01-. ¿Estás bien?

19 1 0
                                    


Estaba corriendo por el bosque, escapando de todo para pedir ayuda, tal y como me pidió mi compañero Pokkle, el único sobreviviente del equipo. El terror se apoderaba de mi cuerpo con cada paso que daba, los sonidos de las criaturas acechando en la oscuridad me hacían temblar. Sabía que debía seguir adelante, por Pokkle y por los demás que habían caído.

[Flashback]

En las profundidades de la isla, nos enfrentamos a esas abominaciones: las hormigas quimeras. Eran ágiles como sombras, moviéndose con una destreza mortal que helaba la sangre. Su falta de empatía era palpable, como si los humanos no fueran más que piezas desechables en un juego macabro.

Cada encuentro con ellas era un baile con la muerte. No conocían piedad: cada vida humana era solo combustible para su insaciable reina. Esta aún grabada en mi mente  la expresión de terror en el rostro de Pekuba, mi compañero de equipo. Su voz temblorosa resonaba en todo el lugar, rogando desesperadamente que nos retiráramos.

—¡Vámonos de aquí!— repetía una y otra vez, sus ojos suplicando ayuda mientras el pánico se apoderaba de su ser.

Pero el miedo nos paralizó. No actuamos a tiempo. Me atormenta el eco de sus plegarias no escuchadas, el arrepentimiento ahogando cualquier consuelo. Si tan solo hubiéramos reaccionado unos segundos antes, tal vez Pekuba aún estaría con nosotros. Sin embargo, antes de que pudiéramos mover un músculo, la hormiga quimera emergió de entre los árboles con una rapidez sobrenatural.

Sus garras afiladas se cerraron en torno al cuello de Pekuba antes de que pudiera defenderse. En un movimiento brutal y certero, la bestia decapitó a mi amigo con un chirrido metálico que cortó el aire como una guillotina. El silencio que siguió fue más ensordecedor que cualquier grito, marcando el fin prematuro de una vida y recordándonos que en aquel inhóspito rincón del mundo, la muerte acechaba en cada sombra, lista para reclamar a sus víctimas sin misericordia.

Yo... recuerdo el terror de los ojos de mi otro compañero al ver a Pekuba caer,  los ojos de Balda cuando intentó escapar, solo para encontrarse con una de ellas: una monstruosidad con patas de araña y dientes afilados que destrozaron su cráneo en un abrir y cerrar de ojos. La forma en que su vida se desvaneció fue tan espantosa como la velocidad con la que fue consumido por la bestia.

¿Es así como ellos nos ven? No como seres inteligentes, sino como presas indefensas ante su voracidad inhumana...

Pekuba era un miembro del equipo cuya falta de valentía lo diferenciaba. Aunque su conocimiento era vasto, su inseguridad lo dominaba. La brutalidad de las Hormigas quimeras lo aterrorizaba, al igual que a todos nosotros en el fondo. Recuerdo cómo Pekuba, con su cabello blanco y mirada inquieta, se esforzaba por mantenerse firme, pero el miedo lo paralizaba. Enfrentarse a esas criaturas despiadadas fue más de lo que pudo soportar, y al final, su destino fue tan trágico como el de Balda, demostrando cuán impredecible y mortal era esa misión.

¿Es así como se sienten los animales al estar en un matadero? ¿Es así como se sienten al saber que su muerte es únicamente para satisfacer el insaciable apetito de otro ser..?

[Fin del flashback]

El miedo me impulsaba a seguir adelante, pero la preocupación por Pokkle me pesaba en el corazón. Me había dicho que corriera, que pidiera ayuda, pero algo en su mirada me decía que él también estaba asustado.

—¡Corre, Ponzu! ¡Salva nuestra misión!
¡Pide ayuda! —había gritado mientras me empujaba lejos de las garras de una hormiga.

Cada sonido del bosque me parecía una amenaza. Las ramas crujían bajo mis pies y el viento susurraba a través de los árboles, como si las mismas sombras estuvieran conspirando contra mí. Sabía que las hormigas quimeras podían estar en cualquier lugar, acechando en la oscuridad, esperando el momento oportuno para atacar.

Mientras corría, un pensamiento persistente me asaltaba.

《¿Y si Pokkle no había podido escapar?》 La imagen de su cuerpo sin vida, destrozado por esas bestias, se repetía en mi mente. Pero no podía dejar que el miedo me paralizara. Tenía que seguir, tenía que encontrar ayuda.

De repente, un ruido fuerte resonó detrás de mí. Mi corazón se aceleró y me detuve en seco, conteniendo la respiración. Giré lentamente, esperando lo peor, pero en lugar de una hormiga quimera, vi a Pokkle. Estaba herido, pero vivo. —No podía dejarte sola— dijo jadeando.

—No confiaba al cien por ciento en que podrías llegar sola... y no podía arriesgarme a perderte—añadió.

El alivio se mezcló con el terror. Sabíamos que no estábamos seguros, pero al menos estábamos juntos. Pokkle y yo intercambiamos una mirada rápida antes de seguir corriendo, ahora con más determinación. El bosque parecía interminable, pero cada paso que dábamos nos acercaba más a la salvación.

Mientras avanzábamos, los sonidos de esas cosas se volvían más lejanos, pero nunca desaparecían del todo. La adrenalina nos mantenía alerta, y la esperanza de sobrevivir nos daba fuerzas. De repente, oímos unas voces acercarse a nuestro escondiste: Un árbol hueco que cubrimos con una piedra, inmediatamente activamos Zetsu para ocultar nuestra presencia, pero mediante un hueco podíamos ver un poco lo que era el exterior.

—¡¿Donde están esos humanos raros?! No me digas que los perdiste ¡Los humanos raros son para alimentar a nuestra reina ¡A nuestra madre!—reprendió una voz femenina, la figura estaba apoyada dn un árbol, era una hormiga quimera de cabello fucsia, largo y despeinado, sus ojos eran dorados y su piel era lila, lo que más destacaba de esa cosa era su cola de escorpión.

—Disculpanos ama Zazan —pidió una voz masculina..¡Era la misma hormiga quimera que asesinó a Balda! Una araña con rasgos similares a los de un anciano, al ver a esa escoria tango yo como pokkle no pudimos evitar fruncir el ceño, aunque por ahora no podíamos hacer nada, si nos descubrían estaríamos muertos.

—Silencio Pike —exigió Zazan, al pasar unos segundos pude notar como una hormiga quimera con rasgos similares a los de un pájaro y las de un humano se alejaba con gracia.

—Ya se fue Colt, el otro lider de escuadrón y lamentablemente el más fiel a la reina, tsh. A mi no me importa si se comen a esos humanos raros, solo no queria lidiar con sus discursos aburridos ¡Aturden mi mente y no me dejan concentrarme en mi bella figura!—comentó la misma voz femenina para luego alejarse con la misma rapidez con la que llegó al igual que la hormiga aracnida llamada Pike.

Finalmente, después de lo que parecieron horas de correr sin descanso, vimos a lo lejos una señal de civilización. Con el último aliento, nos dirigimos hacia allí, sabiendo que cada segundo contaba. El terror del bosque quedó atrás, pero la lucha por nuestra supervivencia y la de nuestros amigos estaba lejos de terminar.

Quizás en otra vida || Pokkle x Ponzu [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora