Capitulo Único

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No podía respirar.

Sus pulmones ardían exigiendo aire y sus fosas nasales se inflaban buscando algo que simplemente no podía recibir, intentó respirar por la boca, pero apenas movió sus músculos unos milímetros antes de que el metal se clavara en sus mejillas y dejara un regusto a sangre y veneno en su lengua, obstaculizando su garganta y ahogándose con ella.

Se agitó sobre si mismo, pidiendo auxilio, pero las correas que lo sujetaban lo mantuvieron de pie contra el trozo de cemento caliente que lo aprisionaba.

Sus párpados temblaban tanto como el resto de su cuerpo, su iris se contrajo hasta que no vió nada más que manchas borrosas. Sus ojos se movían de un lado al otro sin conciliar en donde se encontraba.

La piel de sus brazos se sentía caliente, asquerosa y grasienta. Cada temblor hacía que el material aspero y caliente que lo rodeaba tirara de su piel pegajosa.

Y oh dios.

Sus manos ardían como nunca antes lo habían hecho, el pesado metal colgando de ellas forzaba sus hombros en un angulo incómodo y rompía y estiraba su piel y músculos al punto de que podía sentirlos desgarrarse desde su espalda hasta la punta de sus dedos.

Manchas negros se formaron en su visión.

¿Qué demonios estaba pasando?

Tuvo un fuerte espasmo. Su cuerpo pedía oxígeno pero no podía concentrarse en respirar. Golpeó su cabeza contra el cemento y se retorció mientras veía como todo se hacía más brillante y doloroso.

Cerro los ojos con fuerza pero el blanco lastimero no desapareció... Hasta que lo hizo.

Una figura grande frente a él cubrió cualquier luz, proyectando una sombra que lo devoró por completo.

Una mano áspera rozó su mejilla y se posó en su nuca, tocando su cabello.

¡No!

..¡Por favor no!

El metal asfixiante fue retirado, llevándose consigo trocitos de piel manchados de rojo.

Intento jadear por aire pero se atragantó una vez más cuando la misma mano forzó a su boca a abrirse en toda su capacidad.

Lagrimas llenaron sus ojos y escurrieron por su rostro manchado de sangre, dejando un revelador camino rosáceo que ardía contra su piel.

Por favor.

La sombra se movió, y algo lizo y plano fue forzado a entrar en su boca, estirando sus mejillas hacía atrás antes de repentinamente soltarlo. La cosita se cayó de su mandíbula floja y golpeó el suelo.

Sintió su piel calentarse cada vez más.

Oyó una voz imponente decir algo, pero no pudo escucharlo a través del fuerte pero lento sonido de su corazón palpitando.

Estoy muriendo.

No se dió cuenta cuando lo sujetaron fuertemente del brazo antes de que todo se iluminara otra vez.

Un fuerte pitido ahogó cualquier otro ruido que pudiera estar sonando.

Su cuerpo fue arrojado contra el suelo, y el impulso lo arrastró vários dolorosos metros sobre el. Su cabeza golpeó el suelo con fuerza y se desmayo apenas un segundo antes de que su conciencia volviera a él por el puro dolor crudo.

Intentó moverse pero su carne se pegó en el suelo y la tierra se sentía como sal.

Jadeó por aire, sus pulmones ardían, sus músculos ardían, todo su cuerpo ardía y no quería nada más que gritar, pero temía moverse y que su cara se quedara pegada en el pavimento.

Abrió los ojos, apenas resistiendo el brillo del cielo en su retina.

Varias figuras se le acercaron.

Las figuras borrosas de Allmight, Aizawa, y algunos otros maestros corrieron hacía él desde distintas direcciones, gritando.

El héroe rubio estaba cubierto de sangre, y su traje estaba rasgado, ¿por qué?

Sin poder sostener la mirada, miró hacía abajo, a los pies de su ídolo, y de repente se sintió mucho más consciente de la situación.

Las restricciones estaban echas pedazos en el suelo, junto a sus malditas manos.

Su corazón martillero en su pecho y su labio tembló antes de soltar un grito que envolvió cada rincón del estadio.

El tiempo pareció detenerse para todos mientras el niño gritaba en agonía y la sangre escurría de su cuerpo mutilado.

Un par de manos lo sujetaron de la cintura, y otro par lo levantó por la espalda. Ni siquiera estaba seguro de lo que estaba sintiendo.

Sus miedos se hicieron realidad cuando fue apenas separado del suelo con un ruido pegajoso. Hilos de sangre lo conectaban aún al trozo de piel carbonizada que no lo siguió, y solo se calló cuando sintió su boca partirse también, mirando como más y más sangre caía de él al tiempo que era completamente levantado y llevando hacia donde supone esta Recovery girl.

-Mierda, ¡mierda! -Escuchó a su profesor maldecir.

Si. otra opción miró al cielo, observando el gran azul encima suyo, y miró a las nubes vagando por el.

También miro al público, que lo observaba con miedo, horror, asco... y lastima.

Y por una vez no pudo molestarse.

Mientras lo llevaban dentro de las instalaciones y las luces artificiales de los focos pasaban como una mancha luminosa sobre él también sintió lastima por si mismo.

Iba a morir.

¿Y todo por qué?

¿Por una estúpida medalla?

Hizo gárgaras ahogadas con su sangre y carne y lloró en silencio.

Las enfermeras corrían alrededor de él mientras lo depositaban en una camilla, buscando una forma de salvarlo.

Pero él lo sabía.

Incluso si por algún milagro lograban que dejara de sangrar él no sobreviviría.

Una de las enfermeras lo apuñaló con una jeringa y poco a poco sintió como el dolor se desvanecía.

Miró a Aizawa con ojos suplicantes.

-Todo estará bien, niño problema. Todo estará... bien. -Ni siquiera su maestro creía en lo que decía.

De todas formas cerró los ojos.

Debería haber aceptado esa estúpida medalla.

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Katsuki Bakugou, un joven de 15 años, estudiante de la prestigiosa Academia de Héroes Yuuei murió de forma trágica y violenta durante la ceremonia de premios del nacionalmente famoso Festival Deportivo, por lo que se presume fue negligencia y abuso por parte de maestros y héroes invitados.

Las imágenes de su muerte rondan por todo internet y la furia del público no se ha hecho esperar.

Más información después de comerciales.

























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Arrepentimiento | Bakugou Katsuki Donde viven las historias. Descúbrelo ahora