Me escapé de casa a los 17, me escondí en el territorio de la mafia americana, así que cuando mi padre me encontró no me pudo volver a llevar a mi tierra natal. Estaba en mi último año, cuando el apareció en mi vida.
Han pasado 10 años desde que so...
-Señor, ya estamos listos- me informa uno de mis hombres.
Abren las puertas y camino con la cabeza en alto mientras mis hombres se van ubicando detrás de mi para protegerme, en caso de que allá una masacre.
-Ya estoy aquí, así que podemos empezar.
-Siempre al grano, ni siquiera saludas a tu amigo.
-Tu y yo no somos amigos
-No, no somos amigos, pero dentro de poco seremos familia.
-Faltan como mínimo 18 años, para que ocurra eso.
En ese momento nos vemos interrumpidos por el ruido de la puerta, de la cuál emerge una figura de un niño pequeño siendo custodiados por hombres de la bratva.
Detrás del niño viene mi mujer sosteniendo a mi bebé de apenas 1 año.
-Bueno, ya que estamos todos aquí podemos dar inicio a la ceremonia.
-Hoy 12 de marzo damos inicio a la paz entre las familia Russo y Petrov- habla un viejo mientras sostiene las manos de el primogénito de Boris Petrova y la de mi hija menor- la cuál ha sido bendecida con un pacto de sangre el cual tendrá el fin de casar a Iván Aleksander Petrov y Briana Russo, hijos de los cabecillas de la bratva y mafia italiana.
Esta es la indicación de que los líderes de las dos mafia saquen sus dagas para cortar su mano haciendo que está sangre para poder dejarla caer en el centro de la mesa, cumpliendo parte del pacto.
Se que esta es la mejor decisión. Pienso, si de mafia hablamos la italiana y la rusa son las más poderosas, pero se que en un futuro tendré más enemigos, y tengo que velar por la seguridad de mis hijos y de mi clan.
Y a fin de cuentas la guerra contra los rusos nunca se iba alcanzar, y es por eso que con este pacto, acabaré la guerra y protegeré a mi hija.
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