Forzado por el placer.

Aliviare tu dolor.

Los medios de comunicación estallaron al recibir la noticia de que dos de los Overlords más poderosos habían sido brutalmente atacados. Tanto en la televisión como en los medios tradicionales, se informó que Alastor y Vox estaban gravemente heridos y permanecían inconscientes dentro del Hotel Hazbin. Aunque aún no se sabía quién era el responsable, se sospechaba que se trataba de un nuevo pecador que intentaba establecer un nuevo dominio en el Anillo del Orgullo. La gravedad del incidente no pasó desapercibida, ya que alguien con el valor de enfrentarse a dos Overlords y dejarlos en muy mal estado, no era una situación que se podía ignorar.

Era extraño no tener nada más que simples especulaciones. En el Anillo del Orgullo, donde las cámaras vigilaban cada rincón y la compañía Voxter solía vender videos de incidentes como este, la ausencia de cualquier material audiovisual era intrigante. No había evidencia de testigos o imágenes disponibles, lo cual no era habitual en un lugar tan vigilado. Se especulaba que la derrota de ambos Overlords podría haber sido tan humillante que se habían eliminado todas las pruebas incriminatorias. La incertidumbre y la expectativa se extendieron mientras la ciudad infernal esperaba alguna respuesta sobre dos de sus figuras más influyentes.

Pero para los seguidores y fanáticos no les importaba tanto los rumores o chismes. Más bien, estaban ansiosos por volver a ver y o escuchar a sus dos ídolos favoritos, es obvio que ellos van aclarar lo sucedido y aunque ambos se reserven cierta información, la comunidad deseaba al menos confirmar que sus ídolos estaban vivos y que muy pronto volverán al mundo del entretenimiento.

[...]

La luz comenzó a colarse por la ventana. Alastor empezó a abrir los ojos. No estaba acostumbrado a despertar con los rayos del "sol" sobre su rostro, normalmente su recámara estaba en sombras y su forma de despertar era a través de la radio.

Intentó levantarse, pero al primer movimiento sintió una fuerte punzada en la cadera, seguida por un gran ardor en su zona íntima.

- Mierd...-

El impulso a toser le impidió hablar, y con el dolor intenso en su garganta le era imposible pronunciar una palabra. Era como si hubiese comido una caja de alfileres; hasta su propia saliva le quemaba más que el fuego infernal. Llevó su mano hacia su boca para evitar que sus pulmones expulsaran el aire con una fuerte tos. Pero fue inútil.

Volteó su cuerpo de lado para evitar ahogarse. El sabor metálico invadió su boca y, al mirar su mano, se percató de que estaba completamente manchada de sangre, caliente y espesa, que era expulsada cada vez que tosía. "Maldita sea", pensó, apretando su puño con tanta rabia e impotencia que las gotas de sangre que caían sobre la cama se mezclaban con las que recorrían su boca. Estaba tan débil que no podía recurrir a sus poderes, ya que consumían mucha energía. Ni siquiera lograba que su sombra se desprendiera del suelo. La impotencia que sentía le presionaba el pecho y le impedía respirar. Se sentía ultrajado y asqueado; su propio cuerpo había servido como un juguete de placer. Ni en sus más retorcidas pesadillas hubiera imaginado tal cosa.

Comenzó a hiperventilar y todo a su alrededor se tornó oscuro. En circunstancias normales, hubiera perdido el control y su cuerpo hubiera crecido desproporcionadamente; sus tentáculos romperían todo a su paso, pero ahora lo único que cambiaba era su expresión facial.

- ¿Al estás bien? -

Una voz conocida sonaba a lo lejos, como un eco que se pierde entre la oscuridad y que cada vez se vuelve menos perceptible. Aquella voz decía su nombre, preguntaba por su bienestar e intentaba consolarlo, pero su mente la ignoraba, como si estuviese metido en un gran pozo oscuro, cubierto por una gran roca y donde la poca luz se desvanecía.

De repente, un gentil agarre lo trajo de vuelta a la realidad.

- Tranquilo... - Lo tomó de la mano fuertemente para hacerlo reaccionar - Estás bien, estás a salvo... -