Capítulo 1

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Estaba feliz; finalmente conocería a Andoni después de seguirlo en redes sociales durante los últimos cuatro meses. Cada publicación, cada historia, y cada video de sus entrenamientos se habían convertido en parte de mi rutina diaria. Sus consejos sobre fitness y su estilo de vida me inspiraban a mejorar cada día.

Para la ocasión, decidí invitar a mi mejor amiga. No me parecía buena idea ir sola a un lugar donde no conocía a nadie. Estaba segura de que sería incómodo. Aunque ella no entendía nada sobre el mundo de los gymrats, aceptó acompañarme sin dudarlo. Su apoyo incondicional era algo que siempre apreciaba.

El día de la reunión llegó. Nos encontramos en la entrada de la plaza, un espacio amplio y vibrante lleno de gente disfrutando del día. El sol brillaba, y había una energía palpable en el aire. Sentí una mezcla de nervios y emoción mientras caminábamos hacia el punto de encuentro.

Andoni estaba allí, rodeado de un grupo de seguidores igual o mas entusiasmados que yo. Su presencia era imponente, y su carisma atraía a todos a su alrededor. No podía creer que finalmente lo estaba viendo en persona. Intenté mantener la calma mientras nos acercábamos.

—¡Hola! —saludé, cuando fue mi turno, con una sonrisa, tratando de disimular mis nervios.

—¡Hola! —respondió Andoni, devolviendo la sonrisa con una calidez que me hizo sentir más relajada—. ¿Cómo estás?

—Muy bien, gracias. Estoy muy emocionada de conocerte —dije, sintiendo cómo mi corazón latía con fuerza.

Andoni y yo comenzamos a hablar sobre sus rutinas de entrenamiento y cómo había comenzado en el mundo del fitness. La conversación fluía con facilidad, y por un momento, olvidé mis nervios. Sin embargo, pronto noté que la atención de Andoni se desvió hacia mi amiga.

Ella, sin entender del todo la situación, pero con su habitual encanto, comenzó a hablar con él. A medida que la conversación avanzaba, Andoni parecía cada vez más interesado en ella. Sentí una punzada de decepción, aunque intenté no mostrarlo.

Mis pensamientos se agolpaban mientras los observaba reír y charlar animadamente. Me había imaginado este momento tantas veces, pero nunca pensé que terminaría así. Me preguntaba cómo debía reaccionar ante la situación. ¿Debería sentirme celosa? ¿O debería alegrarme por mi amiga?

Opté por la última opción. Respiré hondo y decidí disfrutar del momento. Después de todo, estar allí, conocer a Andoni y pasar tiempo con mi amiga era lo importante. Aunque no fuera exactamente como lo había imaginado, aún podía ser una experiencia memorable.

Nos quedamos un rato más en la plaza, charlando y riendo con otros seguidores de Andoni que se acercaron a saludar. Mi amiga parecía encantada con la atención que recibía, y no pude evitar sonreír viéndola disfrutar tanto del momento. A veces olvidaba lo fácil que era para ella conectar con las personas.

Andoni se despidió finalmente para continuar con sus compromisos del día, prometiendo mantenerse en contacto a través de las redes sociales. Pero antes de irse, se detuvo frente a mi amiga, y luego de una pequeña conversación le pidió su Instagram. Esa punzada extraña regresaba, me tomó por sorpresa y no me había agradado del todo. Sin embargo la ignore y continue sonriendo.

Nos quedamos un poco más en la plaza, absorbiendo la energía del lugar antes de decidir qué hacer a continuación.

—¿Y bien? ¿Qué te pareció? —le pregunté a mi amiga una vez que nos alejamos un poco del bullicio.

—¡Fue genial! —respondió emocionada—. Andoni es tan simpático, ¿verdad? Y todos los chicos y chicas que conocimos también fueron muy amables.

Asentí, contenta de que ella también hubiera disfrutado de la experiencia.

—Me alegro de que te haya gustado. La verdad es que no sabía qué esperar, pero fue mucho mejor de lo que imaginaba.

Caminamos por la plaza, comentando los momentos más divertidos y curiosos del encuentro. Poco a poco, la tensión inicial se fue disipando, reemplazada por la complicidad que siempre había entre nosotras.

—¿Crees que volveremos a ver a Andoni? —preguntó ella de repente.

—Ustedes si se volverán a ver —respondí encogiéndome de hombro, aunque acabe sonriendole para que no pensara qué estoy enojada o algo parecido.

A pesar del giro inesperado de los acontecimientos, me sentía agradecida por haber tomado la decisión de venir con mi amiga. Al fin y al cabo, había sido una tarde divertida.

Decidimos ir a tomar algo a un café cercano para seguir conversando y relajarnos después de la emoción que vivimos ambas.

—¿Sabes qué? —dijo mi amiga con una sonrisa—. Aunque Andoni no se haya fijado en ti, estoy segura de que pronto conocerás a alguien que valore todo lo increíble que eres.

La miré a los ojos, agradecida por sus palabras reconfortantes. En ese momento, supe que, sin importar lo que el futuro tuviera preparado para mí, siempre tendría a mi lado a una amiga dispuesta a compartir cada paso del camino.

Luego de relajarnos en el café, Ana y yo nos despedimos para irnos cada una a nuestras casas.

Al día siguiente, mientras revisaba mi telefono, vi una notificación de mi mejor amiga. Era una captura de pantalla de un mensaje directo de Andoni.

Andoni: ¡Hola Ana! Fue genial conocerte ayer en la plaza. Me encantó tu energía y tu sentido del humor. ¿Te gustaría tomar un café algún día esta semana?

Leí el mensaje una y otra vez, sorprendida por la propuesta directa de Andoni hacia mi amiga. Parecía que la conexión que habían tenido durante nuestra reunión no había pasado desapercibida para él. No pude evitar sonreír ante la idea de que Ana y Andoni pudieran llegar a conocerse mejor.

Ana: ¡Hola Andoni! Me encantaría tomar un café contigo. ¿Te parece el jueves por la tarde?

Unos minutos más tarde, Andoni respondió con entusiasmo.

Andoni: ¡Perfecto! El jueves por la tarde me viene genial. ¿Podemos encontrarnos en el café cercano a la plaza donde nos conocimos?

Le respondí intentando demostrar mi emoción. De alguna forma iba a vivir mi sueño desde ella, y no me molestaba la idea. Estaba feliz por ella, porque sabía que Andoni era un chico increíble.

Los días siguientes pasaron rápidamente, y el jueves llegó antes de que nos diéramos cuenta. Ana estaba nerviosa pero emocionada por su cita con Andoni. Me aseguré de darle ánimos y consejos antes de que se dirigiera al café para encontrarse con él.

Enamorándome de Andoni Donde viven las historias. Descúbrelo ahora