No he pegado ojo y a las seis de la mañana estaba en calzoncillos desayunando en la terraza. Me ha parecido que las dos horas que tenía que esperar antes de salir de casa, eran al menos diez. A ver si en el camino a Jerez, puedo sacarle algo más y saber por fin que le pasa. Quizá pueda yo ayudarle. ¿No están para eso los amigos?.No sé por qué ha venido a mi memoria. Quizá, pensando que lo que le pasa tiene que ver con alguna mujer. Hace unos meses, en Nochevieja, el gallego se juntó conmigo y mis amigos después de cenar. La verdad es que esa noche nos lo pasamos de lujo. No había demasiada gente y solo abrieron dos bares, pero estábamos allí todos los del pueblo y algún turista extraviado. Ya de buena madrugada, había dos chicas madrileñas empeñadas en tener un fin de fiesta animado. Recuerdo que se llamaban Claudia y Maria. Eran de Colmenar Viejo. Maria… No era la más guapa de las dos, pero era un bellezón de mujer de treinta años que se empeñó en dar la bienvenida al año, follando conmigo en la playa. Recuerdo que al principio, yo creí que estaba ligando conmigo, solo por seguirle la marcha a Claudia, que estaba empecinada en ligar con el gallego. Creedme si os digo que tengo noches, Joe, que soy de Cai. Nunca en todas esas noches, he visto una operación de acoso y derribo tan agresiva dentro de la educación y las normas más básicas del ligoteo, de una mujer a un hombre. Cuando el gallego ya no podía oponer más resistencia a las técnicas seductoras de Claudia, desapareció. Media hora después, yo estaba en la arena follando con Maria mientras su amiga esperaba sentada a unos metros, a que diéramos por terminada la tarea que me había propuesto ella, de dar la mejor bienvenida a este año. Si de algo estoy seguro es que el gallego, no es homosexual. Pero aquello me hizo pensar bastante en este extraño ser.
A las ocho menos cuarto llego al camino de la chabola del gallego. Antes de parar mi coche, de entre los árboles sale él y sube.
-. Buenos días. Menudo madrugón ¿eh, gallego?.
-. Hoy al menos hace menos frío. Ya van templando las mañanas.
-. Oye, que no sé a qué hora vas a volver. Pero yo para las tres o así, estaré listo. Si quieres venimos juntos también.
-. No voy a volver. Ha surgido algo y me mandan de la empresa a colocar un tejado, que me va a llevar unas semanas.
-. En todo Jerez, no hay un tejado que te lleve a ti semanas.
-. Me mandan más lejos.
No ha hablado más. He querido e intentado sacarle más información, pero nada. Casi cuando estábamos llegando, le he dicho que cuente conmigo si necesita algo y le he querido volver a dar mi número de teléfono, pero se lo sabe de memoria aunque nunca me ha llamado. Es otra de las cosas extrañas que tiene este hombre. Se sabe todos los números de la gente que se lo ha dado, sin apuntarlos. Yo a veces, no me sé ni el mío. Cuando estábamos llegando, me ha pedido que le deje cerca de un centro comercial que conocía. Cuando se alejaba del coche, me he quedado viéndole alejarse. Sí, sí que es mi amigo, porque estoy jodido por saber que le pasa algo y no poder ayudarle. Así que he decidido hacer algo. Espero a que se aleje lo suficiente y aparco el coche. Voy a llegar tarde a la oficina, pero no me importa. Solo vengo una vez a la semana, porque el resto de días teletrabajo desde casa y nadie en la empresa trabaja las horas que yo. Cuando vengo los jueves, se trata de hacer las seis horas, desde que entras hasta que sales, así que si tardo media hora más en entrar, saliendo media hora más tarde, es lo mismo. Yo sigo a Izan desde la distancia hasta que le veo entrar en el supermercado del centro comercial. De espaldas es el mismo que en el pueblo, pero aquí, parece un mendigo. Ese pelo, esas sandalias… Aquí nadie va aún en pantalones cortos ni lleva una camiseta tan desgastada. Ese bronceado de la piel, ahora mismo no me parece algo seductor, más bien un reflejo de vivir en la calle. Quiero saber que es lo que hace aquí y le sigo por los pasillos del súper hasta que se detiene y empieza a coger cosas.
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El Gallego en El Palmar.
ContoNunca llegas a conocer a una persona, hasta que ambos corazones se desnudan de la capa social y conectan de una forma trascendental. Esto es una forma de tratar de publicar cosas diferentes. No busquéis aquí escenas parecidas a las de los relatos br...