Episodio 6:La Visita al Ministerio

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Los días que siguieron fueron extraños y silenciosos para Regulus. Grimmauld Place era a la vez un refugio familiar y un recordatorio constante de que todo había cambiado. Harry, consciente de la lucha interna de Regulus, decidió que era hora de dar el siguiente paso: llevarlo al Ministerio de Magia para resolver su estatus legal. Después de todo, un hombre que había sido dado por muerto y cuyo nombre estaba atado a los Mortífagos no podía simplemente aparecer de la nada sin levantar preguntas.

— Regulus, —dijo Harry una mañana mientras ambos desayunaban en la cocina—. He estado pensando. Necesitamos aclarar tu situación con el Ministerio. Es posible que se trate de algo más burocrático que otra cosa, pero es importante. No quiero que tengas problemas más adelante.

Regulus levantó la vista del plato, su expresión reflejando una mezcla de incomodidad y resignación. Sabía que era necesario, pero la idea de enfrentarse a ese mundo nuevo le producía un nudo en el estómago.

— Supongo que es inevitable, —respondió con un suspiro—. Aunque no puedo decir que me sienta preparado para enfrentar lo que sea que tengan planeado para mí.

Harry le dedicó una sonrisa tranquilizadora.

— No tienes que hacerlo solo, —le aseguró—. Estaré contigo en todo momento. Solo es cuestión de explicar tu situación, y tengo contactos en el Ministerio que nos ayudarán. Será más fácil de lo que imaginas.

Horas más tarde, Harry y Regulus se aparecieron en el atrio del Ministerio de Magia. Para Regulus, la experiencia fue abrumadora. El lugar había cambiado, pero el bullicio y la energía seguían siendo los mismos, llenos de magos y brujas apresurados, ocupados con sus quehaceres diarios. A medida que avanzaban hacia la entrada, Regulus sintió que las miradas se posaban en él. Aunque nadie lo reconocía, su presencia al lado de Harry Potter no pasaba desapercibida.

Llegaron a la Oficina de Relaciones Legales, un departamento especializado en casos inusuales, como el de magos que habían regresado de la muerte, viajes en el tiempo, o aquellos que habían desaparecido sin dejar rastro durante la guerra.

— Hermione debería estar aquí pronto, —le informó Harry mientras esperaban en la recepción—. Ella nos ayudará a explicar todo.

Regulus asintió, aunque el nerviosismo comenzaba a hacer mella en él. No tenía claro cómo lo recibirían, ni qué consecuencias podría tener este encuentro. ¿Lo verían como un traidor? ¿Como un peligro potencial?

Poco después, una mujer de cabello castaño y ojos agudos apareció en la sala. Hermione Granger, la amiga cercana de Harry, se acercó con una expresión de determinación y calidez.

— Harry, Regulus, —saludó con una sonrisa—. Es un placer verte, Regulus. Harry me ha contado mucho sobre ti, y estoy aquí para ayudarte con todo esto.

Regulus la observó detenidamente, sorprendido por su cordialidad. Había esperado frialdad o desconfianza, pero Hermione parecía genuinamente interesada en ayudarlo.

— Gracias, —respondió con un ligero asentimiento—. Esto es... nuevo para mí, y aprecio cualquier ayuda que puedan ofrecerme.

Hermione lo guió a una sala de conferencias, donde varios documentos ya estaban dispuestos sobre la mesa. Comenzó a explicar el proceso: necesitaban verificar su identidad, corroborar la historia que Harry había contado, y finalmente, revisar su conexión pasada con los Mortífagos para determinar su estatus legal en el mundo mágico moderno.

— Entiendo que puede parecer intimidante, —dijo Hermione, notando la tensión en Regulus—, pero confía en nosotros. Hemos tratado con casos complejos antes, y estamos aquí para asegurarnos de que todo salga bien.

La reunión se prolongó durante horas, con interrogatorios y revisiones de documentos antiguos. A medida que el tiempo pasaba, Regulus comenzó a sentirse más agotado y abrumado. La lucha por aceptar su situación se intensificaba con cada pregunta sobre su pasado, cada referencia a la guerra que lo había moldeado.

Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, Hermione cerró la carpeta con un suspiro de alivio.

— Todo está en orden, —anunció, dirigiéndose a Regulus con una sonrisa—. Eres oficialmente un ciudadano libre y legalmente reconocido del mundo mágico. Hay algunas restricciones menores, como reportarte regularmente en el Ministerio durante un tiempo, pero nada grave.

Regulus sintió una oleada de alivio, aunque todavía no podía sacudirse la sensación de desubicación. Aún quedaba mucho por procesar, pero al menos un peso había sido levantado de sus hombros.

— Gracias, —murmuró, sin saber qué más decir. La gratitud y la confusión se mezclaban en su interior—. No sé cómo podría haberlo hecho sin ustedes.

Harry le dio una palmada en la espalda, sonriendo.

— Lo importante es que estás aquí ahora, y que tienes la oportunidad de empezar de nuevo. Esto es solo el comienzo, Regulus.

Mientras se preparaban para salir del Ministerio, Regulus echó un último vistazo al lugar. Sabía que, aunque este era solo el primer paso en su nueva vida, aún quedaba un largo camino por recorrer para encontrar su lugar en este tiempo extraño y desconocido. Pero con Harry y Hermione a su lado, comenzaba a creer que tal vez, solo tal vez, podría lograrlo.

El Renacer de Regulus: Un Viaje al FuturoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora