Fading | Hyunlix

24. Cita

Han pasado tres días completos desde que Felix ha vomitado. Tres y medio, incluyendo el desayuno que comió, y la comida que se está sentando pesada en su estómago en este momento. Felix deja que el agua ardiente de la ducha caiga sobre él, mientras se sienta en el fondo de la bañera. Ya ha lavado su cabello y su cuerpo, pero no está listo para salir todavía. Sus rodillas están apretadas hasta su pecho, porque es la única posición en la que puede estar sin que su estómago se sienta como si estuviese desgarrándose. Felix puede sentir su estómago apretándose y cerrándose, un nudo inquebrantable de alimentos en este.

Duele tanto. Cuando se mueve, jura que puede sentir cada centímetro de su estómago extendiéndose. Hyunjin le hizo comer huevos revueltos, fruta y tostadas para el desayuno, y fue como el infierno; pero no era nada en comparación con el chile que Chan le hizo para el almuerzo. Hyunjin tuvo que salir después del desayuno para hacer un laboratorio de fin de semana para su clase de química, y Chan pone demasiada carne en todo. Sin embargo, Felix no puede decir que no, debido a que no quiere ver esa mirada en el rostro de Chan.

Esa mirada que dicta a Felix como una criatura enfermiza digno de lástima, y un enfermo mental que golpea las paredes de su habitación acolchada. Ellos ya ni siquiera lo miran de esa manera. Están constantemente mirándolo, esperando a que argumente en contra de la comida, o escabulléndose para vomitar. Puede sentir las miradas rastrillando sobre su cuerpo, observándolo como si fuese un experimento médico fallido. Felix puede ver la preocupación grabada en cada una de las facciones de Seungmin. Puede ver la culpa en Chan.

Esa es otra razón por la que no puede decirle a Chan que no puede soportar toda la carne; sabe que el castaño se culpa. Félix puede ver la ira ardiente detrás de los ojos de Chan. Puede ver la ira en las ampollas de sus nudillos, porque cuando está enojado lo libera en el saco de boxeo en su gimnasio, sin los guantes puestos. Felix apenas está empezando a darse cuenta de que la ira no es dirigida hacia él, la ira de Chan se dirige a sí mismo. Oye a Bangchan hablando con Seungmin, cuando está en su dormitorio y ellos están en la sala de estar. Chan está furioso consigo mismo por no darse cuenta, por permitir que esto sucediera en primer lugar. Como si Felix hubiese tenido alguna enfermedad que se podría haber evitado si se hubiese descubierto los síntomas lo suficientemente rápido.

Intercambian miradas sobre su cabeza, discutiendo en silencio en la forma en que come, o la forma en que se ve. Seungmin siempre está calmando a Chan; una mano suave en el hombro de este cuando le pide a Felix que coma más, dándole una mirada firme cuando intenta amontonar el plato del ojiazul demasiado lleno. Los ojos de Seungmin son suaves, y comprensivos cuando mira a Felix. Sus manos son suaves, y reconfortantes cuando frota sus tobillos, cuando pasa sus dedos por el cabello de este. Sin embargo, Felix no quiere su simpatía, ni su consuelo.

Felix quiere volver a como estaban las cosas, cuando nadie lo veía, cuando nadie se daba cuenta. Él no quiere que Seungmin llore en la noche, no quiere que Chan se lastime sus nudillos, o que se muerda los labios crudamente. No quiere que ellos se preocupen. Felix puede sentir al inodoro, llamándolo desde el otro lado de la cortina de la ducha; burlándose de él. La puerta del cuarto de baño está muy abierta, ya que es la regla para cuando Hyunjin no está aquí en la ducha con él. Félix apoya su frente sobre sus rodillas, y amasa sus dedos en el bulto de su estómago. Su piel se arrastra, porque sabe que en un par de horas su estómago va estar obteniendo más alimentos.

"Hey Lix, ¿estás bien ahí dentro?" viene la voz de Chan, desde las afueras de la puerta.

"Déjalo", protesta Seungmin, en el fondo.

"Sí, voy a estar en un segundo," Felix contesta rápidamente.

Trata de contener su suspiro, mientras extiende la mano para apagar la ducha. Cuando se levanta siente el estiramiento de su estómago, pesado y adolorido por la comida. Felix aguanta un gemido, y muerde el interior de su mejilla para equilibrar el dolor. Sin embargo, no es nada como se sentía esa noche con los espaguetis y albóndigas. Esa noche pensaba que podía sentir su estómago rasgando sus ropas.