Bucle Gris

Intro

Me llamó Igor, no soy una persona interesante ni mucho menos pero tengo varias historias que puedo contar. Una de ellas, mi favorita comienza así.
Una mañana en Frenka, la ciudad de la vida y el dinero, para algunos, porque a nuestro protagonista no le parecía así. No me acuerdo de su nombre pero llamémoslo Luan, pues Luan tenía una vida tranquila. Vivía alejado del centro donde todos gastaban y eran "felices". Vivía con su pareja Berna y su perro; una casa bastante pequeña pero acogedora.

Luan quería tenerlo todo y sabiendo lo que pasaba en la ciudad más aún. El quería dedicar su vida entera a Las Pruebas Etéreas. Luan ansi...AY PERDÓN, no conté que eran las pruebas no? Déjame relatarte lo poco que sé. Las Pruebas son 10 desafíos para los mortales que ansían dinero, poder, una plaza en el mundo de los Dioses. Una plaza que sólo podrá reclamar el mejor, el que destrone al Rey que está dando una oportunidad a los mortales para unirse a ellos. Vale, ahora que sabes de que hablo prosigo en la narración. Luan quería ese puesto y le prometía a su amada que gobernarian juntos. Que en el momento que el conquistase esas pruebas ellos dos estarían junto al resto de Dioses viviendo lo que no han vivido nunca. Todos los años la gente se tiraba por un risco por el cual se entraba al Reino de los grises. Unos seres que no sienten, no oyen, no huelen, están vacíos por dentro, solo sirven a su Rey por el resto de la eternidad. Ese es el precio por fallar las pruebas, convertirte en un gris.

No te creas que todos los grises son iguales, depende de en qué prueba caigan ellos tienen unos beneficios u otros. Si perecen en la primera prueba el único beneficio que obtienen es seguir existiendo, ahí estan todos los inútiles. En la segunda tienen el derecho de recordar su vida. En la tercera pueden observar su entorno. Y a partir de ahí el resto es desconocido, esto lo sacaban de unos libros antiguos los cuales ardieron junto a la catedral de Sengri. Luan estaba tan seguro de que podría pasar todas las pruebas sin saber cuales eran. Era un iluso con agallas, Berna no estaba de acuerdo en que el siguiera por ese camino pero Luan estaba decidido. Necesitaba sentir lo que sentían todos, lo que el consideraba la "Buena Vida", aún así Berna nunca decidió hacerle de menos, le apoyó todo el camino hasta los 19 años en los cuales Luan sintío que estaba preparado. Berna con lágrimas en los ojos y sintiendo que Luan no volvería le pidió una última cosa antes de su partida a Risco Gris. Le pidió descendencia, un recuerdo por si tardaba demasiado. Un reemplazo al que poder volcar el amor, tristeza, felicidad mientras él no estaba. No tardaron ni 10 segundos en cuanto Berna dijo eso y ya estaban en casa, uniendo sus almas una última vez. O así lo veía Berna, Luan estaba convencido de que lograría su meta. Una vez la pasión se consumió y Berna dormía, Luan abandonó el hogar dejando una carta que decía: "No olvides mi promesa, yo no lo haré. Volveré para criar a nuestro hijo, de momento quiero que seas lo más feliz que puedas, que cuides de nuestro perro y que no dejes de comer, recuerda que tienes un hijo dentro, el también necesita comida. Te amo, volveré pronto"
Partiendo hacia la ciudad encontró a más de una persona que iría al risco para lo mismo que van todos. Y así Luan los fue apuntando en una libreta, como a Fried, le describió como "Pequeñajo, aparenta que es listo pero muy flojo, este cae en la primera, me compadezco de él" Junto a un pequeño dibujo:

O Chica Oso "Nunca pensé que me daría miedo una mujer que no fuese Berna o mi madre, me equivocaba"

Siguió apuntando a todas las personas que estarían yendo al Risco hasta que llegaron a una parada donde descansarán todos por esa noche. Luan estaba tan entusiasmado de no pudo descansar más de 10 minutos, bueno y porque escuchó ruidos raros que parecía solo oír él desde la cocina de la parada.