amor de turros

primer capítulo

Como nos conocimos

No le gustaba para nada el nuevo esposo de su madre, pero no había manera de hacerla entrar en razón de que ese hombre no era bueno para ella.

Trato de avisarle un montón de veces antes del casamiento que no lo hiciera, pero su madre solo tenía ojos para ese hombre con el bolsillo lleno.

El mismo había visto como su "padre" miraba explícitamente a otras mujeres más jóvenes, y en más de una ocasión vio como hacía alguna seña hacia ellas.

El hombre era un degenerado, pero tenía dinero, y eso los haría salir de la villa* en la que estaban viviendo desde que su verdadero padre los abandonó.

No es como si la vida allí fuese tan mala, tenían un grupo que los protegía de cualquier cosa, tenían una linda casa y nunca les había faltado un plato de comida, pero su madre ya no lo aguantaba.

Después de casarse se mudaron, era una casa de dos pisos y un jardín enorme, mucho más grande que en la villa.

A Tomás igualmente no le gustaba mucho, la mayor parte del tiempo se sentía solo, y el ser hijo único no ayudaba mucho.

Después de una semana sin escuela su madre le avisó que se cambiaría a una nueva, una privada en donde le darían una mejor educación.

Esta de más decir que no estaba contento, en su escuela tenía todo, amigos, maestros, educación, todo.

Su madre no torció el brazo y dijo que si no quería podía ir a buscar trabajo, ya que ella no le iba a limpiar la casa a alguien que no hace nada.

Suspiro derrotado, por la mañana del día siguiente tendría que ir a la escuela nueva y presentarse, ya hacia dos meses que habían empezado las clases y probablemente nadie le hable.

Se acostó en su cama y miró el techo, tal vez no era tan mala idea, podría conoces gente nueva, tal vez sus nuevos maestros lo quieran, tal vez le enseñen más cosas para su futuro.

Se giró en la cama, dándole la cara a la pared, cerró los ojos y trató de dormir.

La mañana llegó con una caricia de su madre en el cachete diciendo que se despierte.

Eran las seis cuarenta y cinco, él entraba a las siete y media.

Se sentó en su cama mirando por un minuto a la nada, tratando de levantarse, pestañeo y de repente todo se volvió claro, era hora de levantarse.

Tomo el uniforme y se dirigió al baño donde se cambió y lavó los dientes.

La verdad que no estaba mal, era normal, un jogging azul con una remera blanca y el logo de la escuela, una campera azul y las zapatillas blancas.

Se miró en el espejo y pensó que podría verse peor, desinfectó sus piercings y bajo a la cocina, su mamá le había comprado medialunas dulces.

Comió dos y tomó mate mientras la pava eléctrica calentaba más agua para llevar a la escuela.

Preparo el matero*, la mochila, se vio a sí mismo y ya estaba listo.

- Chau ma - saludo con un beso en la frente a su madre

- Chau toti - lo abrazó - Que te valla bien -