𝐙𝐄𝐑𝐎

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El tren estaba a punto de partir. Se veía como familiares despedían a sus hijos, no los verían por algunos meses.

El chico de gafas abrazó a cada uno de sus padres. Estaba por iniciar a cursar su último año, y se propuso, por última vez, invitar a la chica de sus sueños, Lily Evans.

En su saco guardaba unas cartas que deseaba poder entregar cada semana hasta que acepte salir con él.

Estuvo en sus vacaciones escribiendo cada una de ellas.

Su objetivo era enamorarla a través de la poesía. Con letras sacadas de su corazón.

No se iba a dar por vencido, o dejaría de llamarse James Potter.

Al entrar en aquel tren, buscó el lugar donde sus amigos se encontraban, pero su corazón salió de él, para romperse en mil pedazos en ese pasillo solitario.

Vió a su pelirroja, a la chica que robó sus suspiros desde que ingresó al colegio, pero lo que hizo que sus ojos picaran, con lágrimas queriendo escapar de esos ojos avellanas soñadores fue presenciar como esa muchacha se besaba con uno de Ravenclaw.

¿Desde cuando Lily Evans tenía novio? ¿Ese siempre fue el motivo del rechazo hacia él?

¿Y ahora qué hará con aquellas cartas llenas de poesía?

La pelirroja al verlo solo le regaló una sonrisa de lástima y disculpa. Su intención nunca fue lastimarlo, pero no podía corresponder esos sentimientos que emergían de aquel chico azabache.

Ahora entendía los rechazos, entendía cada esquivada que ella hacía al verlo... él lo entendía.

Lily no le debía ninguna explicación, ellos no eran nada, solo amigos de casa. Pero enterarse de esa forma, no fue para nada agradable para su corazón.

James simplemente levantó su mano y la saludo, ocultando sus ganas de llorar, tratando de recomponerse y mostrar siempre esa sonrisa que lo caracteriza.

Los pedazos de su corazón estaban entre sus manos, siguiendo en la búsqueda de encontrar a sus amigos y no hablar del tema.

Él entró en el compartimiento, solo se sentó y durante todo el viaje fue un muerto en vida, un mudo.

El comportamiento fue sumamente extraño para sus mejores amigos, sabían que algo pasó antes que ingresara y se sentará con ellos, pero le otorgarían el espacio y dejarían que él inicie con la conversación.

Aunque intentaban hacer reír a su amigo, lo único que obtuvieron fueron leves y apagadas sonrisas.

Antes de colocar un pie dentro del castillo, se quedó mirando la luna.

⸺¿Vienes, Prongs? ⸺preguntó Sirius, robándose la atención de la luna, ganando la mirada triste de su amigo.

⸺Iré en un momento ⸺contestó⸺. Debo hacer algo antes.

𝐓𝐄𝐀𝐂𝐇𝐄𝐑'𝐒 𝐏𝐄𝐓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora