II

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-A través de un halo de luz, June le quitó a Phuwin su voz y la guardó en una caracola que se colgó del cuello- ¡Ja, ja, ja! -rió June, contemplando con ojos codiciosos la brillante voz que tenia consigó- ¡Ahora tu dulce voz es mía!

-La magia de June comenzó a hacer efecto en Phuwin. Un remolino cegador lo envolvió y lo transformó... ¡en humano! Sin su cuerpo de tritón, le faltaba el aire y empezó a hundirse rápidamente hacia el fondo. Pero Sebastián y Flounder acudieron en su ayuda y lo llevaron a la superficie.

Al llegar a la playa, Phuwin estaba demasiado ocupado admirando sus recién estrenadas piernas para darse cuenta de que se encontraban justo ante el castillo del príncipe Pond. Encantado, movió los dedos de los pies: ¡sus pies!

-Ahora podré levantarme... y caminar al lado de Pond -pensó, feliz-

-Tenemos que encontrar ropa humano -dijo Scuttle-

-Pond, que estaba paseando por la playa con su perro, se acercó a Phuwin- Espero que Max no te haya asustado -dijo el príncipe, quien deseaba que Phuwin fuese el muchacho cuya voz lo había enamorado, pero el se limitó a sonreír y a mover la cabeza-

-Seguro que no es el. No puede hablar -pensó Pond- ¡Qué pena!

Una vez en el castillo, Phuwin se bañó, se puso la ropa que le habían regalado y bajó a cenar. Pond le presentó a su leal consejero, Joong, con la esperanza de que a él también le gustara. Pond se quedó impresionado al ver a Phuwin pues estaba deslumbrante con su ropa nueva.

-Tienes razón, Pond -exclamó Joong- ¡es encantador!

Durante la cena, a Joong le sorprendió el silencio de Phuwin.

-¡Qué curioso! -murmuró. Luego, cuando Joong estaba a punto de descubrir a Sebastián entre la comida que tenía en el plato, el cangrejo corrió hacia Phuwin.

-Phuwin, no me separaré de ti -dijo en voz baja-

-Para causar buena impresión, Phuwin se peinó el cabello con el tenedor como le había enseñado Scuttle. A Pond le pareció divertido y se echó a reír.

-En el fondo del mar, Earth no podía soportar el dolor que le causaba la desaparición de Phuwin y Sebastián- ¿En qué rincón de los Siete Mares estarán esos dos? -pensaba-. Ya hace un día que faltan.

Envió un equipo de búsqueda para que registraran el océano de un extremo a otro, pero los exploradores regresaron sin noticias. No estaban en ninguna parte.

A la mañana siguiente, Pond llevó a Phuwin a dar un paseo en carruaje por los alrededores del castillo. Phuwin estaba encantado con los hermosos pueblos y los bellos paisajes del reino de Pond, y deseaba poderle decir lo feliz que era. No era necesario. Pond sabía que Phuwin estaba disfrutando e hizo todo lo posible para que se sintiera bien.

Aquella tarde, Pond invitó a Phuwin a dar un romántico paseo en barca por el lago... ¡acompañados por Flounder, Scuttle y Sebastián! Pond empezaba a enamorarse de Phuwin. Todos los animales del lago se reunieron alrededor de la barca para contemplar a los jóvenes, Pond estaba a punto de besar a Phuwin.

-¡Bésalo pronto, Pond! -pensó Scuttle. El tiempo concedido a Phuwin para ser humano estaba terminando-

Pero June no estaba dispuesta a permitirlo. Los había estado espiando a través de los ojos de las odiosas anguilas para asegurarse de que los labios de los jóvenes no llegaran a unirse en un beso, y pudieran sellar su amor para siempre. De pronto, las repugnantes anguilas salieron del fondo, volcaron la barca, y rompieron el hechizo del momento. Pond y Phuwin cayeron al agua.

-Faltó poco -exclamó June- Parecían tan felices juntos... Pero temo que no haya sido suficiente para detenerlos. Me convertiré en un joven hermoso y robaré el corazón del príncipe -dijo soltando una horrible carcajada -Inmediatamente, se transformó en un bello joven llamado Book - ¡Con este rostro y la voz de Phuwin- nadie podrá resistirse! ¡Ja, ja, ja!

El Sirenito - PondPhuwinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora