❝Solo necesitó mirarla a los ojos para saberlo,
estaba perdidamente jodido
y Rose Wadsworth tenía la culpa...❞
-Steve Harrington
STRANGER THINGS [ seasons 1-4 ]
oc x steve harrington
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「CHAPTER SEVEN 」
❝Faceless creature❞
゜・。。・゜゜・。。・゜
LA NOCHE LA RECIBIÓ TÉTRICAMENTE CON LOS BRAZOS ABIERTOS, atormentándola con su oscuridad sepulcral. Rose se levantó del sillón angustiada, sin poder dormir tranquilamente al ver el rostro de Will cada vez que soñaba. Odiaba que todo estuviera tan oscuro, por eso las luces se encontraban prendidas, incluso las lámparas.
La casa estaba inquietantemente silenciosa.
Miró el reloj, esperando que Nick o Leonore llegaran pronto, pero la espera no hacía más que aumentar su nerviosismo.
Nuevamente la soledad se cernía sobre ella, cada sombra parecía ser una silueta y eso la asustaba. Rose trató de concentrarse en algo, cualquier cosa para apartar los pensamientos sombríos de su mente.
—¿Estarán dando esos dibujos que veía Dustin?
Encendió la televisión para comprobarlo, pero realmente estaba esperando que el ruido y la luz mitigaran el peso de la oscuridad. Sin embargo, no encontró consuelo. Cada canal parecía más vacío que el anterior, y las risas enlatadas de las comedias solo lograban aumentar su ansiedad. Apagó la televisión de un golpe y se levantó, sintiendo la urgencia de moverse.
Miró la radio y por un momento se le pasó por la cabeza prenderla, hasta que el recuerdo de su pesadilla la golpeó con fuerza y decidió alejarse.
Inquieta, caminó por la sala y terminó en la cocina, sirviéndose un vaso de agua.
La sensación de ese momento la iba a volver loca.
Un parpadeo la hizo mirar al techo. La luz de la cocina estaba parpadeando, casi perdiendo esa característica intensidad. Luego, las luces siguientes de esa hicieron lo mismo y Rose siguió el camino de las luces. No eran todas simultáneamente como en sus sueños, sino una individualmente. Era extraño, el pago de la electricidad estaba al día, ella misma lo hizo adelantando el mes.
Rose se quedó inmóvil cuando todas las luces se apagaron con brusquedad.
—¿Qué diablos...? —murmuró, sintiendo cómo su respiración se aceleraba—. ¿Nick? ¿Leonore?
