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¡Hola! Si, ya sé, de nuevo la loca que parece que no tiene nada más que hacer que publicar historias sin terminar las ya publicadas, pero déjenme decirles que todas tienen final jejeje, solo me toma un poco de tiempo por las revisiones y, correcciones.

Este fic es especial ya que mi hermana menor Habakie me estará ayudando directamente con todo, y cuando digo todo es TODO jejejeje, incluida la hermosa portada así que, bueno, veamos que sale de todo esto.

Los dejamos para que lean con calma y paciencia, gracias por su tiempo y claro que leeremos sus comentarios.

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Por ahí dicen que el amor "apendeja" pero ¿Será cierto? Bueno eso solo lo pueden responder las personas que realmente han amado a su pareja, pero ¿Cuántas lo han hecho a ciencia cierta? ¿Queriéndolos a como son, sin quitarles la esencia que poseen, esas características que les atrajeron en primer lugar, esas actitudes que les hicieron caer y pensar que eran el elegido a estar el resto de la existencia a su lado?

Muy pocas eso es seguro.

Al menos Jimmy "Castiel" Novak de vez en cuando renegaba de la situación actual de su matrimonio por ciertas cuestiones que antes, no ocurrían. Cierto era que se había casado muy joven, demasiado, con ese chico carismático para él, ya que muchos otros le llamaban petulante, creído, arrogante y demas, pero para Jimmy, Nick era el amor de su vida, así lo sentía.

Cuando novios Nick nunca le mencionó absolutamente nada en cuestiones de su físico o de la ropa que usaba, Jimmy le gustaba justo como era, con todo y los arranques de ira que mostraba de vez en vez, o las peripecias hasta cierto punto adorables, sin contar que el ver el mundo de modo literal le daba ese plus para encantarle, al menos eso creían quienes los veían.

No obstante, su matrimonio estaba estancado en cierto punto donde no había mucha claridad, donde las peleas y reclamos de una parte eran el pan diario y sinceramente Jimmy no lograba ver que hacer para poder solucionar las cosas. Si bien, ahora poseía una compañía que estaba creciendo a nivel mundial, el tiempo a pasar con la persona que poseía su corazón se redujo a casi nada, comprendía que justo eso era parte del problema (la mayor parte del mismo) y aún así, invertía tiempo en detalles para Nick a distancia, con el afán de que las cosas mejoraran.

Luego de pelear con el concejo por un descanso de una semana, Jimmy salió de la oficina, abordó su auto último modelo, de los más lujosos que en el mercado se estaban promocionando, y condujo por mas de cuatro horas hasta llegar a su hogar. Ese fraccionamiento cerrado, lujoso donde vivían aquellos que aparecían en las revistas de negocios o de espectáculos. Ellos se alojaban en una de las casas mas hermosas de ese sitio, aunque la envidia más que nada era por la pareja que residía en ella.

Comprensiva y amorosa que no temía mostrar lo mucho que se amaban en público, aunque claro eso no era nada más que apariencias de parte de Nick. Quien, por cierto, ya estaba en casa esperando por Jimmy y no con el mejor de los humores.

—Hola, estoy en casa —mencionó Cass al entrar y quitarse el saco— ¿Nick? —insistió cerrando la puerta y colgando el mismo en su brazo; el inmenso recibidor estaba solo, incluso el eco de su propia fonación le saludó con claridad.

Suspiró y se dirigió a la cocina, donde en una esquina especifica, guardaba el alcohol que tanto le gustaba, dejó su saco en uno de los bancos propios para la barra "isla" en medio del inmueble y luego de servirse el whisky y darle un trago, Nick apareció de súbito.

Él había cambiado demasiado con el paso de los años, quizás la fama de Castiel o su propio trabajo como ministro de salud gubernamental le habían amargado a ese grado, no obstante, quienes se atrevieran a entrometerse en esa relación dirían que se trataba de una persona tóxica con problemas de ira y, demasiado posesivo con su esposo, aunque...

Bandera blancaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora