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La vida aveces nos trae cosas inesperadas. Cuando era chica mi mamá falleció en un accidente donde mi papá y yo salimos vivos de milagro. Toda mi adolescencia la pasé encerrada en mi pieza porque me daba miedo acercarme a la gente, solo veía a una profesora que venía a hacerme todas mis clases, pero ella misma me dijo que algún día tenía que salir a enfrentar la vida.

Mi sueño desde siempre fue expresar mi arte a través de la pintura y que las personas pudieran conocerme por eso. Pintaba todo lo que se me ocurría y veía, eso me ayudó mucho a crear mi personalidad.

Cuando cumplí 18 decidí que no podía seguir escondiéndome de la realidad, así que entré a la Universidad para cumplir mi sueño. En el camino aparecieron muchos obstáculos y me costó un montón adaptarme a mi nueva vida pero nunca me rendí y espanté a todo eso que me atormentaba.

El camino fue difícil pero a mis 19 años ya estaba vendiendo mis primeros cuadros. Gracias a mis trabajos y a muchos contactos, pude hacerme conocida entre algunas personas.

Empecé vendiendo mis pinturas a personas que querían algo para sus casas, luego seguí con pequeñas empresas, y en segundo año de Universidad, ya le vendía a personas bastante importantes (por lo menos en Chile).

Esto me hizo conocer a una persona que hizo cambiar todo en mí. Cada vez que lo veía me sentía vulnerable como cuando tenía 16 años, pero de alguna manera me hacía sentir bien. Él me compró una pintura que era muy importante para mi, reflejaba todos los sentimientos que tuve hacía mi mamá cuando era pequeña y los que sigo teniendo.

Pude hablar bastante con él y me expresó lo importante que era su mamá, al igual que la mía lo era para mi. Días después de vendérselo me mando un mensaje diciéndome lo mucho que le había gustado mi cuadro a su mamá y que estaban muy agradecidos conmigo.

Desde ese día hablamos más frecuentemente. Él siguió comprando algunos cuadros y conocí a su mamá. Pude entender perfectamente por qué la amaba tanto. Es una mujer amorosa, que te hace sentir querida con solo una mirada. Ella ha sido mi refugio desde que la conocí.

Meses después ya éramos bastante cercanos, incluso más que amigos. Mi papá se preocupaba mucho por mi relación con él porque éramos muy distintos.

Esteban Cisternas estaba retomando su carrera como cantante. Su personalidad era mucho más extrovertida que la mía e incluso eso me abrumaba muchas veces, pero él sabía calmarse cuando era necesario. Me comprendía mejor que nadie y eso me hacía sentir muy segura. Con el tiempo pude hacerle ver a mi papá que el Esteban me hacía feliz, así que lo aceptó.

Ahora yo con 26 y él con 27 años, estamos más felices que nunca. Pude superar la mayoría de mis miedos gracias a él y ya llevamos 6 años en una relación formal.

Hemos pasado por muchas cosas juntos, buenas y malas pero siempre hemos podido salir adelante juntos. Ahora se nos vino una noticia que nos dejó por varias semanas impactados. No era algo que teníamos planeado pero tuvimos que aceptar las consecuencias de nuestros actos.

(...)

—Hola Emi, ¿Cómo está, mi amor?.— me preguntó mi suegra.

—Súper bien, tía. Me he sentido mejor estos días.— le sonreí dándole un abrazo.

—Me alegro mucho mi niña. ¿Se está portando bien este porfiao'?.— preguntó abrazando al Esteban.

—Oye si me porto bien, ¿si o no, Emi?.— me miró guiñándome un ojo haciéndome reír.

—Se porta bien pero su hijo es tan cuatico. Cree que estoy minusválida.— me quejé sentándome en el sillón.

—Ya pero es que la Emilia no me entiende. Yo le dije que no quería que hiciera weas si las puede evitar.— se encogió de hombros sentándose a mi lado. Su mamá, que nos miraba divertida, repitió la acción.

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⏰ Última actualización: Jul 14 ⏰

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