Capitulo 01

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En medio de la oscuridad de la noche, un lord de alta alcurnia se posa en el barandal de la terraza del piso más alto de los edificios más visitado del país. Las fuertes corrientes de vientos fríos del lugar sacuden su cabellera de un lado a otro dejando cada uno de los mechones de su cabello alborotado cansándolo de tener que recurrir a sus manos para poder arreglarse una y otra vez su peinado que ya es en vano seguir arreglándolo si quiere seguir ahí para disfrutar de la calma que hay. Mientras no haya alguien que venga y le quite la tranquilidad no habrá problema. Él odiaría que alguien lo viese así, con toda su melena alborotada.

Su mirada parece perdida y sin rumbo cuando mira con desdén a la hermosa Múnich que ilumina sus encantadoras calles con luces de todos los colores dándole un toque dulce pero al mismo tiempo una sensación insana de la que te produce hormigueo por todo el cuerpo al estar solo. Para él no hay nada más deprimente que el escenario. Una ciudad tan mística llena de leyendas y con hermosas piezas de artes está siendo infravalorada por sus mismos habitantes que no ven lo especial que puede ser un lugar como este para todos los que caminan por sus calles.

Detrás de él aparecer un joven adulto con un brazo caído debido a una grave herida que luce fresca. El chico mira con familiaridad al Lord, sentándose en el suelo cerca de donde está sin quitarle la mirada de encima como esperando que él mayor hablase primero.

—Amo, ¿sigue pensando en lo que pasó? —le interroga el menor con gesto de molestia.

— ¿Y cómo no hacerlo? —dice en un murmuro agitando su mano para no darle importancia—. No importa donde mire, es como si la estuviese viéndola a ella. A mi Wendy, y no sé cómo vivir sin ella.

— ¿Ahora la eternidad le debe de parecer algo larga ahora, cierto? — se ríe por lo bajo extendiendo su mano que tiene un sobre con el color rojo que predomina sobre el negro de la tinta. Colocándosela entre sus dedos la pone frente al lord que espera que lo agarre—. Perdone, amo Allen, pero esto es lo que me da risa.

—Gracias, Aidan.

Recogiendo el sobre de las manos de su pequeño lacayo la abre postrándose sus castaños ojos en cada detalle que este tiene en busca de algo extraño. Mirando de atrás hacia delante no consigue nada fuera de lo común a lo que decide abrirla pero el sobre se despliega antes de que pueda hacer algo mostrando que la carta con el recaudo es una sola pieza. En letra moldeada y en cursivas aparece el siguiente mensaje escrito con tinta y plumones para remarcar algunas partes:

"MY NAME IS DEAHT, BITCH".

Se lo vuelve a entregar a su lacayo sin mirarlo, pero con un pequeño gesto de disgusto lo mira por segundos por el lobillo del ojo. Acomodándose en las barandas juntando sus manos y la usa como apoyo para su cabeza observando mejor el lugar con su silenciosa melancolía que ya Aidan conoce, y sabe que no hay nada ni nadie que lo saque de su trance.

—Vamos amo Allen, debe de haber algo que yo pueda hacer por usted para que deje de pensar en "aquella noche" en la que pasó todo. Sé que debe de haber alguna pista que podamos seguir para llegar a Couzie, el cazador francés.

—... Y pensar que en cinco minutos tu vida puede cambiar drásticamente, ¿eh? —murmura mirando a la enorme luna que tiene encima. Mirándola fijo se mueve involuntariamente hacia donde su joven lacayo lo mira con desaprobación—. ¿Me decías algo, Aidan? No te escuché bien, ¿me lo podría repetir? Y perdóname la molestia.

—Si amo —dice respirando profundo —, le decía que debe de haber algo que nos lleve a Couzie para poder erradicarlo para que deje a los vampiros y a los ghilan vivir en paz. Ya que empezaron a correr rumores de nuestra existencia gracias al cazador que nos no dejará así de fácil.

—Lo sé pero, ¿Qué podemos hacer? —le reclama al más joven arrugando su pequeña nariz —, Él ha demostrado ser astuto, más que nosotros. No hay nada que hacer en este caso para detenerlo. Solo hay que esperar a que nos joda a cada uno de nosotros mientras esperamos a que la muerte nos venga a buscar —dice dándole una pequeña sonrisa incomoda.

una fanática fastidiosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora