Debo resistirme.
Eran solo unos treinta minutos más de clase y yo no lograba concentrarme. Simplemente no podía.
Estábamos en la mitad de una especie de examen auditivo, lo que llaman "listening" pero yo lo que menos estaba haciendo era prestar atención a quien sea que estaba hablando a través del parlante. Mis ojos simplemente se fijaban en ella, tan hermosa y sensual como siempre. Sentada en su asiento justo en frente de todos detrás de su asiento.
Sus piernas cruzadas, su cabello rubio corto que dejaba caer sus puntas por sus hombros, su ceño fruncido y labios mordidos mientras corregía los exámenes de las semanas anteriores. Laura, ese era su nombre.
Dios, realmente no hay cosa igual...
De repente, su mirada se encontró con la mía y su ceño se frunció aún más, haciéndome notar algunas arrugas que destacaban, enseñando marcas del progreso de su edad. 47 años de pura belleza.
Sus ojos se entrecerraron al mirarme y el duelo de miradas comienza, como todas las malditas clases.
Cuando de repente los flashbacks de lo sucedido la semana anterior golpearon mi mente.
~Viernes anterior...
La clase ya había terminado pero me había decidido a quedarme un rato en el instituto para repasar lo ya dado.
Encerrada en el salón, escucho el característico sonido de unos tacones dirigiéndose a la habitación. Sonrío con la cabeza baja ya sabiendo de quién se trata.
Claramente, no me había quedado para estudiar, solo quería verla unos minutos más.
-¿Stuchman?- como siempre, llamándome por mi apellido. Realmente era muy poco común que me llamara por mi nombre, Miranda, pero como sabía que nunca perdía las formalidades, nunca reclamé al respecto- ¿Que hace aquí?, la clase ya ha terminado. -como siempre con su postura erguida y su mirada penetrante que me generan un trance cada vez que me enfrento con ella.
-Lo lamento, profesora... Últimamente he estado algo confundida con los últimos temas abordados y pensé en que tal vez podría quedarme aquí un par de horas más y estudiar, por si tuviera alguna duda la tendría a usted conmigo y tal vez no sería tan difícil- apoyé mis codos sobre mi mesa individual y mi cabeza sobre mis manos, dándole una sonrisa leve y coqueta. Noté como sus músculos se tensaron y exhaló todo el aire que tenía acumulado por su nariz.
-Eso... No me parece correcto. Si quiere aprender más podría sugerir para tener clases particulares o preguntarme sus dudas en el horario de clases. -su voz sonaba nerviosa.
-Si, pero... -la miré con sensualidad- ¿Las clases particulares serían con usted? Porque si no, no tendría motivación para realizarlas...
Lo dí todo.
-Eh... Ehm... U...usted no necesita de ninguna motivación. Si quiere aprender, aprenderá por su cuenta, como debe ser. -cerró la puerta del salón a sus espaldas, caminó hasta su silla y se sentó tras su escritorio- me parece que ya está bastante grandecita como para motivarse por su cuenta... -unos segundos después de mencionar tal frase, sus ojos se abrieron como platos y una pequeña risa no pudo evitar salir de mi boca.
Creo que eso no era exactamente lo que querías decir, Laurita.
Me levanté de mi asiento y caminé con cautela hasta su escritorio. Su mirada clavada en mí me persiguió como si fuera un imán para sus pupilas y juro que pude escuchar su corazón latiendo más fuerte de lo normal.
-¿A qué se refiere con motivarme... Profesora? -me apoyé en su escritorio con ambas manos, acercando mi rostro al suyo.
-Sabe a lo que me refiero, Stuchman. No es tan tonta como para no entender lo que le digo-expresó una risa llena de ironía- bueno, o tal vez sí...
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One Shots- Historias Lesbicas
Short Story~historias cortas Lesbicas ~contenido +18 y +21 ~contenido sexual explícito