Charlas

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Nuevamente en el centro de Buenos Aires, en la majestuosa Casa Rosada donde en estos momentos se encontraban siete países, aunque dos de ellos habían salido, tuvieron que regresar porque el latino sentía necesidad de vomitar y nuevamente Rusia lo estaba esperando en la cocina, hablando con los cuatro presentes en ella.

-¿Entonces Rusrus, a donde te gustaría ir? -Argentina hizo acto de presencia en su propia cocina, notando como sus invitados se sobresaltaron levemente -¿De que estaban hablando? -sus ojos dorados escanearon los rostros de sus más cercanos, deteniéndose fijamente en el peor mentiroso de ellos -Rupe ¿Estaban molestando al nene? -puede que Rusia sea el más alto pero también era el más joven entre ellos.

-Ahm ¿Nosotros? -desvío los ojitos rojos hacia su costado, tratando de no ser evidente -Nosotros estamos hablando de... -Perú sentía que su cerebro iba a mil por hora y al mismo tiempo estaba en blanco.

-Argentina, nosotros solamente estamos hablando de su cultura, como somos de Europa no sabíamos varias cosas de acá-obviamente al rescate del pequeño albirrojo, aprecio Alemania dando una explicación de una situación que no pasó -Rusia y yo teníamos curiosidad por cierto lugar en específico "Caminito"-.

-Oh bueno, si quieren vamos todos a Caminito no esta muy lejos y es bastante lindo -Argentina se convenció de la mala excusa dada y cambio el tema sin estar seguro de querer salir de su casa -Si vamos todos seria más divertido-.

La desilusión en los ojos violetas fue palpable para todos pero el tercermundista decidió que lo mejor era no darle falsas esperanzas al euro asiático, ya estaba tachado de suficientes cosas como para agregar otra.

-Okis, voy a buscar a Brasil -Uruguay prefiriendo no estar presente en ese momento se fue rápido a su habitación para despertar a tu pareja.

-Nosotros vamos a cambiarnos -Perú agarro la mano de Alemania y salio rápido de la cocina, mientras que el alemán estaba en las nubes.

-Yo voy a ver si el vecino tiene chipa -Paraguay se fue de esa habitación saliendo por una ventana abierta, causando confusión en los restantes.

Argentina al quedar solo con el más alto se sintió nervioso, no podía verlo porque sus ojos le gustaban y no quería sentir esas emociones, Rusia miraba al lindo latino causando un adorable sonrojo en su delicada cara -¿Viste mi mate? De repente se me ocurrió llevarlo y sentarnos por ahí comiendo la chipa de Guay y yo necesito ponerle agua para calentar -el nerviosismo era tan evidente que el ruso sonrió de costado, dejando en evidencia un discreto hoyuelo en su cachete izquierdo, dejando fascinado al latino.

Rusia sin hablar, dejo atrapado al latino entre su cuerpo y la mesada donde tenia la pava eléctrica conectada, calentando el agua para el mate -Atras de ti -paso su mano cerca de su cintura, agarrando el mate de tres estrellas -Distraído -murmuró cerca de su oído causando un leve cosquilleo en la columna de su contrario, alejando su rostro noto como lo veía con su rostro colorado, mordiendo su carnoso labio inferior.

El argentino sentía como su mente se peleaba con su corazón por quien tomará el control de su cuerpo, mientras toda su pelea interna se desarrollaba veía con ojos de cordero al ruso, sabía que no era correcto pero sus ojos violetas lo atraían como imanes y sin darse cuenta se acercaba al rostro contrario levantando su cabeza -Nosotros... -sus ojos pasaban su fina boca a sus feroces ojos y se dio cuenta de que deseaba comprobar si tenían sabor a vodka como México le juraba.

-¿Puedo? -soltando el mate acercó su mano a la cintura marcada del albiceleste, Rusia no cabía de emoción, podría besar al latino ahora mismo pero no quería imponerse sobre él. Argentina tenía derecho a decidir si ese beso ocurría o no, y su mente abandono su cuerpo cuando vio el asentimiento del latino.

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