Capítulo 2

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Los días siguientes pasaron rápidamente, y el jueves llegó antes de que nos diéramos cuenta. Ana estaba nerviosa pero emocionada por su cita con Andoni. Me aseguré de darle ánimos y consejos antes de que se dirigiera al café para encontrarse con él.

Me había pedido que la acompañara, pero que me mantuviera alejada. Se trataba de un método preventivo que siempre utilizabas cuando alguna de las dos conocía a un chico nuevo.

—T/n, ¿crees que debería llevar este vestido? ¿O mejor algo más casual? —preguntó Ana, sosteniendo dos opciones frente al espejo.

—Definitivamente el vestido. Te ves increíble en él —respondí, sonriendo.

Ana asintió con determinación y se vistió con el vestido elegido. Después de un último vistazo en el espejo, salimos rumbo al café donde Ana y Andoni se encontrarían.

El ambiente en el café era acogedor, con mesas pequeñas rodeadas de plantas verdes y luces tenues. Elegimos un rincón discreto desde donde podía observar discretamente la cita de Ana sin ser demasiado evidente.

—Relájate, todo va a salir bien —le dije a Ana en un susurro reconfortante mientras esperábamos.

—Gracias por estar aquí conmigo —respondió, mirándome con gratitud—. No sé qué haría sin ti.

La vi sonreír nerviosamente cuando Andoni llegó. Se acercó a la mesa con una sonrisa cálida y un gesto cortés. Me alegré al ver que parecían estar conectando tan bien como lo habían hecho en la plaza.

Durante los siguientes minutos, me concentré en mantenerme ocupada con mi teléfono mientras escuchaba fragmentos de su conversación. Ana parecía cada vez más relajada, y Andoni demostraba ser un caballero atento y amigable.

Después de aproximadamente una hora, noté que la conversación fluía sin esfuerzo entre ellos. Decidí que era el momento adecuado para retirarme discretamente.

Mientras caminaba hacia casa, pensé en lo feliz que me sentía por Ana, aunque mi propia interacción con Andoni no había resultado como esperaba, ver a mi amiga disfrutar de una cita tan prometedora hizo que todo valiera la pena.

Llegué a casa y me senté frente a mi computadora, revisando mis mensajes y poniéndome al día con mis propios proyectos. Aunque la tarde había sido emocionante y llena de expectativas cumplidas para Ana, para mí había sido una lección valiosa sobre la importancia de apoyar a quienes amas en cada paso de sus propios caminos.

Mientras revisaba mi teléfono, recibí un mensaje de un chico llamado Marcos, un conocido de la universidad que no veía desde hace algún tiempo.

Marcos: ¡Hola T/n! ¿Cómo has estado? ¿Qué te parece si nos vemos este sábado? Algunos amigos están organizando una pequeña fiesta en casa y sería genial que vinieras.

Leí el mensaje con una mezcla de sorpresa y curiosidad. No había hablado con Marcos en meses, pero siempre había sido una persona divertida y amigable.

T/n: ¡Hola Marcos! Me alegra saber de ti. Me encantaría ir a la fiesta. ¿A qué hora y dónde es?

Decidí aceptar la invitación, emocionada por la perspectiva de volver a conectar con viejos amigos y tal vez hacer algunos nuevos.

Le conté sobre la fiesta a Ana y me dijo que ella también iría con Andoni, lo cual me tomó por sorpresa ya que eso significaba que seguramente Andoni y Marcos se conocían.

El sábado por la noche, me preparé para la fiesta con entusiasmo. Elegí un atuendo casual pero atractivo, sintiéndome lista para disfrutar de la noche y la compañía de Marcos y sus amigos.

Enamorándome de Andoni Donde viven las historias. Descúbrelo ahora