 25 años y Francisco, un señor de 28 años se juntaron ya que Ericka había quedado embarazada de una niña.

El tiempo paso y la familia de 3 era feliz, la Familia Loosie, la pequeña era una niña alegre y juguetona y algo traviesa pero no era problema para los padres, en cambio, les parecía agradable que su hija fuera tan feliz.

Pasaron 3 años desde el nacimiento de la pequeña y la relación entre sus padres había cambiado, su padre se volvió un alcohólico, y su madre no podía decir o hacer algo, ya que la situación...seria más problemática. Solamente, su madre le decía que no lo hiciera enojar para evitar inconvenientes pero, siendo una niña de 3 años, no entendía muy bien las cosas que estaban sucediendo o las consecuencias que traían ciertas acciones.

Una noche de tantas en aquella casa, la pequeña estaba jugando en su cuarto con sus muñecas y sus peluches y su madre estaba cocinando la cena, la casa se sentía tan tranquila mientras una pequeña melodía salía del tocadiscos, hasta que su padre llego azotando la puerta con un olor a alcohol y cigarro, algo lo cual alarmo a la señora Ericka y su hija.

- ¡¿Donde carajos estar mujer?! ¡¿Que no vez que ya llegue?! Quiero que me sirvas de comer. - Gritaba el hombre asustando a la pequeña, no quería que su padre le dijera algo y solo cerro la puerta de su habitación y se escondió en su armario, solo podía escuchar los gritos y golpes que se escuchaban desde la sala. Y esto sucedía la mayor parte del tiempo.

Con forme pasaron los años, la violencia en esa casa crecía cada vez mas, aquella niña alegre y feliz, ya no era la misma y si le llegaran a preguntar sobre su infancia, solo recordaba golpes y gritos de parte de su padre. El solía ser una persona muy perfeccionista y eso también afectaba en las calificaciones de su hija, si ella sacaba una calificación que no fuera un 10 o un 9, la golpeaba hasta e el se cansara o hasta que sangrara, haciendo que dejara varias cicatrices en su cuerpo, las cuales empezó a odiar.

Un día como cualquier otro, el señor Francisco estaba golpeando a su hija, ya que había sacado un 7 en matemáticas pero, no midió la fuerza que tenia, que golpeo su cabeza en el piso haciendo que la pequeña se desmayar , solo podía recordar como su madre le grito a su padre y este lanzo a su mujer hacia el sillón, de ahí en fuera todo se volvió negro.

Al momento de despertar, se encontró en una camilla de hospital, conectada a una maquina la cual, le traspasaba sangre y suero a su brazo, sus piernas y brazos vendados, solamente se quedo mirando hacia la ventana de su habitación viendo a los enfermeros y doctores atendiendo a los pacientes, hasta que una enfermera interrumpió sus pensamientos.

- Vaya, por fin despiertas, ya han pasado 10 horas desde que te internaron aquí. - Aquellas palabras asustaron a la pequeña, tal vez no fue mucho tiempo pero, lo que le preocupaba era el como termino en el hospital y...su madre también.

- ¿Y mi madre? ¿Sabe donde esta? ¿Y mi padre? - La sonrisa de la enfermera se desvaneció al escuchar esas preguntas.

- Tu madre ya despertó, ya la examinaron y también ya comió, solo faltabas tu para que despertaras y tu padre...Francisco Loosie, ¿verdad? A el...lo arrestaron por violencia intrafamiliar, si no fuera porque los vecinos los escucharon, en estos momentos no estarían vivas. - La pequeña sintió un frio recorrer por su cuerpo, sabia que su padre las maltrataba y les pegaba pero, nunca pensó en ver a su padre tras las rejas. 

La enfermera salió de la habitación dejando a la pequeña recostada en su cama hundida en sus pensamientos, de repente su mirada se enfoco en las cicatrices de sus brazos y piernas, tal vez no eran muchas pero si eran grandes y profundas, sus ojos se llenaron de lagrimas de solo recordar aquellos momentos dolorosos que vivió, el hecho de que tal vez la señalen por marcas que ella ni siquiera quiso y tampoco pidió.

Minutos después entra un doctor a examinar a la pequeña, checando su vista, el pulso, su respiración, etc.

- Bien, al parecer esta todo perfecto, el suero todavía no se acaba, en un momento viene la enfermera para que te limpie y te cambie las vendas de tus brazos y piernas, no has comido, ¿verdad? En un momento le pido a los cocineros que te traigan algo de comer, tal vez te demos de alta a ti y a tu madre en unos 2 días. - Después de decir eso, el doctor sale de la habitación, la pequeña solo podía ver como se alejaba y entraba a otra habitación, aun no podía creer que estaba en una camilla de hospital, conectada a una maquina y sintiendo como un liquido pasaba por su brazo.

Miraba el techo de color blanco, pensando que será de su vida después de salir del hospital, tenia miedo de saber lo que pasara pero, también tenia miedo de quedarse en el hospital, su cabeza dolía por el olor a medicamento, suero y sangre, era despreciable para ella.

Pasaron los dos días y la señora Ericka y su hija salieron del Hospital, sus abuelos maternos estuvieron esperando en su casa para poder recibirlas.

- ¡Hija mía! Me alegra que por fin saliste y también a mi nieta - Decía su abuela mientras abrazaba a ambas. - Me da gusto que hayan podido salir del hospital y que hayan metido a Francisco a la cárcel, ven, tu papá está en la cocina, les hizo enchiladas verdes, su comida favorita y un pastel de zanahoria. - Tanto su abuela como su madre estaban felices pero, la pequeña todavía no podía procesar bien lo que había pasado, estaba bastante confundida.

Mientras sus abuelos y su madre estaban comiendo y platicando, la pequeña no podía tocar su comida, intentaba entender lo sucedido, su abuela se dio cuenta que estaba todavía sorprendida de lo que pasó.

- Hija, ¿estas bien? No has tocado tus enchiladas y son tus favoritas. - Decía con un tono preocupante mientras tomaba su mano suavemente.

Miro a su abuela algo desconcertada.- Lo siento abuela, es que...no tengo mucha hambre, siento algo de nauseas por el medicamento que me dieron en el hospital.

- Esta bien hija, si quieres al rato comes y te las calientas, ve a descansar.- Decía su abuela con tranquilidad, mientras le recogía el plato de la mesa.

Se dirigió a su cuarto recostándose en su cama todavía asimilando lo sucedido, a pesar de haber salido del hospital, podía sentir, aun, como el suero entraba en su cuerpo dándole un escalofrió por su espalda, el olor a medicina aun entraba por sus fosas nasales y eso hacia que le diera mas nauseas. Recordó que los 2 días que estuvo internada, no había comido nada, no sabia si era por el medicamento o por el aspecto de la comida, solo comía la gelatina o la fruta.

Se levanto de su cama y se puso de pie enfrente del espejo que tenia cerca de su cama, era de cuerpo completo y pudo observar como sus piernas y brazos estuvieron cubiertos de vendajes, por alguna razón, se sentía protegida con esas vendas alrededor, no quería que nadie viera sus cicatrices y explicarles el porque las tenia, no quería explicarles su mayor debilidad, el como, el ser que amaba, que era su padre, le había dejado tal daño, tanto físico como mental, solamente se tiro en el piso abrazada a sus piernas, llorando y desahogándose de todo el dolor y tristeza que sentía.

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⏰ Última actualización: Jul 15 ⏰

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Tengo tu alma...y también tu corazón // Alastor fanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora