𝓡𝓸𝔂𝓪𝓵𝓽𝔂

ꜱɪᴘɴᴏꜱɪꜱ

ROYALTY

Con voz temblorosa, el joven se atrevió a preguntar: —Alteza, permítame interrogarle —aclaró su garganta, buscando firmeza en su tono—, para usted, ¿es más importante el ser o el deber?

El monarca, sin una pizca de emoción, respondió de manera tajante: — Amor.

El joven, sorprendido pero decidido, replicó: —Entonces, dígame, ¿qué significa el amor para usted? —Se aproximó con rapidez hasta quedar frente a él, retando su autoridad.

El semblante del rey cambió bruscamente. No esperaba tal pregunta, y recibirla le infligió un dolor abismal, tan profundo que lo desarmó por completo. Con desesperación, tomó las manos del joven, quien lo miraba con urgencia, aguardando una respuesta. Los ojos del monarca comenzaron a llenarse de lágrimas, hasta que, vencido, se dejó caer de rodillas ante él.

El joven retrocedió, atónito, su cuerpo temblaba al ver a su rey postrado a sus pies. Era una escena inimaginable; los súbditos se arrodillaban ante la majestad, no al contrario. Con la voz rota, casi en un susurro suplicante, el monarca murmuró:

—Soy completamente tuyo; puedes arrasar mi reino, despojarme de todo, incluso destruirme a mí mismo, y aun así, siempre me postraré a tus pies. Dime, ¿no es eso amor?